En el artículo La importancia de Jerez en la Revolución de 1868 vimos la influencia que ejerció nuestra ciudad en los comienzos de la Septembrina y como fueron los primeros tiempos políticos de dicha revolución en la zona. Poco después, en marzo de 1869, estalló un motín contra las quintas del servicio militar en nuestras calles.

Esto se debe, en parte, a que este momento histórico se caracterizó, en todo el país, por la gran conflictividad social y por la gran participación popular. En el caso de Jerez, veremos cómo dicha participación durante el Sexenio se verá acentuada debido a las grandes desigualdades existentes en la ciudad, entre las reivindicaciones que veremos podríamos destacar algunas que hizo suyas el partido republicano como la abolición de las quintas –razón última de este motín- o la supresión del impuesto de consumos.

La abolición de las quintas era una petición que, sobre todo, realizaban las masas populares debido a que resultaban ser las más perjudicadas por el mismo. Para entenderlo cabría decir que el sistema imperante en este momento, y desde la Guerra Carlista de 1833-1839, fue el sistema de quintas por el cual se establecía el servicio obligatorio para los varones jóvenes. Al mismo tiempo, este sistema reconocía la posibilidad de que, si la persona abonaba una tasa, evitaba el servicio obligatorio y esto era muy regresivo pues pocas familias podían asumir los costos de esta tasa y, por ello, el servicio militar era tremendamente impopular.

Las elecciones municipales de mediados de diciembre de 1868 dieron como resultado una nueva corporación municipal encabezada por el progresista Pedro López Ruiz y su influencia será determinante en el devenir de este momento histórico en nuestra ciudad.

Este nuevo alcalde era de origen “montañés”, es decir, de Santander y su familia, de comerciantes, estaba ligada a la exportación de vinos. Era dueño de su propio capital y participó en una serie de proyectos empresariales ligados a nuestro municipio de los que cabría destacar que fue director de la sociedad anónima que se encargó de la construcción del ferrocarril al Puerto y Trocadero , así como promotor, en 1860, del Banco de Jerez y llegó a ser vicedirector de la Caja de Ahorros y el Monte de Piedad de la ciudad. También fue vocal del Consejo de Administración de la Sociedad Anónima para el Abastecimiento de Aguas a la ciudad.

Al llegar al poder, el nuevo Ayuntamiento hacía público un manifiesto por el que determinaba que eran unos entusiastas de la Revolución de Septiembre y de la libertad pero que iban a rechazar y luchar contra todos los elementos perturbadores que, bajo buenas apariencias, engañaban a la clase trabajadora. Siendo estas declaraciones una clara muestra de la ruptura que se deseaba establecer con el anterior gobierno, de un tinte mucho más radical.

Una serie de altercados en Cádiz, producidos en los primeros días de diciembre del año 1868, provocará tensiones en nuestra ciudad y el Ayuntamiento ordenará la entrega de las armas de los Voluntarios de la Libertad- de los que hablamos en el artículo La importancia de Jerez en la Revolución de 1868 pues, durante estos altercados, se habían visto a muchos jerezanos. Se llegaron a recoger 600 fusiles en el Ayuntamiento, pero esto no sirvió para calmar el ambiente.

Finalmente, la situación estallará, tras pequeños altercados, el 17 de marzo.  Ese día se mandó colocar en los sitios de costumbre el bando por el que se anunciaba el comienzo de la quinta. Alrededor de estos lugares surgieron grupos de descontento y el detonante de la insurrección sería la detención de un individuo que arrancó el bando que estaba en lo que es hoy nuestra Plaza del Arenal, antigua Plaza de la Constitución. Después de esto, los concentrados se dirigieron hacia la Iglesia de San Miguel y el barrio de Santiago para levantar barricadas con piedras, carros, botas de vino y tubos de cañerías.Grupos de paisanos, aun con los intentos de calma del Ayuntamiento, se pertrecharon en calles como la de Juan de Torres y otras del ya citado barrio de Santiago, centro de operaciones del motín. Se enviaron a dos compañías de soldados hacia este lugar y comenzó un tiroteo generalizado entre ambas partes. Poco después llegaron unos mil hombres de refuerzo a la estación de ferrocarril procedentes de Cádiz, que estaban esperando para embarcar a Cuba, y, además, entró en la ciudad un batallón procedente de Sevilla. El barrio de Santiago fue tomado, pero, el día 18, volvían a reanudarse los enfrentamientos cuando desde la calle Bizcocheros una columna militar, que se diría desde la Calle Larga a Santiago, fue atacada por un grupo de paisanos. A bayoneta calada, las tropas desalojaban y ocupaban una a una todas las barricadas y luchaban en las casas.

Los combates se extendieron por la calle Bizcocheros y el barrio de San Miguel y a media mañana el número de prisioneros se elevaba a seiscientos, entre ellos el comité republicano local. A la tarde del 18 de marzo se da por sofocada la sublevación, aunque, en ella, hubo muchos muertos.

Entre los oficiales veremos dos muertos y doce heridos, la tropa sufrirá 16 bajas y 83 heridos. Las víctimas entre amotinados fueron aún mayores, y el número de detenidos, en su punto álgido, llegó a 637, de los que 170 llegarían a ser deportados, como castigo, a Ceuta.

Se dieron muchas interpretaciones, en su época, a este motín, de las que cabría destacar, por un lado, la de Ramón de Cala, que consideró que este motín fue la respuesta del pueblo de Jerez a los desaciertos del gobierno y a las provocaciones de las autoridades locales. Según de Cala, el nuevo alcalde había cerrado los clubs políticos, atentando contra el derecho de reunión, y denunció, además, que los soldados entraban en las casas, matando a bayonetazos a quien encontraban, sin contar que asaltaban las bodegas para salir, luego, embriagados.

Por otro lado, autoridades como el ministro de gobernación Práxedes Mateo Sagasta, denunció que la mayor parte de los insurrectos eran forasteros y elogio la gestión del alcalde, Pedro Ruiz López por sus sacrificios por la libertad y, según él, todos los levantamientos realizados en Cádiz, durante este período, estuvieron protagonizados por figuras reaccionarias: en Chiclana un carlista, en San Fernando el jefe del Partido Moderado, y en Medina Sidonia su cabeza llegó a ser un carlista llamado Miramón.

El motín tendrá gran resonancia en la política del momento y mostrará los graves problemas de desigualdad y la tensión social que habían estado soterrados en nuestro municipio. Ahora, con la Revolución, estos conflictos saldrán a la luz, con el fin de una mejora de las condiciones de vida que los humildes de nuestra localidad anhelaban, e hitos como este marcarán el comienzo de una nueva visión de la política por parte de los grupos populares de nuestro municipio, cambio en el que incidiremos en futuros artículos y que guarda una profunda relación con el movimiento obrero.

Bibliografía

Caro Cancela, Diego. Burguesía y Jornaleros: Jerez de la Frontera en el Sexenio Democrático (1868-1874). Caja de Ahorros de Jerez. 1990.

Fontana, Josep. Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX. Barcelona. Ariel. 1973.

Tuñón de Lara, Manuel. El movimiento obrero en la historia de España. Madrid. Sarpe. 1985.

Sobre el autor:

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Emilio Ciprés

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