Sevilla a mesa y mantel: de Casa Ricardo al Alabardero, los buenos restaurantes clásicos, por Javier Compás

Hay más restaurantes buenos clásicos en Sevilla de lo que probablemente la mayoría piensa; por eso, esta segunda entrega de “comer como reyes (magos)”

Casa Ricardo, un clásico en Sevilla.
Casa Ricardo, un clásico en Sevilla. MAURI BUHIGAS

A propósito del primer reportaje de esta serie, publicado hace dos semanas, la pasada decidimos dedicarla a los roscones de Reyes, me comentaba un amigo y gran chef sevillano: "Oye, no te olvides de lo que supuso el Florencia". Correcto, recordamos el gran nivel del que fue uno de esos sitios en Sevilla punteros en lo que a buena mesa, bien vestida y bien servida se refiere, como fue el restaurante que se ubicaba en los bajos del hoy hotel Hesperia, en la Avenida de Eduardo Dato. Pero aunque algún día podamos dedicarle un reportaje en exclusiva a los grandes sitios ya desaparecidos, en estos artículos nos estamos centrando en los que están vivos, coleando y proporcionándonos actualmente buenos momentos gastronómicos.

Y por algún lado tendremos que empezar en esta segunda parte, citemos restaurantes de hoteles como aperitivo. Entre ellos, si hablamos de nivel, elegancia y vieja escuela, hay que nombrar al restaurante San Fernando, el del maravilloso hotel Alfonso XIII. Y de un hotel símbolo excelso de la Exposición Iberoamericana de 1929, a otro enclavado en los terrenos de lo que fue la Expo de 1992. Se trata del restaurante El Duende y nos brinda unas increíbles vistas de nuestra ciudad, su río y sus alrededores desde lo más alto de Torre Sevilla (sí, eso, la Torre Pelli), perteneciente al hotel Eurostars. Por citar uno nuevo, con las características de los locales que nos ocupan, el del hotel Don Ramón, en la Plaza del Duque, en este caso hablo un poco de oídas porque, aunque he visto las instalaciones, aún no me he sentado a comer en su restaurante El Limón, que rima con Ramón.

LA COCHERA DEL ABUELO CINTA ROMERO COMPAS SEVILLA 4
Cintia Romero, de La Cochera del Abuelo.   MAURI BUHIGAS

A medias entre eso que llaman ahora 'hotel boutique' y restaurante de lujo era, y digo era porque no sé exactamente las condiciones en las que se encuentra, a día de hoy, la primera planta de La Taberna del Alabardero de la calle Zaragoza, con esa impresionante recreación de las salas de vieja casa señorial del siglo XIX, sinceramente uno de los mejores sitios de Sevilla donde he comido en mi vida. Me consta que la misma atención y esmero ponen en su revisado espacio de la planta baja, pero sería magnífico recuperar los salones altos como gran restaurante que, por historia y nivel, el lugar merece.

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Los fogones de Almansa.  MAURI BUHIGAS

Crucemos la Plaza Nueva y recalemos en una calle muy gastronómica, Albareda. Casi pared con pared, dos grandes sitios que pueden satisfacer tanto a los amantes de la costa sanluqueña, en el histórico Barbiana, como a los numerosos aficionados de las parrillas del más alto nivel, e incluyo en las brasas tanto pescados como carnes, me refiero al restaurante de Javier Almansa, un nivelazo de establecimiento donde además cuentan con una gran bodega.

El recorrido por estos magníficos restaurantes nos brinda la ocasión de conocer muchos rincones encantadores de Sevilla, tanto del centro como de los barrios. Partamos de los dos más antiguos de la ciudad y, uno de ellos, probablemente el más antiguo de España, Las Escobas, en el inicio de la Cuesta del Bacalao. El otro es un lugar de culto convertido últimamente en un referente para el turismo, de hecho te puedes encontrar en sus comedores de la planta noble a cualquier tipo de famoso comiendo, me refiero a El Rinconcillo. Lo que habrán visto esos estantes de madera antigua y ese magnífico mostrador, nada menos que desde 1670, como reza en su azulejo. Hablando de la Cuesta del Bacalao, subiéndola nos encontramos el Mesón Don Raimundo, entrar por ese angosto callejón a una casona con tanta solera ya merece la pena.

