sin_hogar.jpg
sin_hogar.jpg

"Una de las cosas que más llama la atención de pasear por Birmingham es la cantidad de homeless que encuentras [...] Un paseo por Londres también te pone sobre la pista de la cantidad de personas que se ha quedado por el camino en este país".

Birmingham es la segunda ciudad de Inglaterra por su tamaño, sus habitantes y su importancia. Era un dato que desconocía antes de venir a pasar el verano aquí por motivos laborales. Creo que para muchos españoles como yo, Manchester y Liverpool, quizá por motivos futbolísticos, estaban por delante. Pero no, Birmingham es un centro industrial y comercial de primera índole en el Reino Unido.

Es, además, la ciudad más joven de Europa con más de un 40% de su población por debajo de los 25 años y de ese dato presume en uno de los carteles que adornan el paso subterráneo desde Broad Street hasta Victoria Square. Ese cartel, junto a los otros en los que Birmingham se precia de sus espacios verdes o sus centros comerciales, suele estar custodiado por dos grupos de personas. A un lado, una especie de asociación religiosa, posiblemente católica, que recauda fondos para ayudar a los de enfrente. Los de enfrente son un grupo de personas sin hogar: los homeless británicos.

Una de las cosas que más llama la atención de pasear por Birmingham es la cantidad de homeless que encuentras. No es exclusivo de Birmingham. Un paseo por Londres también te pone sobre la pista de la cantidad de personas –hombres, mayoritariamente- que se ha quedado por el camino en este país. Por lo que me cuentan, lo mismo ocurre en Manchester o Liverpool y, presumo, en el resto de grandes ciudades industriales del Reino Unido.

El contraste, en este caso, es brutal. El centro de Birmingham está consagrado al más puro consumismo. No hay esquina sin tienda. No hay calle sin centro comercial. La estación de trenes no es una estación, es un centro comercial en el que paran los trenes. Se comunica con el Bullring, un inmenso arcade de diseño futurista con todas las grandes marcas, algunas menos grandes y muchos restaurantes. Un poco más arriba Ikea. Algo más allá Mark and Spencer, House of Frasier,… Y alrededor, sumergida en el bullicio de una masa consumista, mucha gente que no tiene nada.

Dos detalles más sobre el ejército de parias que puebla las calles de Birmingham. Uno, su absoluta alcoholización. Todos los días que he ido al centro me he encontrado una actuación sanitaria con respecto a una de estas personas a causa del alcohol. El segundo, su segmentación racial. La proporción de blancos sobre negros es de 20 a 1. Por supuesto, no hay árabes ni asiáticos.

Si Dickens narró las consecuencias humanas de la Revolución Industrial, por cierto, el éxito de Watt se debió a un industrial de Birmingham con el que se asoció (Matthew Boulton), la sensación es que en este país, el neoliberalismo extremo también ha dejado a mucha gente en la estacada. Estamos hablando de una potencia en términos macroeconómicos y con su economía en crecimiento, pero el desmantelamiento de su Estado del Bienestar y la cesión a la caridad de lo que debiera ser la asistencia social convierten las calles de Birmingham en la cama de demasiadas personas.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído