La "maldición" de Puerto Sherry se va rompiendo: "En un par de años se va a notar un cambio radical"

Los propietarios de inmuebles en el Pueblo Marinero transmiten buenas sensaciones ante un posible cambio de rumbo tras más de 30 años de edificios inacabados en uno de los destinos más demandados de España

La comunidad de vecinos lucha para romper la maldición de Puerto Sherry.
La comunidad de vecinos lucha para romper la maldición de Puerto Sherry. MANU GARCÍA

Más de 400 barcos se balancean frente a un hotel de lujo. El cielo se tiñe de gris y la lluvia empieza a mojar unas casas que guardan un encanto especial. Terrazas en diferentes niveles brindan un aspecto desigual a las viviendas que forman Puerto Sherry. Un enclave portuense fotogénico donde se adentran los niños y niñas vestidos de comunión o un equipo de cámaras para rodar escenas de la película El Niño. Quién no se ha hecho fotos en los muros y rincones de esta zona donde se respira tranquilidad y seguridad. Junto al puerto deportivo que este año presume de Bandera Azul, hay restaurantes, discotecas, una farmacia y un supermercado. Dos playas, la Muralla y la Puntilla, arropan al pequeño pueblo que estos días recibe a la élite mundial del windsurfing.

Parece que no hay adjetivos negativos para una zona rentable que se ha convertido en un revulsivo económico, generadora de beneficios para El Puerto. Deportistas, turistas, vecinos… Todos quedan prendados de una panorámica repleta de atractivos. “Cuando preguntas al que viene, qué tal todo, dicen, magnífico... pero es una pena que esté así”, dice Ramón Delgado, presidente de la comunidad de propietarios del Pueblo Marinero.

Ramón Delgado durante la entrevista.
Ramón Delgado durante la entrevista. MANU GARCÍA

Puerto Sherry enamora, aunque lleve más de 30 años paralizada en el tiempo. El jerezano, de 50 años, pasea por las calles que pisa diariamente. Siempre ha vivido a dos minutos de allí y desde hace 15 años tiene apartamentos dedicados al turismo vacacional. Conoce como la palma de su mano el mapa de un espacio que, en los años ochenta, se decía que sería el segundo Puerto Banús. En 1984 se puso la primera piedra de un proyecto que se veía con buenos ojos, pero que nunca terminó de fraguar. El arquitecto Miguel Oliver fue el artífice del desarrollo “elitista, bonito y grande” de este lugar bañado por el Océano Atlántico.

"El deterioro es monstruoso"

“Todo esto era mar, recuerdo de pequeño ver cómo entraban los camiones para rellenar el terreno”, comenta Ramón. Muchas personas invirtieron y adquirieron inmuebles, sobre todo, como segunda vivienda, atraídas por el magnetismo de la costa. Después, llegaron las dificultades, quiebras y sueños truncados. “Este sitio tiene una maldición, que un sitio así esté en estas condiciones es lamentable”, suspira el jerezano que ha visto con sus ojos la evolución del pueblo.

Puerto Sherry presenta 403 referencias catastrales entre viviendas y locales comerciales. El 25% aproximadamente corresponde a casas habitadas, personas que las disfrutan en vacaciones o que están todo el año teletrabajando. “Cada año viene más gente a vivir”, asegura el vecino.

Edificios abandonados en el pueblo marinero.
Edificios abandonados en el Pueblo Marinero. MANU GARCÍA
Una de las casas inacabadas en el enclave.
Una de las casas inacabadas en el enclave. MANU GARCÍA

El 50% está a medio construir. En un golpe de vista destacan estructuras abandonadas y edificios que más bien parecen el escenario de una serie apocalíptica. La incuria convive la belleza. “El deterioro es monstruoso”, comenta Ramón, mientras camina junto a las estructuras. “Cuando ese vecino abre la ventana, se encuentra con toda esa hiedra desde hace décadas”, dice señalando uno de los inmuebles.

Los edificios que están a la mitad generan problemas de humedad, filtraciones y son un foco de cucarachas y ratas. “Imagina vivir con una estructura de hormigón delante”, dice. El contraste abruma. Junto a una fachada recién pintada permanece los restos de lo que iba a ser una casa en la que suelen encontrarse colchones. Los vecinos son testigos de vandalismo y del peligro que conlleva la afluencia de individuos entre esos muros.

“Han venido arquitectos y han dicho que están para demoler. Aunque se pudiera finalizar técnicamente, que no es posible, no se podrían terminar debido a que no cumplirían con la normativa actual. Después de más 30 años, nada justifica que no se demuelan”, explica Ramón, que señala que la lluvia, el viento y el paso del tiempo han agravado su estado.

Aparcamiento subterráneo que se empezó a construir hace más de 30 años.
Aparcamiento subterráneo que se empezó a construir hace más de 30 años. MANU GARCÍA

A su espalda, entre retamas y lentiscos, se divisan los restos de un parking subterráneo que se contemplaba en el proyecto inicial y que, como otras partes, nunca se llegaron a ejecutar. La principal lucha es dignifica las estructuras, buscando un equilibro con la flora y la fauna de la zona que los ecologistas han puesto en valor en innumerables ocasiones.

Aunque ha habido intención, Puerto Sherry no cambia y arrastra ciertas carencias. Durante el paseo, varios operarios realizan labores de mantenimiento tras el paso de 'Bernard'. Una veleta está tumbada y parte de un balcón se ha desprendido y ha caído sobre el techo de uno de los establecimientos. Una escena puntual que se suma al ya estado de los viales y a la presencia de farolas destrozadas. “Hemos pedido a Autoridad Portuaria, la autoridad competente, que arregle la vía y renueve la iluminación”, sostiene el presidente, que también propone habilitar una acera para que los transeúntes no paseen pendientes de no ser atropellados por los coches.

La finca de La China es otra de sus preocupaciones. La comunidad rechaza esas 800 viviendas que se plantean en la zona donde, según los ecologistas, hay “una auténtica joya botánica con especies amenazadas”. “Sería una masificación bestial, aquí no hay aparcamiento y solo hay un vial de entrada y de salida. En caso de emergencia, colapsamos”, comenta Ramón, que, por otra parte, también entiende que los propietarios quieran sacarle partido al terreno. “Pero con un poquito de control”, añade.

Ramón explica el estado de las farolas en la zona.
Ramón explica el estado de las farolas en la zona. MANU GARCÍA
Estragos de la borrasca 'Bernard'.
Estragos de la borrasca 'Bernard'. MANU GARCÍA

Pese al estado en el que se encuentra, Puerto Sherry es uno de los sitios favoritos para veranear y es un destino muy demandado, sobre todo, en época estival, cuando no cabe ni un alfiler. Todo el mundo disfruta sin importarles esas viviendas abandonadas llenas de pintadas.

“No entiendo cómo siendo Puerto Sherry lo que es, tenga esa entrada”. Juan Pedro Osborne, uno de los propietarios del restaurante Crefondue, sale a la terraza. Fue el entorno lo que le motivó a abrir en 2005 este local especializado en platos mediterráneos, brunch y crepes. “Nos trajo aquí la idea de lo que se supone que llegará a ser esto algún día”, explica una mañana de llovizna que no ha truncado un día de playa a una familia extranjera.

Frente a la histórica muralla, Juan Pedro pone en valor el turismo de calidad que observa en el pueblo. “Es uno de los mejores enclaves de El Puerto, la hostelería cada vez apuesta más por esta zona. Creo que de aquí a un par de años se va a notar un cambio radical”, comparte.

Tanto Juan Pedro como Ramón transmiten que hay buenas sensaciones de cara a un futuro próximo. Están convencidos de que el cambio de rumbo ya ha comenzado. La junta de vecinos está realizando una rehabilitación integral de sus viviendas, que corre a su cuenta, y el Ayuntamiento ya ha tendido la mano.

Juan Pedro delante del restaurante Crefondue.
Juan Pedro delante del restaurante Crefondue. MANU GARCÍA
Uno de los rincones del pueblo marinero.
Uno de los rincones del pueblo marinero. MANU GARCÍA
Vallado de las parcelas con edificios sin terminar en Puerto Sherry.
Vallado de las parcelas con edificios sin terminar en Puerto Sherry. MANU GARCÍA

“Estamos muy implicados haciendo llamamientos para que demuelan, vallen, limpien y construyan dentro de la legalidad de forma razonable”, dice el presidente de la comunidad, que afirma que “esto va a ser el principio del final de la maldición de Puerto Sherry”.

La concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de El Puerto firmó un decreto que obliga a los propietarios de las parcelas sin edificar a vallar y adecentar las tres zonas en las que se encuentran tras años de reclamaciones. “Desde que se lanzó, hay vallas para que la gente no pueda acceder”, explica Ramón. El siguiente paso es la demolición o la reconstrucción de los edificios abandonados.

Según el presidente, “ahora mismo el Ayuntamiento tiene la voluntad de ayudarnos y lo estamos viendo. Lo que hace falta es que se cumpla el decreto. Yo confío en que esto va a cambiar”. Sin bajar la guardia, los vecinos mantienen la esperanza de ver acabado el pueblo que un día se empezó en esta zona a la que dedican muchas miradas ecologistas, ayuntamiento, Autoridad Portuaria, locales, turistas, deportistas y hosteleros.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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Comentarios (1)

Xerez Hace 5 meses
Destrozaron un paraje único para un pelotazo urbanístico.
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