16 años de crepes y fondues frente a la muralla de Puerto Sherry: "Llega Crefondue 2.0"

Los portuenses Juan Pedro Osborne y Carlos Saura inauguraron en 2005 este establecimiento especializado en platos mediterráneos que se ha convertido en uno de los estandartes de esta parada turística

Carlos Saura y Juan Pedro Osborne en la terraza de Crefondue en Puerto Sherry.
Carlos Saura y Juan Pedro Osborne en la terraza de Crefondue en Puerto Sherry. MANU GARCÍA

Las aguas de la Bahía arropan una antigua fortificación construida en el siglo XVIII que vigila a los bañistas. Una imponente muralla con más de 300 años de historia da nombre a un enclave turístico de Puerto Sherry donde el sol es el aliado perfecto para disfrutar de esta postal. Vistas que hasta principios de los años ochenta -cuando las garras del ladrillo tomaron el pueblo marinero- eran un misterio que desde mayo de 2005 se puede contemplar en una amplia terraza junto al mar.

El acantilado erosionado por las rocas que Loewe usó para lanzar su colección de 2014, se divisa desde la Crefounde, un establecimiento moderno ubicado frente al único rincón del litoral portuense a salvo del Levante que se inauguró hace 16 años con una oferta diferente.

Los socios y amigos de toda la vida, Juan Pedro Osborne y Carlos Saura decidieron instalarse en el antiguo local de El Casinillo y unir los dos colindantes en busca de un concepto “que fuera novedoso en la ciudad y que no estuviera tan repetido”. Así realizaron varios viajes a ver si les venía la inspiración. “Estuvimos visitando sitios en ciudades y un día fuimos a comer a una crepería, pensamos que podía ser algo divertido y que podía encajar”, comenta Juan Pedro sentado junto a un gran ventanal que deja ver el exterior.

Los socios durante la entrevista en el interior del establecimiento.
Los socios durante la entrevista en el interior del establecimiento.  MANU GARCÍA

Pero ellos querían ampliar un poco más y para no quedarse encasillados incorporaron las fondues, además de otros platos más elaborados. La suma de los crepes y esta última propuesta bautizaron a este local que generó expectación en cuanto abrió sus puertas. “No era una cosa que la gente conociera, había mucha curiosidad por probar los crepes, hoy en día la restauración está en un nivel en el que la gente no se sorprende con nada, pero en aquellos tiempos sí, aquí no había creperías”, explica Carlos viajando al pasado.

“Había mucha curiosidad por probar los crepes”

Para ellos, no era su primer local, ya contaban con una experiencia en el sector hostelero que comenzó allá por el 2000 cuando a diez jóvenes se les ocurrió montar una caseta en la feria de El Puerto, La Peseta. “Después empezamos con el negocio de las copas”, comentan. Desde entonces nada les frenó y, además de Crefondue, se sumergieron en otras aventuras paralelas. Los portuenses enumeran un sinfín de nombres que seguro que resuenan en el imaginario local de la última década. La terraza El Jardín, una barra en la caseta municipal, la mítica discoteca El Burladero, La Cristalera, los extintos 100 montaditos del centro, los de la plaza de la Catedral de Cádiz, Ben & Jerry's, una pizzería, una gintonería que se convirtió en restaurante, otra Crefondue en el centro comercial Luz Shopping de Jerez – que no sobrevivió.

Juan Pedro cuenta la historia de Crefondue.
Juan Pedro cuenta la historia de Crefondue.  MANU GARCÍA

“Hemos tenido muchísimos negocios, hasta 11 abiertos al mismo tiempo”, afirman los socios, uña y carne desde que asomaron la cabeza en este mundo.  En la actualidad, aparte de la caseta Los Trenti que espera a la feria del año que viene, regentan cuatro restaurantes. Dos de la franquicia Foster’s Hollywood, uno en Jerez y otro en Vistahermosa; Toro Tapas, el restaurante de la firma bodeguera Osborne; y esta crepería que ha cumplido su 15 aniversario en mitad de un confinamiento y este año busca volver a brillar.

