En el 'nido' teatral de Zaranda en Jerez: un minuto antes de volver a batir las alas

La compañía andaluza, con casi 50 años de historia, uno de los grupos de teatro más antiguos de Europa y reciente Medalla de Oro de la Academia de las Artes Escénicas, estrena este viernes en Toledo 'Todos los ángeles alzaron el vuelo'

La Zaranda, tras el ensayo de 'Todos los ángeles alzaron el vuelo', sobre el escenario de la Nave en Jerez. En la imagen, de izda. a dcha., Enrique Bustos, Ingrid Magrinyá, Natalia Martínez y su perrita Chuchi, Gaspar López Campuzano, la técnico Peggy Bruzual, Eusebio Calonge y, sobre la caja de cervezas, Paco de La Zaranda.
En el 'laboratorio' teatral de Zaranda en Jerez: ensayo general de 'Todos los ángeles alzaron el vuelo', el pasado lunes.
06 de marzo de 2025 a las 10:14h

Para celebrar el medio siglo de milagrosa supervivencia hay interés en trasladar parte de sus objetos, vestuarios, cachivaches, y demás pedazos de historia atesorada en su nido jerezano a las Naves de Matadero, en Madrid. Pero por encima de todo hay algo que, si se produce ese gran homenaje en 2028, debe estar: el escenario. Su escenario de la calle Apeadero.

Esos tablones que al comienzo de cada periodo de ensayos en Jerez —cada dos años aproximadamente— han venido ellos mismos repintando de negro para renovar energías. Siempre bajo la atenta mirada de la Virgen de Guadalupe. La que trajeron de una de sus giras de México y permanece en un altar en lo más alto de la Nave. La Nave es una burbuja con un huerto al margen de los desarrollos urbanísticos que ha ido viviendo esa zona norte del núcleo urbano desde que compraron en 1989 aquella vieja construcción industrial al conocido Pepe el millonario. Allí cruza el tren como una exhalación mientras entre los muros retumba como un trueno la voz del actor.

Hace unos días estuvo por allí el museógrafo y gestor cultural David Pérez, director creativo de la Fundación Fernando Núñez, y cuando dibujó la posibilidad de ese evento en la capital de España, tuvo claro que quería ese escenario. "Para nosotros fue muy sorprendente —cuenta Eusebio Calonge, dramaturgo, iluminador y responsable de las bandas sonoras de los montajes del grupo— que lo primero en lo que se fijase y quisiera llevar a Madrid sea el escenario tal y como es. Dijo: este escenario tiene la energía, no quiero otro”. Es como si los personajes y los elementos escenográficos (sus adorados objetos) fuesen el santo y seña de lo que simboliza el grupo, pero no su verdadera materia prima. La esencia son estas tablas, de ahí nace la llama.

La Zaranda, tras el ensayo de 'Todos los ángeles alzaron el vuelo', sobre el escenario de la Nave en Jerez. En la imagen, de izda. a dcha., Enrique Bustos, Ingrid Magrinyá, Natalia Martínez y su perrita Chuchi, Gaspar López Campuzano, la técnico Peggy Bruzual, Eusebio Calonge y, sobre la caja de cervezas, Paco de La Zaranda.
La Zaranda, tras el ensayo de 'Todos los ángeles alzaron el vuelo', sobre el escenario de la Nave en Jerez. En la imagen, de izda. a dcha., Enrique Bustos, Ingrid Magrinyá, Natalia Martínez y su perrita Chuchi, Gaspar López Campuzano, la técnico Peggy Bruzual, Eusebio Calonge y, sobre la caja de cervezas, Paco de La Zaranda.   JUAN CARLOS TORO

Pisamos el escenario del laboratorio teatral de La Zaranda —ellos hablan de sí mismos como Zaranda, sin artículo— y, efectivamente, hay una fuerza latente, una mística que llama al que escucha. "Es la fuerza que se ha ido transmitiendo después de tantas horas de ensayo, de tantas angustias muchas veces, por escenas que no salen, logros que se dan, techos que salen volando… tantas cosas vividas aquí. Y aunque esto ha sido como un refugio, y parece que nunca ha entrado nadie, sí ha entrado gente importante para nosotros. Sin ir más lejos, Juan Margallo —falleció un día antes de este reportaje— ha estado aquí viendo muchos ensayos con nosotros…”, asegura el dramaturgo jerezano.

Un "gran viaje"

“¿Es fuerte, eh…? Ha sido un gran viaje”, alude el actor Gaspar López Campuzano nada más concluir el ensayo general días antes del estreno del nuevo trabajo, este viernes 7 de marzo, en el Teatro de Rojas de Toledo (escenario que ha coproducido, junto al Teatro Romea de Barcelona, este montaje). Junto a Paco Sánchez, Paco de La Zaranda —y el difunto Juan de la Zaranda—, es uno de los fundadores de la compañía andaluza, de las más antiguas de Europa.

Un grupo, que se hace llamar compañía de teatro inestable de ninguna parte, que hace unos meses recibió la Medalla de Oro de la Academia de las Artes Escénicas y que cumple década y media como Premio Nacional de Teatro

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Ingrid Magrinyá y Natalia Martínez, tras el último ensayo en Jerez antes del estreno de 'Todos los ángeles alzaron el vuelo', sobre el escenario de la Nave.   JUAN CARLOS TORO
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Tras el ensayo, preparan vestuario y elementos escenográficos para el estreno en Toledo.   JUAN CARLOS TORO

Tras dos meses y medio de ensayos de alta intensidad física y mental, la compañía andaluza se dispone a levantar de nuevo el vuelo. Será su decimonoveno espectáculo en 47 años de existencia. Tan inestables, tan precarios siempre, que han hecho de la necesidad virtud y han convertido el minimalismo en un estilo de caminar por los escenarios de medio mundo.

"Vamos ligeros de equipaje, sin cargas", bromea Enrique Bustos, el otro actor del grupo, sobre una escenografía que se edifica a partir de apenas un somier, una caja de cervezas, una silla de playa, un puñado de tacones rojos y unas mantas. A partir de ahí, la magia del teatro. La vida es sueño.

En los últimos años han estado con sus producciones en Japón, Argentina, Uruguay, Costa Rica y Polonia —actuaron en la Cricoteka de Kantor—, y como si reiniciaran su compromiso con la escena y renovaran su fe inquebrantable con el arte, resurgen de nuevo. Inasequibles al desaliento.

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Natalia Martínez y Gaspar López Campuzano, en un momento de la obra.   JUAN CARLOS TORO

El "milagro entre el público y lo que ocurre encima del escenario"

"Siempre digo que el primer ensayo es el estreno. Ahí es donde empieza el personaje a desarrollarse, a tomar cuerpo y a crecer, aquí lo hemos preparado todo para que eso sea posible. Si siempre he dicho que el teatro es una cuestión de fe, creo que vamos bien preparados para que se dé el milagro de comunión entre el público y lo que ocurre encima del escenario", reflexiona Paco de La Zaranda.

E insiste sobre este pensamiento previo a alumbrar otra obra teatral: "Es muy caprichoso porque cuando te alejas del teatro y no lo quieres, te atrapa y te dice: no te vas ni loco. Llevo toda mi vida queriendo dejar el teatro, como sabéis... y sigo sin entender una papa de teatro, pero la ilusión está casi, casi, casi intacta. Es el temblor de los toros de Valle-Inclán, aunque ahora no esté bien visto lo taurino". 

Junto a las dos actrices que se incorporan a la compañía, la también bailarina ibicenca Ingrid Magrinyá —con la que Eusebio y Paco ya habían trabajado en La extinta poética y otras experiencias teatrales fuera de Zaranda—, y la murciana Natalia Martínez, el director de escena y actor mantiene que con el último trabajo, Manual para armar un sueño, "tuvimos muchos problemas sobre lo que ocurría a nuestro alrededor, como aquel techo de la Nave, pero esta vez se trataba de salir de ese trabajo de tres que volvimos a hacer y, de nuevo, que nunca es fácil, compartir con alguien de fuera nuestra experiencia teatral. Y creo que el milagro se va a dar. Sin ninguna duda".

