Un grifo de agua, en una imagen de archivo.
Un grifo de agua, en una imagen de archivo.

Si no lo tenemos, pedimos que lo traigan de fuera y si no, lo sacamos del subsuelo. No hay agua, pues la traemos de fuera. Y si no, cavamos hasta secar la última gota, pues ya no se recarga y con la cosecha recogida, un día menos para la consiguiente sequía.

Agua de pozo y de rio o manantial, con concesión es legal, pero concesión sin disponibilidad de agua en el fondo del pozo o del manantial o río al estar secos, imposibilita el aprovechamiento, para beber, industrias o cultivos agrícolas de regadío. Agua de papel frente a la realidad. Es hora de poner claramente las prioridades porque el escenario es que no va a haber agua para nadie a satisfacción.

Los caudales permanentes de ríos y manantiales van disminuyendo año tras año, y los niveles piezométricos de los pozos van en el mismo ritmo de descenso. Estamos gastando lo que no tenemos y por tanto nos quedamos sin reservas.

Morir de sed no es equivalente a morir de éxito, por mucho que esté segundo caso eclipse al primero. Está en juego poder vivir aquí al igual que nuestros antepasados, ellos no nos dejaron un desierto.

Tengo concesión de aprovechamiento hidroeléctrico y vacié el embalse para inyectar muchos euros en el ejercicio económico del pasado año, si bien ya no se llena con la lluvia. No gusta depender del hombre del tiempo.

Garantía de abastecimiento para dos años, padecemos sequía otoñal y vamos por la mitad de febrero, y no contamos ni con esa agua virtual, aunque se vendan derechos en la bolsa de l Nasdaq California a futuro.

Se hacen pozos en una noche, a efectos de salvar cosechas, agotamos las reservas de nuestros antepasados, y a pesar de ello, a duras penas salen las cuentas medioambientales. Pasear por un río u observar un manantial nos aporta más que lo que inicialmente buscábamos.

Contaminación difusa, para muchos años y sin un responsable directo. La agricultura convencional es poco rentable, hay que producir más y más, y su asociada cuota de contaminación parece legitimarse.

Agricultores de secano, son deficitarios y necesarios en el territorio. Los regantes superintensivos, los más grandes consumidores de fertilizantes químicos y agua, maximizan beneficios económicos, automatizan gestión a distancia y funcionan como agroindustrial, allí donde le lleven el agua.

Secar pozos y pedir aguas superficiales de otras cuencas hidrográficas, tiene que ser sostenible tanto en origen como en destino, pues el agua cada vez es más escasa e insustituible. No puede haber barra libre para todos los cultivos, se avecina guerra de derechos, legítimos, territoriales y legales del agua.

La recarga de acuíferos y el agua superficial se produce en terrenos forestales, pastizales, ganadería extensiva, agricultura de secano, y en años de sequía sufren como los que más. Requieren de inversiones, selvicultura del agua y manejo frente a la erosión, sostenibilidad que tenemos que garantizar día a día. Valoremos su esencial papel en nuestro territorio y en el agua que has de beber.

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