A principios de cada año llegan los propósitos de siempre que no cumplimos nunca. Dejar de fumar, apuntarnos al gimnasio, ponernos a dieta o aprender un idioma son algunas de esas buenas intenciones que se desvanecen a las pocas semanas de estrenar el calendario.
Sin embargo, no todo el mundo se rinde y consigue llegar a la meta. Es más, incluso convierte esos objetivos en su filosofía de vida. Eso es lo que le pasó hace una década a Irene Herrera Roldán, una complutense que lleva tres lustros afincada en El Puerto de Santa María.
Al pasar la treintena y sintiendo que la espalda le empezaba a dar la lata, Irene decidió ponerse manos a la obra para cambiar sus hábitos. Así nació el Plan Irene, un estilo de vida que combina buena alimentación y deporte. Un proyecto saludable que trata de transmitir desde sus clases en grupo en los jardines de El Ancla portuense y desde el pequeño pero coqueto gimnasio que tiene en su casa.
"Intento que la gente haga su propio plan con su nombre o se lo hago yo combinando deporte con vida sana"
Pero hasta llegar aquí, esta alcalaína se ha preparado como entrenadora personal y está titulada por el IFBB (Instituto Federado de Body Building). "Vi que tenía que hacer un cambio en mi vida y empecé a preocuparme por lo que comía. Me preparé y poco a poco fue saliendo el Plan Irene. Me he ido quitando cosillas a las que no he vuelto. No soy la rectitud en persona, pero ya no bebo ni fumo", destaca a lavozdelsur.es.
Y además de crear su plan personal también se propuso "convertir a la gente pecadora en un poco más sana". Ella reconoce que al principio le costó adaptarse. "No es fácil meter una rutina de ejercicios en tu día a día y que le guste a la gente. Primero te tiene que gustar a ti. La verdad es que el hecho de cuidarse, comer bien, la alimentación, el estado físico y cómo te levantas todos los días acaba influyendo en tu cuerpo y cabeza, que son los primeros que notan la mejoría", señala.
¿Y qué es exactamente el Plan Irene? "Una forma de tomarse la vida, un estilo saludable de vivirla. Intento que la gente haga su propio plan con su nombre o se lo hago yo combinando deporte con vida sana. Todo esto conciliándolo con el día a día para que la gente no lo vea como ejercicio y se eche las manos a la cabeza. Al final, el cuerpo lo acaba pidiendo", apunta esta entrenadora personal.
"Hay que envejecer con decencia para que no te tengan que cuidar otros"
Desde hace un año cuenta con un grupo de unas 15 personas que entrenan semanalmente (martes y jueves) junto a ella en el parque de El Ancla. Cualquiera que lo desee puede pasarse a probar. Además, también prepara a gente para oposiciones y organiza sesiones por parejas o en grupos de cuatro, además de los entrenamientos individuales. "Tengo planes para todos y me adapto al sitio y la hora para que no haya excusas. Voy a domicilio y al aire libre. Con el tema del covid, la gente se anima más a hacer ejercicio en la calle. Y también tiene menos vergüenza a que la vean hacer ejercicio, que antes era un tabú, sobre todo para las mujeres. Cuando la gente no se ve bien, no le gusta que la vean. Pero ya se van superando esas cosas".
El cambio, como confiesa, tiene que hacerlo "al fin y al cabo, cada persona. Yo trato de dar ideas para ayudar". Y para acabar esta sesión particular, un consejo para aquellos que necesitamos nuestro propio plan. "Todo es cuestión de prioridades y, sobre todo, organización. Algo que interese menos lo puedes cambiar por hacer un poco de ejercicio. Hay que buscar una media horita o una hora para cuidarse a sí mismo. Hay que buscar el tiempo y quitarle el miedo al ejercicio. Una vez que das el paso, te sientes mejor y al final tiene su recompensa. No es algo que vayas a trabajar y que se quede ahí. Hay que envejecer con decencia para que no te tengan que cuidar otros".
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