La pizza insostenible

Aprender y ejercer la gastronomía mundial no está reñida con lo artesanal, hecha con nuestras manos hacen que sepan mejor

Iván Casero

Ingeniero de Montes.

Una pizza, en una imagen de archivo.
Una pizza, en una imagen de archivo.

Todos nuestros ingredientes proceden de Italia, importados dos veces por semana para invocar sabores genuinos aun estando a cientos de kilómetros, con base de harina 00 italiana, mortadela trufada, parmesano, prosciutto, salami, aceite picante y hasta el horno de piedra refractaria para 500 °C traído en camión. Los vinos, incluido el gasificado lambrusco, del país en forma de bota y el agua embotellada desde los Alpes italianos.

Ya sentados tras el preámbulo anteriormente descrito, pedimos agua del grifo para superar el sorpresivo trago inicial y la opción correcta hubiera sido pedir disculpas e irnos ante el desprecio a nuestras verduras ecológicas certificadas y locales, a nuestros pastores de ganado extensivo, a nuestros olivareros de sierra tan olvidados y sin discriminación positiva, a nuestros viticultores que recuperan hasta variedades casi extintas como la afamada tintilla de Rota, a recolectores de setas silvestres de nuestros montes y a los activistas de a pie que intentan mitigar el cambio climático con acciones cotidianas en su carro de la compra y movilidad diaria. 

Antes de un abrir y cerrar de ojos, ni traída en cohete, ya teníamos dos grandes pizzas en la mesa, con una sensación de poco artesanal o pre-elaborada, y la retirada a tiempo se esfumó. A pesar de ser aquí un acto social, la comida, deslumbrado por los focos, pocas palabras y mucho engullir. 

La llegada de los postres animó la novatada y el chocolate fundido invitaba al pringocheo sobre fina base. Dicho y hecho, hasta tres servilletas para eliminar churretes de las mejillas. 

No volveremos mientras no entiendan que por ese camino no podemos seguir y el ejemplo, la mejor manera de corregir. Se puede y debe hacer aquí, para garantizar la sostenibilidad de nuestro mundo rural real, bastante poco escuchado a pesar de ser la gran despensa de nuestras ciudades. 

Aprender y ejercer la gastronomía mundial no está reñida con lo artesanal, hecha con nuestras manos hacen que sepan mejor, local pues permite el desarrollo de nuestro territorio y ecológico certificado CAAE, salud y vida, y además valoraremos mucho más nuestra histórica cultura gastronómica.

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Comentarios (1)

José María Hace 1 año
... y falta la huella de carbono que implica traer todo ello desde la distancia, un sinsentido. Los nutricionistas hace años que han demostrado que la comida, a más tiempo transcurre en digerirse una vez recolectada, menos nutrientes tiene.
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