Temporales

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

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Pues el temporal —que todavía no ha terminado, aunque parece que se atempera— deja daños importantes en Cádiz, El Puerto y otras ciudades costeras. En Jerez, algo parecido a un tornado se dio una vuelta por la Avenida derribando árboles y ramas. Como hablar del tiempo sigue siendo un tema muy socorrido, y más con la que está cayendo, el otro día discutía —en el buen sentido de la palabra— con un amigo si estas lluvias y vientos eran a causa del cambio climático o son cosas que sencillamente pasan porque han pasado de toda la vida de dios (aquí con baja).

Su opinión era la ‘a’ y la mía la ‘b’, la de toda la vida de dios. Que eso no significa que sea un "negacionista" del cambio climático, eh, no hay que embalarse, simplemente creo que en Jerez cuando se cuelan borrascas por el golfo de Cádiz siempre ha llovido por arriba, de lado y días que parece que hasta por abajo, siempre, y siempre han existido mangas o tornados al tocar tierra. Otra cosa, es su incidencia en una costa que está muy construida (colmatada, que diría un político). Por ejemplo, en Cádiz ciudad este año se autorizaron los chiringuitos permanentes a pie de playa durante todo el año (léase en invierno) y ya hemos visto qué ocurre cuando se junta un temporal con mareas vivas: que no hay autorización municipal que valga.

Otra cosa son las temperaturas y creo que por ahí van más los tiros del cambio climático, aunque todo está relacionado, claro. Ahí va un ejemplo personal. Mi cumpleaños es a mediados de noviembre y tengo plena conciencia de, no sé, hace veinte años, ir a celebrarlo con el cuello de la pelliza subido de la ‘pelúa’ que hacía, mientras que hace dos años estuve paseando en la playa y me di un chapuzón —rápido, eso sí— en Conil, que no es ninguna tontería. ¿Y el puente de la Constitución? Hemos pasado de “vamos a un mosto, que se está muy bien al sol” a obviar la última parte de esta frase, incluso, ya generalizando, ¿cuántas veces hemos oído a nuestros padres y madres, los que nacieron poco antes o después de la Guerra Civil, decir que lo de antes sí que eran inviernos?

De todas formas, estos son temas para las estadísticas, los recuerdos son siempre caprichosos y, al fin y al cabo, las secuencias de tiempo de las que hablamos las personas son tan limitadas y parciales como nuestras vidas.

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