Foto: Agencias.
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Y el PSOE perdió el poder en Andalucía de la peor manera, entregando la Junta a un presidente que todavía no se lo cree y abriendo las puertas del parlamento a la ultraderecha. Un resultado inimaginable, catastrófico para la izquierda, cuyas repercusiones son aun inimaginables para la sociedad andaluza. VOX irrumpió a lo brusco en el panorama político andaluz, dejando lo de Podemos en las Europeas de 2014 en una cosa de niños, y ya tenemos a la ultraderecha presente en el panorama político español. Los desastres derivados de la crisis económica, el desgaste del Susanismo, la tendencia mundial con el ascenso de la xenofobia, la crisis territorial en España y el año de crisis eterna en el Partido Popular ha posibilitado la actual fragmentación parlamentaria, donde ya no cabe hablar del bipartidismo.

La influencia de la crisis catalana de hace ahora un año es capital para entender el ascenso de dos partidos que han conseguido movilizar a un gran volumen de votantes con un único pretexto, Ciudadanos, uno de los ganadores de la jornada y cuya campaña ha girado exclusivamente en torno al fantasma de Cataluña -olvidando el liberalismo-, y VOX, cuya respuesta es la más agresiva y reaccionaria del espectro político relativa a esta cuestión.

Todas las derechas ganan: Ciudadanos tiene un resultado histórico, donde elevan sus resultados de 9 a 21 escaños, VOX triunfa a unos niveles inéditos en la política española estrenándose con 12 parlamentarios, y el Partido Popular, puede llegar al poder a pesar de su pésimo resultado, pues en lo política lo importante es tomar el poder.

Paradójicamente, el candidato que le pedía el voto a las vacas, Moreno Bonilla, con un carisma ínfimo, cuyos resultados han sido pésimos para el Partido Popular y que Casado planeaba relevar (fue soyarista), tiene todas las papeletas para ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía.

En cuanto a Adelante Andalucía, después de una campaña con excelentes sensaciones, se demuestra que bien le hubiera venido el apoyo de EQUO, Andalucistas e incluso el Pacma, en pos de hacer una confluencia más amplia, que sirviera como fortín contra las derechas. Hora de reflexionar y de buscar un discurso que aspire a una amplia mayoría y revertir esta tenebrosa tendencia.

A criticar el papel del CIS en estas elecciones, de nuevo politizado y al margen de la realidad, convirtiendo las encuestas en arma de partido, más que en reflejo de la realidad.

La irrupción de VOX es una pésima noticia para el pueblo andaluz. Que entre de ese modo la crispación de la ultraderecha -y su discurso incendiario- en el Parlamento supone aumentar el voltaje de una autonomía en eterno conflicto. Si Vox consigue poner en práctica sus políticas nos sobran los motivos para alarmarnos, sobre todo por nuestra población inmigrante y más pobre.

¿Qué ha hecho bien VOX para obtener representación en la cámara? Agitar la indignación, ondear la bandera y una campaña brutal en las redes sociales a base de fake news y mucha testosterona. Recoger “la derecha sin complejos de Aznar” y llevarla al extremo. ¿Qué han hecho mal los demás? Reconocer a VOX en la discusión -con Susana Díaz a la cabeza– y hacerles de altavoz, nombrándoles en cada mitin, darles protagonismo y entrar en su juego.

La bandera de la xenofobia, la intolerancia y el machismo ya convence a una parte de la población andaluza, un fracaso social que vale para reflexionar acerca del rumbo de la sociedad en la que vivimos. En términos más globales, la realidad andaluza vira bruscamente en la derecha. Resultará más necesario que nunca trabajar las alianzas de las izquierdas, y hacer pedagogía a la hora de ofrecer alternativas, que tendrán que mirar al PSOE con menor repudio o de otra forma, porque se lo encontrará en el camino.

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