El pleno municipal baja el telón de una legislatura sin grandes sobresaltos

Una imagen del último pleno ordinario de la legislatura. FOTO: MANU GARCÍA
Una imagen del último pleno ordinario de la legislatura. FOTO: MANU GARCÍA

Se acabó la actividad plenaria de la legislatura 2015-2019 en el Ayuntamiento de Jerez. Ayer tuvo lugar la última sesión ordinaria antes de las próximas elecciones municipales fechadas para el 26 de mayo. Se aprobaron actuaciones sobre el proyecto del Centro Tecnológico del Motor, en concreto un traspaso de cinco millones de euros a Cirjesa para proseguir con el mismo y la cesión de fincas municipales para la construcción del Museo del Flamenco como acuerdos más relevantes entre numerosas iniciativas presentadas por los grupos municipales.

No será esta legislatura del mandato de Mamen Sánchez recordada por grandes transformaciones en el Consistorio. Las decisiones que ha tomado han sido más bien comedidas, con el freno de mano echado y la máxima de evitar riesgos que pudieran llevarla, de un modo u otro, a los juzgados, como ya les pasó a los tres alcaldes precedentes. En los momentos difíciles (durante el Plan de Ajuste, los Presupuestos o los grandes proyectos pendientes de realizar en la ciudad) siempre intentó dar pasos cortos, pisar firme y, si se complicaba el asunto, buscar el apoyo de lotras fuerzas locales, llámese Ganemos Jerez, Izquierda Unida o Ciudadanos, porque con el Partido Popular apenas coincidía en las votaciones ni en las formas. Con los populares saltaron chispas durante los cuatro años con amenazas cruzadas de denuncias incluidas.

Quizás el mayor logro de Sánchez al frente del Ayuntamiento, fuese paradojicamente, que no haya sucedido gran cosa. No ha habido, grosso modo, decisiones arriesgadas para transformar la ciudad, tampoco grandes escándalos y sí cierta sensación de calma chicha. Eso, en un Ayuntamiento como el de Jerez, que venía de lo que venía, probablemente era una necesidad. El hecho de encadenar varios presupuestos, en los que se han recogido las propuestas de otros grupos políticos, ha ayudado a desarrollar el día a día con cierto orden.

Santiago Galvan, durante el último pleno municipal. FOTO: MANU GARCÍA

En el pleno municipal, no obstante, se han venido repitiendo dinámicas cual Día de la Marmota. Célebres han sido las riñas entre Antonio Saldaña, portavoz —en funciones— del Partido Popular, y Santiago Galván, delegado de Economía, Hacienda y Planes Especiales, prácticamente siempre originadas por asuntos económicos. Fue una de las rivalidades más duras y, en ocasiones, desagradables de esta legislatura que acaba. De un modo parecido se podría hablar de las tiranteces cíclicas entre la delegada de Asuntos Sociales Carmen Collado e Isabel Paredes, ahora encargada territorial de Salud y Familias de la Junta. O de los rifirrafes continuos entre el delegado de Urbanismo y Cultura, Francisco Camas y el portavoz de Ganemos Santiago Sánchez, evidenciando que son de generaciones diferentes. Estas disputas, si bien entran en el libre juego del parlamentarismo, y cabe reseñar que tampoco han sido especialmente violentas, sí que se han convertido en uno de los clásicos objeto de críticas por parte de la prensa y del público.

También se han repetido los discursos; el de Santiago Galván sacando pecho por el socialismo y buscando los consensos en el hemiciclo, el de Saldaña elogiando el mandato de García-Pelayo (que apenas abrió la boca durante cuatro años), el de Kika González arregando la causa feminista, la animadversión de Manuel Fernández con el artículo 135 o Carlos Pérez y su idilio con el liberalismo por mencionar algunos.

Ocurre que, entre la tosquedad de algunos debates y diálogos, el asunto de las propuestas exóticas (las que tienen que ver con asuntos nacionales e internacionales) y que muchas de las grandes decisiones pasan directamente por Junta de Gobierno Local, órgano clave en la gestión municipal, muchos decían que el pleno municipal quedaba deslucido ("los plenos no sirven para nada", llegó a decir la socialista Isabel Armario), con escasas propuestas que verdaderamente trascendieran en el día a día de Jerez.

