Compro de tres en tres limones de los más hermosos de la frutería ecológica y tras la puerta, los coloco en un cuenco de barro para que aporten fortuna. A la semana los uso en nuestra alimentación y los restituyo a continuación por otros. En ningún caso es cuestión de contribuir a los más de 100 kg de comida que tiramos al cubo de la basura anualmente, un tercio en envase sin abrir. Huella inasumible y poco responsable.
En la granja autosuficiente de Onofre y Xisca, ya gestionada por Raúl y Marisa, he podido ver con gran asombro, un limonero hermoso y sano con el ruedo del tronco con un gran colchón de lana sucia de sus ovejas, protegiendo sus raíces de bajas temperaturas, además de algún limón caído, picado y con hongos.
Las hormigas, principal propagador de pulgones, se desconciertan entre pelos de ovejas, buscando otros lugares donde desarrollarse. Complementariamente, una charca con cantidad de libélulas, mariposas y ranas, controlan moscas de la fruta y mosquitos.
Limones luneros, cuyas hojas sirven para hacer paparajotes, sus ralladuras aromáticos bizcochos y su pulpa, zumos convertidos en refrescantes y sabrosas limonadas. Hasta una mitad con tres clavos, ahuyentador de moscas en cocinas.
Una calle de pueblo, plantada a modo de limonar urbano, tiene suministrado de esta esencial fruta amarilla a todos sus vecinos, alargando la mano desde la puerta, dotando de colorido verde limón, aromas de flor de limón y aprovisionamiento todo el año a cambio de pequeñas atenciones. No hay excusa para tener alcorques vacíos.
"Ajo, cebolla y limón, y déjate de inyección" y "zumo de limón, zumo de bendición".