“Hemos tenido hasta 11 negocios abiertos al mismo tiempo”

Hace apenas un mes, se ha llevado a cabo una “reforma total” con la que, según Juan Pedro, “hemos ganado mucho en operativa, en comodidad y en confort para el cliente”. Mayor amplitud y el traslado de la cocina a la parte de atrás dan unos aires renovados a este espacio recién remodelado que está en plena transformación. “Digamos que es Crefondue 2.0 lo queremos convertir en algo especial y distinto, como lo fue en 2005, lo siguiente será darle un giro a la carta”, dice Carlos maquinando buenas nuevas para el negocio.

Local remodelado.
Local remodelado. MANU GARCÍA

Desde su apertura, Crefondue ha pasado por muchas etapas, adaptándose a las circunstancias y a la situación del mercado, sin perder la línea Fresh and Casual que caracteriza a su oferta gastronómica. Ahora, el establecimiento mantiene la cocina abierta desde las 9.30 a las 00.00 horas abarcando desayunos, brunch, almuerzos, meriendas y cenas, dinámica que nunca habían probado. Con cartas especializadas para cada momento del día, conserva a sus estrellas de siempre, “cocina mediterránea con un toque especial” liderada por las fondues, desde hace un año, presentada en un formato “más divertido” que el originario.

 

“Lo hacemos sobre una hogaza de pan payés, se le corta la tapa, se desmiga y se le mete el queso dentro, se presenta en una bandeja grande y depende de qué tipo de fondue puedes dipear con distintos ingredientes”, explica Juan Pedro repasando los platos fuertes, entre los que también destacan los wok, de arroz, de pollo o de fideos chinos con gambón frito.

Fondue de queso.
Fondue de queso. MANU GARCÍA

En la carta no pueden faltar los crepes, buque insignia de la casa del que “hemos hecho versiones de muchas cosas”. Desde el futomaki, que imita a un maki japonés, la pieza más conocida de sushi hasta el tajine con pollo cocinado al estilo marroquí envuelto en una tulipa crujiente. “El de champiñones y pollo es el que se lleva la palma”, añade Juan Pedro mientras marcha una fondue de queso que huele que alimenta.  

Ensaladas, hamburguesas, poke de salmón, brochetas, nachos, parrilladas de verduras. La variedad salta a la vista. “Somos partidarios de ir renovando la carta todos los años, pero nunca hemos querido perder la esencia”, comentan. A los platos se suman los postres, crepes de mil sabores, y tartas caseras; los batidos y smoothies para la merienda y el famoso brunch que ha pisado fuerte desde que se anunció la primera desescalada.

Una copa de vino en la terraza, con la muralla al fondo.
Una copa de vino en la terraza, con la muralla al fondo.  MANU GARCÍA

“Antes no se veía, pero ahora se pide cada vez más”, observan los socios, que ya intentaron impulsar los desayunos clásicos antes de la pandemia sin que terminara de cuajar. Las tostadas especiales o los huevos benedict de beicon, salsa holandesa y tomate asado son los reyes de este desayuno tardío que se ha ganado numerosos seguidores.

En un paisaje rebosante de encanto, Crefondue atrae a turistas, americanos de la base de Rota y a “mucha gente que viene de Jerez, es un público bastante potente”, dice Juan Pedro que observa como las familias se acercan a la terraza los fines de semana mientras algunas personas eligen trabajar al solecito en días laborales.

Terraza de Crefondue.
Terraza de Crefondue.  MANU GARCÍA

A la crepería se acerca todo tipo de público, fieles que, tras el punto álgido de la pandemia, se reencontraron con Puerto Sherry. “Una vez que abrimos, hemos notado que la gente buscaba una terraza amplia y al aire libre como esta”, dicen. Aunque la pandemia no ha pasado desapercibida, el negocio mira al futuro, a una temporada estival en la que un total de 20 personas no pararán quietas. Además, Carlos y Juan Pedro ya barajan abrir otro proyecto en una localización, de momento, desconocida, “no sabemos si para 2022”.

Cuando el sol reluce, el enclave turístico es uno de los favoritos. Muchos no entienden la pérdida de la bandera azul de la playa de La Muralla. Al gobierno local y a las personas usuarias del entorno les extraña, pero con o sin bandera, nadie le quita la singularidad a este rincón portuense. 

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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