La alcaldesa Mamen Sánchez se ha puesto chula –y lo digo en el sentido amable de una palabra que es, evidentemente, difícil… igual, como dice a menudo mi amigo Manolo R., debería haber escrito “se ha puesto flamenca”- al afirmar hace unos días, en relación con las cuentas municipales, que “lo importante no es la deuda sino tener capacidad de pagarla”. En general tiene razón Mamen, aunque su razonamiento es de un evidente corte liberal, demasiado esquemático en la argumentación y, sin duda, confuso en algunos conceptos, algo que pasa a menudo cuando se habla de economía, bien por supeditación al juego político bien por simple confusión.
Por partes. Cuando dice “tener capacidad de pagar [la deuda]”… A ver, solo se puede decir que es evidente que el Ayuntamiento de Jerez no tiene capacidad –en realidad habría que decir posibilidad alguna- de pagar los más de 918 millones de euros que a día de hoy alcanza su deuda. Pero es que ni ahora ni a medio ni a largo plazo: es una losa inevitable para las siguientes generaciones que vayan naciendo o viniendo a vivir a la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de la Fra. La deuda contraída por el Ayuntamiento, saliéndonos un momento del uso de terminología económica, es sencillamente monstruosa, la segunda mayor de España en términos absolutos, solo después de Madrid, y la décima (o por ahí le ronda) si ese número global se desmenuza entre toda la población y hacemos un ‘a cuánto tocamos’.
En lo que tiene razón la alcaldesa es en que el Ayuntamiento, efectivamente, tiene capacidad de afrontar vencimientos puntuales de dicha deuda, pero, sobre todo, de lo que tiene capacidad es de ir pagando los intereses y gastos financieros que se derivan (del principal) de la misma, es decir, tiene capacidad de financiación y reestructuración en la medida que se lo permite la supervisión de Administraciones superiores, algo que huelga decir a la conspicua lectora, al agudo lector, no es lo mismo que lo que transmite literalmente su afirmación de partida.
Con todo, más allá de lo que vamos a dejar en un pequeño exceso verbal, la alcaldesa se nos pone liberal con este planteamiento. Recordemos que dice que la deuda no es lo que de verdad importa, sino tener capacidad de pagarla, como si esa deuda no pesara inevitablemente, por ejemplo, en la dotación de las políticas sociales a la hora de confeccionar los presupuestos municipales un año tras otro… ¿Liberal o simplemente ha querido ser moderna? ¿O dar un punto técnico a sus palabras? No sabría decir… lo que es evidente también es la escueta redacción economicista: porque lo que la alcaldesa viene a decir –si me permite una interpretación que utilice el triple de líneas que ella, además de una serie de considerandos- es que, al fin y al cabo, con todos sus problemas, un Ayuntamiento de la magnitud del de Jerez genera recursos, que, aunque sea con retraso va pagando y lleva ya varios años más o menos cuadrando cada ejercicio, a veces incluso con pequeños superávits, que bastante es…
Como ven, la sucinta frase de la alcaldesa da casi para un comentario de texto. Además de ‘desenmascarar’ en un plano, digamos, técnico, que no es lo mismo tener capacidad de pagar una deuda que tener capacidad para ir afrontando en el tiempo lo que ello implica (obviando los aspectos negativos que tiene la situación de partida), del análisis de sus palabras se evidencia que también Mamen ha querido lanzar un órdago ya en clave política a sus predecesores en la gestión del Ayuntamiento. En realidad se dirige directamente al PP de María José García-Pelayo, que se percibe como el/la gran rival de cara a las próximas municipales, así que cabe suponer que el PSOE usará esta veta a medida que se acerque la fecha, enfatizando la evidencia de que la gestión que ha realizado de las cuentas municipales poco o nada tiene que ver con el grosor de una deuda que se puede decir abiertamente que heredó, que lo primero que le dieron a Mamen fue el bastón de mando y luego el ‘tomo’ de la deuda municipal para que se fuera familiarizando: como no podía ser de otra manera, siete años después la deuda sigue ahí e, inevitablemente, a no ser que haya algún tipo de mediación divina o similar, ahí seguirá gobierne quien gobierne…
Comentarios