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La Taberna del Alabardero.  MAURI BUHIGAS

No abandonamos el Barrio de Santa Cruz, donde nadamos entre esas aguas turbias que separan lo meramente turístico de lo realmente bueno y, donde a veces, esa vitola de "turístico" priva a muchos sevillanos de entrar en locales que quizás si valgan la pena. Me refiero a sitios como El Giraldillo, en la mismísima esquina de Mateos Gago, frente a la Giralda, o entrar en los recovecos del italiano San Marco, algo más arriba de la calle.

Hablando de sitios con encanto, qué bueno es el barrio de San Lorenzo para eso. Algunos de sus restaurantes ya han pasado por nuestras páginas... hablemos de dos lugares, diferentes entre ellos y encantadores ambos. Uno la bonita casa de la calle Guadalquivir donde está el restaurante Manolo León. El otro, un lugar muy especial, por su cocina, por sus vinos, por su menaje, por su servicio, por el cariño con el que Cinta Romero ha conseguido convertir La Cochera del Abuelo, con Bosco Benítez en los fogones, en uno de esos pequeños paraísos que te gusta enseñar al que no lo conoce. Sin salir de la zona, con su pequeño comedor, siempre lleno, Casa Ricardo, que nos ofrece comer sentados cómodamente de vez en cuando, no todo va a ser barra, por muy encantadora que sea.

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El interior de Casa Ricardo.   MAURI BUHIGAS

En el entorno de la Maestranza, siempre ha habido buenos restaurantes de manteles blancos, servilletas de hilo, buenas viandas y vinos de reserva. Uno de esos paradigmáticos lugares es sin duda La Isla. Otro, cruzando el Arco del Postigo, Casa Inchausti (La Moneda), ahora en nueva ubicación frente a la antigua casa. Dos templos de la gastronomía sevillana. ¿Quién no recuerda esas vitrinas de La Isla con esos mariscos y esos inmensos pescados? ¿A quién no se le han caído dos lágrimas al probar la sopa de galeras de Jorge Inchausti en La Moneda? Frente al actual monumento a Curro Romero estaba un clásico de los días de Feria, Puerta Grande, hoy se llama Fray Melitón y, con aires renovados, sigue teniendo estilo y clase. Sin irnos muy lejos, El Manijero nos brinda una cocina clásica, con pescados, carnes, guisos, setas del Andevalo y mucho arte.

Pero habíamos dicho que también los barrios tienen lo suyo. Después de muchos años en aquella casita baja de la barriada Pedro Salvador, centro de peregrinación de todo “conocedor” sevillano, Casa Palacios se fue a una nueva ubicación en un local de Los Bermejales, la excelencia sigue siendo la misma pero ahora sentados como unos señores.

Otro rinconcito con encanto, el del restaurante Carlos Baena en la calle Rastro, detrás de la Diputación Provincial.

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Cochinillo a baja temperatura en la Taberna del Alabardero. MAURI BUHIGAS

En Los Remedios hay mucho y bueno, de los que aún no han aparecido en estos artículos y lo merecen por su trayectoria y por lo bien que se come en ellos, dos: El Candil y la Casa del Cordero.

Termino por ahora con dos sitios más modernos. Uno que conocí hace unos años y me encantó, A Banda, en la zona más moderna de Viapol, fantástica variedad de arroces. Otro del que todo el mundo me habla bien, D’Culto en La Buhaira y que todavía tengo pendiente. Termino con algunos sitios que, no hace mucho eran fantásticos y que, ojo, no digo que no lo sigan siendo, tengo que revisar en sus nuevas etapas. Uno de ellos es el Alcuza de la calle Campamento (San Bernardo) que ha tenido varios vaivenes en la última época. El otro, el nuevo Cala Roche, sucesor del gran Cabo Roche de Paco Jacquot, en ambos ha tenido que ver Miguel Ángel Miranda, uno de los mejores jefes de sala de la historia hostelera sevillana. Y es que, afortunadamente, no se da abasto con tanto buen sitio.

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Javier Compás

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