Son las 10.37 horas de una mañana primaveral. En la plaza Isaac Peral de El Puerto varios camareros ya llevan un buen número de desayunos servidos. No paran quietos desde la barra de un local rebosante de vecinos que abrió el 18 de marzo después de más de una década clausurado. Allí, en las mesas donde un cliente le da el primer bocado a una tostada de jamón, reposaban los roscones y mantecados de La Perla, mítica pastelería fundada por la familia Ojeda que llegó a tener hasta 12 locales abiertos al mismo tiempo.
Hace menos de un mes se ha instalado El Rincón del Jamón, otro clásico portuense que lleva más de 40 años ofreciendo desayunos en la ciudad. De emblemáticos va la cosa. La familia Fernández Chamero se ha trasladado a esta céntrica plaza, a unos metros del Ayuntamiento, de Hacienda, de algunos bancos y de un centro de salud. Un sitio “privilegiado” para seguir preparando tostadas con jamón y café tras el traslado del establecimiento, que se ubicaba desde 1984 en la antigua Casa de la Aduana en la avenida Micaela Aramburu, actualmente en obras.
En el local recién abierto, Alberto Fernández Chamero vigila la cafetera. Él es el mediano de los tres hermanos que forman el grupo familiar que no solo regenta esta histórica marca. Jose Manuel, el pequeño, está al cargo de la cervecería La Jarra, e Inamculada Chamero, su madre, le pone cariño a la Venta El Rincón del Jamón, localizada en la carretera de Sanlúcar, enfocada a celebraciones. También sacan adelante Coco Melón en Valdelagrana y, a lo largo de su historia, llegaron a abrir en 2008 el primer bodegón con tablao flamenco en la Plaza de Toros, Burladero puerta 56.
El negocio “ha tenido una aceptación brutal”, dice Jesús María, el mayor de los hermanos. Las paletas de jamón irrumpen en una decoración moderna con tonos pasteles que en nada se asemeja al antiguo local, el de Micaela Aramburu, que estaba plagado de recuerdos taurinos y cabezas de astados. Nueva imagen, nueva etapa, pero misma esencia.
El equipo trabaja para seguir siendo referentes en los desayunos de El Puerto. Un legado que dejó el gaditano Manuel Santos Vega, el difunto fundador de esta marca en 1982, año en el que abrió su primer negocio hostelero en Valdelagrana. “Fue como un padre para nosotros, era nuestro mentor”, expresa Jesús María, que recuerda cómo empezó a implantar unos desayunos por entonces novedosos.
“Él se dedicaba a la distribución al por mayor de productos básicos como legumbres o leche y daba servicio a los cuarteles de San Fernando hasta que un día decidió emprender”, explica el hermano mayor. A partir de ahí, comenzó a abrir otros locales en la ciudad, como el de la calle Misericordia, pero el “buque insignia” que le llevó a la fama fue el negocio ubicado en Micaela Aramburu, cerca del río.
“En aquella época la cultura del desayuno no era la que hoy tenemos implantada, antiguamente el concepto de desayuno era totalmente distinto, era más bien café y alguna tostada, pero con paté o mantequilla. Manuel Santos Vega fue el primero en poner la típica tostada de jamón serrano o bien jamón con tomate”, detalla.
Desde entonces, desayunar en El Rincón del Jamón se convirtió en un ritual para muchos y muchas. Era habitual ver colas en la puerta y coches parando para dejar a personas mayores que, cuando acababan su “cafelito” volvían a recoger.
El ambiente, el producto y los camareros llevaron a este sitio a ser un imprescindible de la hostelería de la ciudad, que continúa pidiendo “una con jamón”. “La clientela es muy fiel, de más de 40 años, el primer día ya llenaron el local, viene gente de Puerto Real, de Jerez, jubilados y también jóvenes”, dicen los hermanos, que también señalan que la carta es variada, aunque la estrella sea el ibérico.
Por primera vez en su historia, la plaza luce una terraza que desató alguna que otra opinión negativa en redes sociales por romper con la estética o limitar el tránsito. “Quejas hemos recibido pocas, nunca llueve a gusto de todos. Creo que ser pionero y romper barreras al final conlleva que se empiece a opinar, pero todo se ha hecho bajo la legalidad, cumpliendo normativa y por supuesto pagando las tasas pertinentes al Ayuntamiento para poder ejercer esta actividad en un suelo público”, expone Jesús María, que comparte con lavozdelsur.es que los vecinos le han transmitido “buenas sensaciones”.
Según explica, “hemos intentado integrarla en el paisajismo de la zona, de ahí el color blanco, y está delimitada con cristales por el frío, estamos en la esquina de la calle más fría de la ciudad, Nevería”. Unos portuenses se levantan para dar paso a otros. Ya tienen energía para afrontar el día mientras el bullicio mañanero sigue palpándose en el local.
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