El primer festival para contemplar las estrellas en la Sierra de Cádiz contará con observaciones con telescopios y ponencias.
El primer festival para contemplar las estrellas en la Sierra de Cádiz contará con observaciones con telescopios y ponencias.

¡Paren las rotativas! ¡La noticia más esperada acaba de producirse! (Lo siento, no es que haya dimitido IDA, Isabel Díaz Ayuso, ya quisieran los madrileños, ya quisiéramos los demás). ¡Paren rotativas!

Esto es lo que me imagino que ocurrió en algunos medios de comunicación cuando hace unos días se filtró la noticia de que se habían descubierto ―por fin― evidencias científicas de que en el planeta Venus había vida o, como poco, que existen razones fundadas para concluir que ahora, o hace años, hubo vida en ese planeta de nuestro sistema solar. ¿Evidencias? Nos explican los científicos que han descubierto una sustancia química, la fosfina que, por lo que dicen, es un elemento básico que se encuentra en criaturas microbianas de las especies animales y que son asociadas por los científicos con la vida.

Un aluvión de artículos ―yo también me apunto a opinar, que es gratis― sobre el tema han aparecido, no solamente en revistas de divulgación científica, de esas que son como dogmas de fe, pero también se llenaron los periódicos, las televisiones, por todos los lugares se habla de ese notición. Yo, que tengo una mente tendente a la infantilidad y propensa a reducir al absurdo el principio conocido como la navaja de Ockam el cual enuncia que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla de cualquier sucedido, suele ser la correcta, he fabulado con respecto a ello. A mi el tal Ockam me gusta y su principio también, por eso, por esa tendencia mía a la fantasía, cuando escuché la noticia de lo de Venus, inmediatamente pensé en extraterrestres de toda la vida: larguiruchos, muy delgados, cabezones, sin nariz y ojos muy grandes. Vale, ya sé que tu vecino del quinto también tiene ese fenotipo, ¿y quién te dice que tu vecino no es un extraterrestre? Recuerda a Ockam.

Un par de días después de conocer sucintamente la noticia de la probabilidad de vida en Venus comenzaron, ya más calmados, sin estar afectados por el orgasmo producido en los científicos de todo el mundo con lo descubierto, a explicarnos en que consistía la cosa…y quedé helado: resulta que la fosfina es una sustancia química, encontrada en las nubes de Venus, y que consiste en un gas tóxico y fétido, que incluso es altamente inflamable y que puede originar explosiones. ¿Qué más queremos? Estamos en el 2020, el trágico año del coronavirus al que se han añadido otras desgracias como la de la fiebre del Nilo, la megacrisis económica, la Díaz Ayuso dirigiendo la autonomía de Madrid, el que como San Pablo nos hayamos caído del caballo y hayamos descubierto que nuestra sanidad no era tan buena como presumíamos y que ahora, los de siempre, han acelerado el proceso de su desintegración, aprovechando la situación de emergencia que padecemos. Y todo eso está pasando, aunque hace solo un año ni Miguel Bosé pensaba que todo esto iba a ocurrir, así que ¿qué podía fallar? Lo natural es que, para acabar el año con un completito, hordas de fieros venusianos nos invadirían, nos colonizarían durante dos o tres años hasta que volviesen a su planeta hartitos de nosotros. Todo perfectamente plausible en este año. Pues no queridos amigos y amigas, resulta que nos dicen que la tal fosfina es un gas tóxico, pestilente, explosivo…en fin, que lo que han encontrado en Venus es un PEO, o pedo, pedete, cuesco, ventosidad, como quieran. Galáctico, sideral, pero a fin de cuentas un pedo. Resulta que si hay vida en Venus tienen las mismas necesidades que nosotros, desahogan sus vientos ―no solares precisamente― de tal forma que esa bruma, esas nubes que rodean el planeta, son nubes de peste, y si por el humo se sabe dónde está el fuego...

Queridos y admirados científicos y científicas del mundo mundial, dadas las características de vuestro descubrimiento, el cual ha sido perfectamente explicado para que todos lo entendamos, y que yo me he permitido hacer en este artículo una divulgación menos erudita, quiero deciros, por si acaso tenéis la tentación, que no vayáis a Venus para traernos las dichosas fosfinas, porque lo que es peste por aquí tenemos bastante. Tenemos, por ejemplo, el hedor que produce el que mientras la población, pacíficamente, trata de poner su grano de arena para resolver nuestros problemas, nuestros graves problemas sanitarios y económicos, los responsables están pensando cómo hilar discursos para hacernos creer que lo que hacen es lo más sensato, y mientras, casi sin que nos demos cuenta, nos están colando un inmenso gol por toda la escuadra. Esa peste es insoportable, mucho más que las dichosas fosfinauna que, fíjense, hay personas que le dan toda la credibilidad a esa leyenda urbana que dice que en el cementerio hay una lápida con la inscripción “por un peo aquí me veo”, y la realidad es que hoy en las lápidas, implícitamente, lo que se puede escribir de parte de todos esos miles de personas fallecidas por Covid es: malditos aquellos que convirtieron la crisis en una oportunidad, una oportunidad para avanzar en convertir definitivamente la sanidad y la educación en un negocio a costa de nuestras vidas. Vosotros sois la Peste. Queda dicho.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído