¿La mujer traerá un mundo mejor?

En estos días, se nos considera a los varones culpables mientras no demostremos lo contrario

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Alejandra Kollontai, primera mujer ministra de la historia contemporánea.
Alejandra Kollontai, primera mujer ministra de la historia contemporánea.

Sólo con rebelarse ya está la mujer aportando un mundo mejor. Rebelarse es indispensable para que la especie avance por medio de su Historia. Ahora habrá que estudiar el tipo de rebelión que se encuentra protagonizando la mujer. Rebelión no es igual a revolución. La rebelión no cambia una estructura sustancial de funcionamiento, en este caso de la especie humana. La revolución, sí. Otra cosa es cómo funcionen las revoluciones después.

En la antigua Unión Soviética se dio en 1917 una revolución tal que no sólo destruyó la débil estructura mercantil que existía sino que asesinó al zar y a su familia para que no quedara ni rastro de la Rusia capitalista. Los bolcheviques ocuparon su lugar, la primera mujer ministra de la historia contemporánea -en realidad de la Historia- la aportó Lenin, se llamaba Alejandra Kolontai quien en su obra distinguía entre las mujeres feministas revolucionarias y las burguesas feministas de andar por casa.

En aquella Unión Soviética existían techos de cristal y dominios del varón pero al menos el 80 por ciento de las mujeres trabajaba en la dinámica productiva y en la política activa. Incluso llegaba a estar mal visto que una mujer no trabajara. Un 60% de los ingenieros eran mujeres, un 87% de los economistas, un 70% de los médicos y profesores y un 90% de los bibliotecarios. No obstante, en el mundo académico sólo un 13% eran doctoras. Había un embudo o techo de cristal en los altos niveles profesionales. La URSS envió al espacio a la primera mujer: Valentina Tereshkova.

Todo se vino abajo por la corrupción interna propia del ser humano -y más del ser humano con mando absoluto sobre los demás- y a causa de una estrategia occidental en cuya trampa cayó el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Como Putin ha recobrado en gran medida el poder de aquel PCUS y de aquella URSS -sin superarlo aún- lo quieren quitar de en medio y eso nos puede llevar a que ni mujeres ni hombres sigamos evolucionando. Sin duda, ahora ya podemos sostener que el mundo estaba más lejos de la guerra mundial cuando existía el “equilibrio del terror” USA-URSS.

Golda Meir fue primera ministra de Israel entre 1969 y 1974, entre otros cargos de relevancia como ministra y embajadora de Israel en la URSS. Indira Gandhi lo fue de India entre 1966 y 1977 y después desde 1980 hasta su muerte en 1984. Como Meir, también ocupó carteras ministeriales. Ambas se educaron en Occidente. Desde entonces, la mujer ha elevado mucho su voz y su lucha por sus derechos. Perfecto. Pero la cuestión de fondo es otra: ¿significa eso que el futuro será mejor cuando la mujer “sustituya” al hombre en las altas esferas?

En la actualidad, hay síntomas claros de que la mujer avanza firme en los altos cargos que conducen buena parte de la marcha del mundo occidental. No hace mucho, una mujer encabezaba la Reserva Federal de EEUU, Janet Yellen. Lo hizo desde 2014 a 2018 y antes era vicepresidenta. Sucedió al economista judío y premio nobel Ben Bernanke quien llamó mi atención cuando mencionó a la naturaleza humana como una de las causas de la crisis financiera de 2008. Se ve que es bastante más que un simple “contable”. Yellen llegó de la mano de Obama. Las mujeres altos cargos citadas hasta ahora son personas consideradas progresistas.

Christine Lagarde es presidenta del Banco Central Europeo; antes, directora gerente del FMI y antes de eso ministra de Economía, Finanzas e Industria de Francia; Nadia Calviño es presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Giorgia Meloni ocupa desde 2022 el cargo de presidenta del Consejo de Ministros de Italia. Ya sabemos que existen otras mujeres destacadas en el mundo occidental como Eva Magdalena Andersson en Suecia -que fue primera ministra-, Sophie Wilmès, primera ministra de Bélgica entre 2019 y 2020. La misma Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU… Incluso la portavoz del gobierno de Rusia, una activa y sagaz defensora de su ejecutivo, María Zajárova.

¿Se ha notado y se nota -aunque sea un poquito- la mano de estas mujeres en lo que se refiere a una situación menos mala que la que hemos traído los hombres? Yo no lo sé, no hay perspectiva histórica aún para saberlo. Los techos de cristal se van rasgando. A veces ni existen y en otras ocasiones están ahí, frágiles, esperando a que llegue la cabeza femenina que los destroce. No conozco techo de cristal por ejemplo en mi empresa, la Universidad de Sevilla, aunque machismo, haylo, empero. Y también un absurdo feminismo al que le interesa seguir existiendo a nivel mundial, exhibiendo demasiado victimismo que es rentable para lograr metas. Lo diré bien claro: el machismo existe, por supuesto, y el victimismo femenino también, y existirá mucho tiempo porque de él viven espiritual, intelectual y materialmente muchas personas. Y eso ya no es progresista, es reaccionario Millones de mujeres han sido y son víctimas de la injusticia. Millones de hombres también, siguen en el olvido, sufrieron y sufren marginaciones, persecuciones y ejecuciones. Nadie ha escrito sobre ellos. Hay que hablar de todos, de ellos y de ellas, no se debe tergiversar la Historia sino equilibrar su interpretación, eso une a los géneros, no los separa.

Deseo hacer un llamamiento a la juventud, sobre todo a la juventud investigadora, académica. Miren, por razones bilógicas yo no voy a poder, voy camino de los setenta tacos. Ustedes son el relevo generacional, los relevos generacionales, las células humanas del planeta que seguirán adelante - ustedes y sus sucesores- cuando yo sea presa de mi apoptosis. Por favor, sigan la evolución del caso de la mujer, sean ustedes mujeres u hombres. Comprueben si con el supuesto “triunfo” de ellas el mundo ha mejorado sustancialmente o va mejorando.

Cuando era joven, desde la clandestinidad comunista luchábamos por un mundo que nosotros creíamos mejor y estábamos convencidos de ello, por eso nos temían y nos han destruido. No me dirán que un Garzón o un Iglesias son comunistas, sencillamente son seres humanos que buscan su supervivencia personal, su buena supervivencia personal. Mujeres y hombres estábamos unidos, las mujeres se encargaban de hacernos ver nuestro machismo pero se trataba de una intensa autocrítica leninista que manteníamos. En la realidad, íbamos del brazo, unidos en nuestras pluralidades, teníamos influencia del propio Lenin y su defensa de las mujeres e incluso de Engels, uno de los pioneros de tal defensa. Esa dinámica se ha roto con posterioridad y sobre todo en estos días en los que se nos considera a los varones culpables mientras no demostremos lo contrario. Es un mundo reaccionario. No soy un nostálgico, lo que digo es cierto, he vivido las desavenencias entre hombres y hombres, entre mujeres y mujeres, entre hombres y mujeres, pero luchábamos por un objetivo común: contra Franco y contra el capitalismo. Sabíamos que tras la muerte de Franco llegaría esta democracia de ahora que no era la que queríamos.

Lo que no pude o quise ver es que mujeres y hombres alcanzaríamos este grado de enfrentamiento que sólo fortalece al sistema que ha traído progreso y muerte a la vez: la sociedad de consumo mercantil. Hasta que me di cuenta de que esa sociedad mercantil soy yo mismo, que me daba de revolucionario. Pero como no he perdido la ilusión de que los humanos nos queramos más los unos a los otros, aunque sea un poquito, tengo puesta mi esperanza en la mujer. Sin embargo, soy pesimista. Anoten para el futuro mis hipótesis de trabajo: 1. Los nuevos dueños del mercado -los aún jóvenes milmillonarios tecnológicos- no están mejorando a los viejos “explotadores” milmillonarios. Warren Buffet está coaligado con Bill Gates en el mundo de los grandes negocios y a Jeff Bezos le montan huelgas sus trabajadores de Amazon ante el silencio casi absoluto de su diario, The Washington Post, al que llaman “el prestigioso The Washington Post”. ¡Y una leche! Esta hipótesis empieza a estar demostrada. Hipótesis 2: la mujer no va a traer un mundo sustancialmente diferente, sino que imitará al varón y se enfrentará con otras mujeres y con otros varones, como ha hecho siempre el varón. Esta es la hipótesis que quisiera que fuera rebatida dentro de al menos 100 años porque hay que dar tiempo al tiempo a la mujer. Por lo pronto, ya lo ven: varias manifestaciones el pasado día 8 de marzo, la mujer se está topando con la cruda realidad. Veremos si la torna en algo más llevadero.

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