Los que van a morir os saludan

No se trata de santificar a Putin, evidentemente, pero el auténtico problema no es él sino los césares que permiten morir a palestinos y ucranianos para que los negocios prosigan

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Los que van a morir os saludan. Putin, en una imagen de archivo.
Los que van a morir os saludan. Putin, en una imagen de archivo.

Uy, uy, uy, que nos estábamos concentrando mucho en las matanzas de los israelitas y Yahvé nos iba a mandar diez mil rayos y centellas. Son el pueblo elegido y han escogido Palestina por voluntad de Dios para quedarse, no importa a qué precio, La Biblia está llena de terribles escenas violentas que lo justifican. Así que volvamos a Rusia, Ucrania, Putin, oh, Putin, si no fuera por él qué íbamos a hacer en la vida. Oh, Milei, oh, Bukele, oh, Meloni, oh, Abascal, o, Trump, ¡qué haríamos sin vosotros! ¿A quién le echaríamos las culpas de lo que nosotros mismos hacemos por lo bajini? Qué bien nos han venido las muertes de Navalny y de Maxim Kuzmínov, el piloto militar desertor ruso que vivía en Villajoyosa.

Zelenski quiere más cartuchos y cañones con agujeros, a ver si se los vamos a mandar sin ellos como le pasó a Gila en su guerra. Los republicanos USA no quieren dárselos y que sus ciudadanos sufran más, los demócratas progres, sí. Los rusos tuvieron y tienen mercenarios, ¡qué escándalo! Ahora los ficha Ucrania: silencio. Los rusos huían de su país porque no querían ir a la guerra: qué escándalo, Putin al paredón. Ahora huyen los ucranianos por lo mismo: silencio. 

Era ya mucho insistir sobre el genocidio judío contra los palestinos. Desde la ONU hasta el mismo Biden -que reconocía los excesos de Netanyahu- pasando por nuestro Pedro Sánchez, siempre pleno de beldad por naturaleza y por tratamientos faciales a 600 euros la sesión, qué envidia, ya quisiera ser yo tan guapo como Él. Tocaba más Putin, de nuevo. Más sanciones mientras que el ruso maligno sigue estrenando misiles que van a 11.000 kilómetros por hora y llegan a alcanzar 1.000 kilómetros en un suspiro y aún tiene armas peores que también se pueden adaptar a mar y tierra. 

Es momento de bajar la intensidad sobre las barbaridades de Israel, en lugar de obligarla a firmar el alto el fuego e iniciar conversaciones para fundar dos estados libres -Israel y Palestina- la dejamos matando y matando, seguimos nosotros matando guerrilleros en el mar Rojo, etc., y volvemos a armar a los ucranianos para que mueran por nosotros mientras culpamos de todo a Rusia y a Hamas. Los que van a morir nos saludan, os saludan, asesinos en la sombra, dueños de los medios que nos lavan el cerebro, incluso desde la doctrina cristiana, la que en el papel perdona a sus enemigos y en la realidad sigue a Dios rogando y con el mazo dando. 

El máximo representante del país que más asesinatos directos e indirectos ha cometido en el siglo XX y en todo lo que va de XXI, señor Biden, se permite el lujo de definir quién es asesino, genocida, dictador o autócrata, cuando ni han aclarado aún el asesinato de JFK y han quedado demostradas sus intervenciones en golpes de Estado con miles de muertos y torturados por todas partes más las dos tristemente famosas bombas atómicas. Nadie ha destruido más vidas, culturas y países que el liberalismo desde el siglo XVIII hasta hoy. Sin embargo, hay que seguir fabricando al ogro, al oso siberiano, al mamut que va a penetrar y arrasar Occidente al estilo Hitler y lo va a invadir todo. Si existe Putin ganan los mercaderes de armas. Y, si no, también, porque entonces Rusia se torna satélite de USA y de la UE, se vuelve buena, débil y compradora de nuestro armamento contra China, Irán y Corea del Norte. Craso error: Rusia es Europa, no un infierno al que hay que cercar de bases militares cuando ya no era comunista.

El borracho Yeltsin era nuestro hombre de paja. El corajudo Putin no, porque no es una piltrafa ni un bufón

El borracho Yeltsin era nuestro hombre de paja. El corajudo Putin no, porque no es una piltrafa ni un bufón. Las bases otaneras atosigadoras y amenazantes fueron primero y siguen siendo, la invasión de Putin, después. Israel tiene derecho a defenderse -escuché una y otra vez en referencia a un grupo de fanáticos obligados a ser terroristas-. Rusia también, de toda una alianza que se formó contra el comunismo ya inexistente y, sin embargo, sigue amenazando. Si algún día he de morir en una guerra mundial nuclear no será a causa de Rusia.      

No se trata de santificar a Putin, evidentemente, pero el auténtico problema no es él sino los césares que permiten morir a palestinos y ucranianos para que los negocios prosigan. Los que miran para otro lado cuando los ciudadanos de Occidente pagamos las consecuencias de los intereses espurios de unos asesinos ocultos y ocultados por los medios de comunicación. Ayer fueron unas inexistentes armas de destrucción masiva en Irak, hoy son los malvados Putin, etc., que van a invadirnos y a atarnos con cadenas a sus dictaduras. 

Uno de mis dos o tres discípulos preferidos, el profesor Manuel Rodríguez Illana, doctor en Periodismo, psicólogo y músico, acaba de publicar un libro subversivo: La guerra de Putin, se llama. Subtítulo: La construcción mediática del relato otanista (Eds. El Viejo Topo). Rodríguez Illana es uno de los mejores analistas académicos de España en el campo de la intencionalidad ideológica del mensaje periodístico, si no el mejor. No lo verán ustedes en los medios masivos de comunicación.

Le dirigí su magnífica la tesis —sobre la manipulación mediática occidental sufrida por el expresidente boliviano Evo Morales— y tuvo muchos problemas al defenderla ante un tribunal de la cuerda socialdemócrata en el que yo confiaba pero que actuó más como tribunal político que académico. Me pasó algo parecido a mí con mi tesis en 1994. El virus woke y posmoderno penetra hasta en las mentes más lúcidas. 

Para Rodríguez Illana, el tema Putin no es una novelita de Marcial Lafuente con sus malos y sus buenos. Eso es tratar de idiota a la opinión pública. ¿Lo es? Si así resultara, si sufriera de idiotez, sería su problema y, de rebote, el de todas las mentes nobles que deberán defenderse de esta otra pandemia. El libro de Rodríguez Illana es una buena oportunidad de mirar los acontecimientos con otros prismas que enriquezcan las opiniones y por tanto nos aporten mayor conocimiento. Pero si ustedes desean seguir viendo el espectáculo de los inocentes que saludan al César porque van a morir, sigan, puede ser divertido y peligroso a la vez. El anfiteatro romano no tiene por qué concretarse en un gran edificio tan sólo, se puede extender a todo el planeta, con los palestinos y los ucranianos como vanguardia de los que caminan hacia la muerte para que otros vivamos aunque paguemos más impuestos y mayores cantidades por alimentarnos; más por luz, agua, gas, por adquirir un coche o abastecerlo de carburante.

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Comentarios (1)

Leon Hace 2 meses
Don Ramon por fin le encuentro,Ut iam praedixerat, novus andalusian correistas eum delevit.Salud y suerte. Gracias por todo y a seguir leyendole
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