Los concejales de Ganemos, con una camiseta en apoyo a víctimas de la Ley Mordaza. FOTO: MANU GARCÍA.

Cabría reformular el formato del pleno municipal e incluso revisar sus competencias, actualizándolo a los tiempos que corren. En este sentido caminaba la propuesta de Ganemos de cambiar el orden de intervención de los colectivos sociales en el pleno hacia la primera hora de la mañana. Con ese simple gesto, que tampoco era tan complicado de materializar, las asociaciones de Jerez ganaron visiblidad mediática y eran mejor atendidas por los políticos de la Corporación. Han pasado muchas asociaciones a dar su voz y eso es un logro indiscutible de la Corporación.

Ha sido también la legislatura en la que las nuevas tecnologías han llegado para quedarse. Los móviles han sido el 'pinganillo de los ciclistas', los más fieles compañeros de los concejales del Ayuntamiento, alguno de los cuales han llegado a tuitear o publicar en Facebook desde el mismo atril. En uno de los debates de la ciudad (se celebraron dos) PP y Ganemos llegaron a coincidir en el uso del vídeo para hacer llegar demandas de los jerezanos y jerezanas al Gobierno municipal.

No quedó ahí la cosa. En la escenificación del discurso político también se usaron, durante esta legislatura, camisetas reivindicativas (casi siempre Ganemos o Ana Fernández, de Izquierda Unida), libros (el de las fake news del delegado Jose Antonio Díaz) o recortes de la prensa. Todo ha valido para captar la atención y amenizar unas sesiones larguísimas que han llegado a durar en alguna ocasión más de diez horas para la desesperación de todo el personal del Ayuntamiento. No era raro el desfile de concejales entrando y saliendo al pleno municipal, algunos descansando, otros abandonando tristemente su obligación como representante público para dedicarse a otros menesteres. Se han llegado a hacer ruedas de prensa durante la celebración de algún pleno municipal. La bancada del PP, por poner un ejemplo, lleva años con sillas vacías y sin estar al completo.

Un momento de un pleno del Ayuntamiento de Jerez durante esta legislatura. FOTO: MANU GARCÍA

Permanecen en el recuerdo las protestas ciudadanas. Fueron especialmente sonadas las del colectivo afectado por el ERE municipal, que al final se quedó sin readmisión en una decisión muy criticada del Gobierno de Mamen Sánchez (y por la que Ganemos llegó a pedir la dimisión de la alcaldesa), o la del colectivo de policías municipales durante las votaciones del famoso Plan de Ajuste exigido por el Ministerio de Hacienda al Ayuntamiento. La pitada de esta última fue tal que el pleno tuvo que ser reubicado en la primera planta del Consistorio para que se pudiera celebrar.

También quedará en la historia negra del pleno municipal la cancelación de la sesión de septiembre de 2016 debido a la falta de secretario municipal (parecía que nadie quería venir a este Ayuntamiento) o la suspensión de la sesión ordinaria de diciembre del mismo año tras el trágico incendio de La Marquesa.

Se han sucedido las despedidas públicas de los concejales, algunos como Mario Rosado lo hicieron en una tribuna abierta, otros como Manuel Fernández utilizaron el micrófono del pleno y hubo quien, como Raúl Ruiz-Berdejo hizo uso de las redes sociales. El caso es que el curso ha concluido. En mayo se celebrarán nuevas elecciones, de futuro incierto, y en junio tendrá lugar el pleno constitutivo de la nueva corporación. Presumiblemente, y a no ser que se produzca una hecatombe nunca vista, el próximo alcalde o alcaldesa saldrá de alguno de los concejales actuales. Aspirantes son Mamen Sánchez, Antonio Saldaña, Kika González, Carlos Pérez y Raúl Ruiz-Berdejo. Una de esas cinco personas liderará el Ayuntamiento de Jerez los próximos cuatro años.

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Alejandro López Menacho

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