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Otro momento del espectáculo.   JUAN CARLOS TORO

Como dos zarandianas más, ambas reconocen la experiencia "inmersiva" de estos casi tres meses de trabajo, y no solo por sumergirse en el laboratorio creativo teatral de Zaranda, sino también por vivir Jerez. Hasta clases de baile por bulerías ha tomado Ingrid, para empaparse a fondo de la esencia jerezana durante los ensayos con el grupo.

"Ha sido un encierro, una burbuja, inmersión total. Hemos vivido más intensamente lo que es La Zaranda", confiesa. Y matiza Natalia que la inmersión ha sido "tanto en su mundo (en el de La Zaranda) como en el de Jerez; también nos ha marcado mucho estar aquí, en este lugar". "Los hemos entendido mejor", apostilla, sosteniendo en brazos a Chuchi, su perrita, presente en todos los ensayos desde mediados del pasado diciembre. 

'Todos los ángeles alzaron el vuelo': del bajo fondo a la elevación

El nuevo trabajo, un texto que originalmente Eusebio Calonge entregó a Paco con Laura Gómez-Lacueva como protagonista, y que finalmente quedó suspendido por el prematuro fallecimiento de la actriz aragonesa, hurga en las cloacas de la sociedad, en los bajos fondos, con unos personajes desheredados o de la peor calaña, pero que progresivamente son revestidos de poética y dignidad sobre el escenario. Aparentemente, nada nuevo bajo el sol de una compañía que una y otra vez mezcla la realidad con el terreno de los sueños, la denuncia política y social con una poética que huye de lo panfletario como de la peste.

"En el teatro siempre hay una fricción con el tiempo que cruza, pero intentamos buscar lo jondo, una intensidad que toque a cualquiera, y que al personaje lo salve la intensidad poética, aunque sea de lo más sórdido; hacemos un teatro con un componente social y político, no ideológico, pero siempre intentando elevarlo a una intensidad poética. Pero no se pretende, sería inútil", sostiene.

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Gaspar López Campuzano, actor y cofundador de la compañía.   JUAN CARLOS TORO

"El trabajo siempre es el mismo. Hay un trabajo, que fue lo que hizo de algún modo Juan de La Zaranda, que abrió ese manantial, y ya lo que te tienes es que mantener en un cauce, que se va haciendo si, de alguna manera, respetas tu propia fuente, si no buscas fuera de lo que el teatro te dice, sino que vas escuchando lo que el teatro tiene para ti", abunda sobre el nuevo espectáculo su autor, Eusebio Calonge.

El dramaturgo y ensayista teatral andaluz considera, en esta línea de trabajo tan Zaranda, que lo anterior "es lo que te sigue sorprendiendo, porque realmente te sigue llamando la atención y asombrando qué es lo que se puede dar sobre el escenario. Eso es lo que te mantiene expectante durante tanto tiempo". "Empezamos hace cuatro años con Laura este trabajo y aquello, desgraciadamente, se truncó. Ha vuelto aquí y la forma siempre está en el escenario, no en el texto, que es solo brújula. El trabajo surge siempre del escenario, con gente que va dando lo mejor de sí mismos, su fuerza, y toda la energía que en una compañía longeva también va mermando". 

Dos prostitutas, un proxeneta, un exconvicto y una mezcla de príncipe Idiota de Dostoyevski con Caronte, barquero del inframundo. Una obra cruda, descarnada, por momentos en carne viva, sórdida y bajo una atmósfera opresiva de noche que no acaba nunca. La noche es más larga que la muerte, cantaba El Torta. Desde ya, la obra pertenecerá a quien la contemple. Y, en este sentido, sentencia Calonge: "A partir de subirlo a escena, cada espectador se llevará una parte u otra. Ese es el vuelo. Aquí ha sido el nido". Y sobre el escenario, sobre la energía que despide a chorros esas tablas de ensayo-error en la Nave de Jerez, está la gran ceremonia del teatro del mundo preparada para, otra vez, batir sus alas.

Sobre el autor

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Paco Sánchez Múgica

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