¿No eres de los que está ocho horas seguidas viendo procesiones? ¿Quizás quieres introducirte en esta fiesta pero de una manera relajada y seleccionando lo que hacer? Entonces este es tu listado.

Para muchos es la mejor semana del año, para otros tantos, una semana de incordios. La Semana Santa en Jerez tiene tantos fieles como detractores. Para los primeros es poder disfrutar de la mecida de un paso de palio, del andar de un misterio por una calle estrecha y hasta de llegar al éxtasis en medio de una bulla en la calle Tornería mientras se anda a paso de cangrejo. Para los segundos, sobre todo si viven en el centro, es tener que dar rodeos para cruzar de una acera a otra en la calle Larga o en Cristina por culpa de los palcos, o de tener que dar mil vueltas con el coche por los cortes de calle, o de no poder dar una cabezada hasta las dos o las tres de la mañana por el jaleo de la gente y el sonido de las cornetas y tambores.

Objetivamente, la Semana Santa puede ser eso, pero qué duda cabe que también tiene un gran y rico componente cultural, histórico y sociológico que a muchos se les escapa o directamente no tienen interés en conocer. Si usted es de esas últimas personas que no quieren ver un capirote ni de lejos y que prefiere la playa a ver un paso de palio, o por el contrario es de esos que le gusta la Semana Santa pero con moderación, de los que ven cada hermandad –o ni siquiera todas- en donde les pille y se van tan contentos a casa, les proponemos ocho cosas que hacer en Jerez durante esta semana, si el tiempo lo permite, para descubrir esas pequeñas cosas que todavía no ha descubierto y que lo mismo, mire usted, hasta le acaban gustando. Por último, y a modo de epílogo, citamos otras dos cosas a evitar durante esta semana.

1. Un poco de turismo: ¿Conoce la histórica capilla de la Jura? ¿O la del Sagrario? ¿Sabe que en una iglesia de Jerez puede encontrarse con una panda de demonios en un retablo? ¿Sabe de lo que le hablo? Turismo en tu propia ciudad. Suena raro, ¿verdad? Pues no lo es tanto. Cuántos jerezanos hay que no se saben ni el nombre de algunas calles del centro ni han pisado algunos de sus monumentos o lugares más típicos. Qué mejor momento que éste, cuando el casco viejo se engalana y viste sus mejores galas -esas que suele perder a partir del Domingo de Resurrección- para dar una vuelta por el centro y conocer su patrimonio y recovecos. La ruta puede empezarla en el mismo inicio de la Carrera Oficial, en el convento de Santo Domingo, y seguir la estela de los palcos hasta llegar a la Catedral. De ahí, tomar el camino común de muchas hermandades, como es la plaza Domecq, plaza Peones, Carpintería Baja y Carmen hasta llegar a Plateros. Por el camino habrá pasado por San Dionisio, la plaza de la Asunción, el palacio Bertemati o la basílica del Carmen, todos monumentos de primer orden. Fuera de este trazado, puede coger directamente y visitar el resto de templos que albergan en el centro a hermandades. Aproveche porque en estos días todos suelen abrir más horas de lo habitual, y de paso contemplar, sin agobios y detalladamente, los pasos de misterio y de palio ya montados, así como los altares de insignias de cada hermandad, algunos con obras ricas en bordados que sobrepasan los cien años.

2. Curiosear en esos puestos y comercios 'desconocidos': Se puede compatibilizar perfectamente con el punto primero ya que no tendremos que desviarnos mucho del recorrido. Hablamos de esos comercios, o puestos, que permanecen todo el año pero a los que a lo mejor no les habrá echado cuenta nunca por su temática, pero que en estos días podría conocer. Uno es el puesto de inciensos de la plaza Doña Blanca. Ahora que está muy de moda aromatizar las casas, por qué no gastarnos un par de euros en varios gramos de incienso. Deje de lado los prejuicios y olvide esas bofetadas de humo delante de los pasos. Hay muchos tipos de inciensos cofrades, elaborados según los gustos de cada hermandad y cada uno con un olor característico. Seguro que encuentra uno que le guste. Desde aquí, recomendamos aquellos con base de vainilla, que dejan en casa un aroma de lo más agradable. Siguiendo el camino rojo de los palcos llegamos a la plaza de la Yerba. Casa Quevedo es uno de esos negocios históricos y con solera, de los pocos que van quedando ya en Jerez. Su escaparate, según la época del año, varía ligeramente, aunque siempre es de temática religiosa. En Navidad se llena de figuritas para el Belén, mientras que en Cuaresma y Semana Santa veremos nazarenos de plomo, de plástico o de cerámica, pequeños Cristos y Vírgenes para montar pasos en miniatura, azulejos y en definitiva toda una amplia gama de merchandising cofrade que llamará la atención de capillitas y de neófitos con ganas de curiosear un rato. Y por último, recomendamos en plaza Peones el Zoco de Artesanía. Muchos, y decimos bien, muchos aún no lo conocen. Aquí podrá encontrar una oferta diferente, variada y artesanal que explicamos en más profundidad en este reportaje.

3. Saltarse la dieta: Olvide por una semana la operación bikini. Con la Semana Santa, numerosas pastelerías y obradores elaboran deliciosos dulces típicos de estas fechas: roscos, torrijas, alpisteras… Cualquier pastelería de Jerez es buena opción, aunque algunas, como la Rosa de Oro, tienen fama por cómo las elaboran. Los conventos es otra posibilidad. Desde aquí recomendamos el de Santa Rita, en la calle Juana de Dios Lacoste.

4. Ver la recogida de La Viga: Escapa a lo que es la Semana Santa pura y dura. La recogida del Cristo de la Viga es un espectáculo que deslumbraría hasta al valenciano más fallero. El paso del crucificado entre las rojas bengalas dispuestas en las escalinatas de la Catedral es algo que hay que disfrutar, al menos, una vez en la vida si es que uno quiere considerarse un jerezano de pro. El único problema es que este año podría peligrar porque, de momento, los partes dan agua para el Lunes Santo. En caso contrario, le recomendamos que acuda con tiempo al entorno del Arroyo para coger sitio pronto si no quiere perdérselo. Y otra recomendación. Procure estar lo más alejado posible de las bengalas, ya que el olor a azufre es horrible.

5. Disfrutar de una cerveza bien fría en pleno punto cofrade: Digamos que le da igual ver una cofradía que cinco, pero si van a pasar por delante suya mientras se toma una cerveza bien fría, mejor que mejor. Entonces, su punto de encuentro y lugar casi habitual debería ser durante toda la Semana Santa la plaza Plateros, donde pasan el 80 por ciento de las hermandades, un lugar amplio que se escapa de las estrecheces de las cercanas calles Carmen y la Tornería. Aquí encontrará diferentes bares para tomar un tentempié, pero si ama la cerveza sobre todas las cosas, El Gorila será su mejor opción, con toda una gama de importación y otras tantas artesanales. Otro punto, aunque ya en pleno meollo de la Carrera Oficial, es La Moderna. Los hermanos Pacheco prácticamente no descansan en toda la semana, incluida la larga Madrugada, y con eso de que están ya en plena Carrera Oficial no tendrá ni que despegarse de ellos para ver procesiones. Así que si usted es de los que prefieren que la montaña vaya a Mahoma, no se lo piense.

6. Un momento mágico en la calle Patricio Garvey: Sólo hay una hermandad que tome en Semana Santa por la calle Patricio Garvey, y esa es la de la Amargura el Miércoles Santo. De unos años a esta parte, Lola Vega y José Zarzana, al piano, le dedican a la Virgen en este punto una bonita plegaria escrita en su día por el recordado Antonio Gallardo. Si a eso se le une la posterior petalada de flores de los vecinos de la calle, el momento no puede definirse más que de mágico y para paladares exiquisitos.

7. El Prendi, con su gente y su barrio: Algo tendrá el Prendimiento que viene gente de toda España a verlo. Ya no es sólo la devoción a la imagen, sino todo lo que lo rodea, que despierta una expectación fuera de lo normal. Sólo tiene que acercarse a Santiago el Miércoles Santo para comprobarlo. El barrio entero se engalana y tanto ellos como ellas lucen sus mejores galas, casi siempre combinando el rojo y el blanco, que es el color de la túnica de los nazarenos. Aunque luego, con el Señor ya en la calle, se mezcla el bajerío de los que le dicen eso de “¡Preeeeendii, guapooo!” con los que destapan el tarro de las esencias dedicándoles unas saetas como sólo en Jerez se escuchan. Y luego, la calle Ancha, tanto a la ida como a la recogida –sobre todo en este segundo momento- daría para un sesudo estudio sociológico. En fin, si quiere saber lo que es el Jerez auténtico, tómese un copazo de oloroso en la calle Ancha viendo pasar al gitano de Santiago.

8. Deleitarse con las mejores saetas: A la saeta se la podría denominar otro palo más del flamenco, así que todo aquel que guste del cante más propio de esta tierra no puede dejar la oportunidad de escucharla de boca de los que la hacen grande en Jerez, como Ángel Vargas, Luis de Pacote, Elu de Jerez, Joaquín El Zambo, Jesús Méndez… Nuestras recomendaciones para escuchar las mejores: el Lunes Santo en la recogida de Amor y Sacrificio; el Martes Santo en la plaza Belén en la recogida del Desconsuelo; el Miércoles Santo en Rivero y Ancha con El Prendimiento; la mañana del Viernes Santo en el bar La Canilla cuando pasa Jesús Nazareno y el Viernes Santo en la recogida de la hermandad del Cristo. Luego, ya dependerá de las ganas y la inspiración del artista en cualquier calle de la ciudad.

Dos cosas para no hacer

1. Comprarle al niño la trompetita y/o el tambor: No quiera convertir a su hijo en músico durante esta semana. De verdad. Seguramente incluso no le guste la música. Y si de hecho no le ha comprado ni el típico órgano por Reyes, ¿por qué tiene que comprarle la dichosa trompetita o el tambor en Semana Santa? Con eso sólo logrará que el pitido molesto de la trompetita le perfore a más de uno los tímpanos, que parta en dos una buena saeta o que rompa el tránsito silencioso de una hermandad de negro. En cuanto al tambor… Directamente, no le compre un tambor, por favor.

2. Usar el carrito de su bebé como ariete: No hay nada peor que una bulla en Semana Santa. Así que imagínese si a esa bulla de gente le añadimos no uno, ni dos, ni tres carritos de bebé, sino docenas. Si va a salir a ver procesiones en estos días, planifique el recorrido y considere que quizás la mejor opción para ver cofradías con su bebé y su carrito no es la Tornería o Carpintería Baja, sino la amplia Porvera, el Mamelón, e incluso las plazas Aladro o Asunción, que a pesar de tener palcos permiten una buena visión ya que no están a gran altura. Y por favor, no utilice el carrito como ariete para abrirse camino. Los tobillos de los demás se lo agradecerán.

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Jorge Miró

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