Gibraltar ha celebrado elecciones generales que han concluido con la victoria, muy apurada, del laborista Fabian Picardo, al frente de una coalición de los propios laboristas con los liberales. Picardo, que ya ha dejado claro que no tiene intención de repetir y que este es su último mandato, tiene ante sí como principal reto un acuerdo en sus relaciones con España, tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
El propio Picardo es consciente de este hecho y una de sus primeras declaraciones ha sido emplazar a Pedro Sánchez a que termine de formar gobierno, precisamente para sentarse a hablar, aunque es sabido que España habla de estos asuntos directamente con el Reino Unido. La provincia de Cádiz, sobre todo la comarca del Campo de Gibraltar, es una de las primeras interesadas en que haya un acuerdo, un buen acuerdo post Brexit desde el punto de vista socioeconómico, ya que son miles los trabajadores que a diario cruzan la verja para trabajar en la Roca.
Es evidente que España no puede, ni debe, renunciar a su reclamación de soberanía sobre este territorio en un planteamiento de máximos y que hay temas del Tratado Schengen que deben ser de obligado cumplimiento, por lo que significa del control de fronteras, pero es el momento del pragmatismo para defender los intereses de los habitantes de una zona muy castigada económicamente. Es el momento de que los municipios directamente afectados, la Diputación Provincial o incluso la Junta de Andalucía, por qué no, den su opinión sobre determinados aspectos socioeconómicos de lo que significa vivir a este lado de la verja y de lo que significa la presencia de la colonia británica, lo que no sería en absoluto entrar en asuntos de Estado como es la reclamación histórica.
En las negociaciones se ha venido hablando de Gibraltar, de La Línea y del resto de municipios como una futura 'zona de prosperidad compartida', un bonito eufemismo para evitar hablar precisamente del tema de fondo, la soberanía, pero que puede ser una buena fórmula para los temas que son más del 'día a día', al menos para la mejora de la economía de la comarca y, por supuesto, de los trabajadores que entran y salen todos los días de la colonia y que verían como una evidente marcha atrás que, en lugar de avanzar hacia una solución, España y el Reino Unido den pasos en sentido contrario que incidieran directamente en su calidad de vida, léase regreso de las colas interminables o restricciones en el empleo, sin ir más lejos.
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