Marcos, 13 años, doble víctima de 'LGTBIfobia': "Quieren que agache la cabeza mientras le acosan"

Montse Sánchez, madre de este joven que cursa sus estudios en el IES La Algaida de Puerto Real, ha denunciado al centro ante la Policía. Asegura que no se han activado protocolos eficaces tras más de un año de acoso incesante a su hijo, que repele con insultos las vejaciones y es quien acaba expulsado y con partes

Marcos, 13 años, doble víctima de 'LGTBIfobia': "Quieren que agache la cabeza mientras le acosan".
Marcos, 13 años, doble víctima de 'LGTBIfobia': "Quieren que agache la cabeza mientras le acosan". FOTOMONTAJE: MANU GARCÍA

Montserrat Sánchez, vecina del barrio del Río San Pedro en Puerto Real, en la Bahía de Cádiz, acaba de llegar a su casa de poner una denuncia en Comisaría de la Policía Nacional. Harta de la situación, de la desesperación de su hijo y de la suya propia, ha estallado en las redes sociales —hasta la activista Carla Antonelli le ha expresado su apoyo en un mensaje de Instagram— y luego ha ido a dejar constancia ante las autoridades de que durante un año el instituto público La Algaida, al que acude su hijo Marcos Moreno, de 13 años, ha hecho “dejación de funciones, no ha abierto un protocolo de bullying ante las vejaciones y el acoso constante que sufre el menor. Se llama LGTBIfobia y allí parece que decidieron mirar para otro lado.

“Es como una omisión de socorro, un niño está pidiendo ayuda y no solo no están dándosela sino que lo están castigando por pedirla”, advierten fuentes jurídicas. Marcos ha llegado esta semana a su casa del instituto, trae otro parte disciplinario. Montse le han preguntado qué ha ocurrido esta vez y él le ha contado que en clase de diversidad sexual otro chico ha vuelto a reírse en su cara, a insultarle, a vejarle delante de todos.

Marcos, que a día de hoy se siente a gusto siendo chico, una vez dijo que si se cambiaba de sexo querría llamarse Laura. El compañero se ha revuelto y le ha dicho: “Laura Moreno, ¿te gusta meterte cosas por el culo?”. Marcos, que recordemos tiene 13 años, que es un crío al que de cuando en cuando le gusta maquillarse, ponerse sudaderas de niña, y que le gustan todas esas cosas que les gustan a los críos de su edad, ha vuelto a repeler el ataque: le ha tirado una bola de papel y le ha espetado que eso “le gustará a tu puta madre”. El castigo, en cambio, es otra vez para él. Ya ha sido expulsado una vez por causas similares.

Los delitos de odio en España siguen creciendo: un 9,3% más en el primer semestre de este 2021, hasta llegar a los 610. La mayoría, por racismo, ideología, orientación sexual o identidad de género. “La única herramienta fundamental para erradicar estos comportamientos es la educación, pero no solo de los alumnos y de nuestros jóvenes, sino también de las personas implicadas, docentes y equipo directivo, sin el apoyo de estas personas no pueden erradicarse con protocolos de actuación estos casos tan graves. Hablamos de una doble victimización, castigamos a la víctima doblemente en vez de al victimario”, asegura en declaraciones a este periódico Susana Domínguez, presidente de Jerelesgay, una organización que lleva 20 años peleando por los derechos de las personas LGTBIQA+.

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Montse muestra capturas de mensajes de apoyo. Son también muestras de solidaridad de vecinos y de otros antiguos estudiantes, y padres y madres del mismo centro gaditano. “En ese instituto siempre han mirado para otro lado. Yo misma sufrí bullying y nunca ni un profesor ni dirección me tendió la mano”. "Todos los que hemos estado cursando en ese instituto sabemos lo que es pasar por ese tipo de cosas...". “Ese instituto es una mierda tía, mi hermana se ha llevado años igual que tu hermano —le escriben a la hija de Montse— por el mismo motivo y por las mismas cosas, la tuvimos que cambiar de colegio, ahora está super feliz”. Tras la denuncia, la familia de Marcos, según le han trasladado tras la denuncia en redes sociales, se reunirá en estos días con la Delegación Territorial de Educación en Cádiz y la petición por parte de la madre, anuncia, será pedir el traslado del chico de su actual instituto, tras un año de acoso y partes disciplinarios de pura impotencia. lavozdelsur.es ha tratado de recabar la versión de la Delegación Territorial de Educación en Cádiz sobre este caso, pero no ha obtenido respuesta.

Montse Sánchez y Marcos Moreno viven desde hace más de 30 años en el barrio portorrealeaño. Han formado una familia feliz, tienen cinco hijos, las dos chicas mayores son buenas estudiantes, una cursa Ingeniería Química y la otra Fisioterapia, y hay un tercero que está a punto de ingresar en la Academia de Policía. Y luego están los mellizos, Marcos y Eduardo. Eduardo, que tiene síndrome de Asperger, no soporta los ruidos y va tras su hermano borrando pintadas de Marcos, maricón, para evitar que “monte pajarracas y grite”.

Mamá, es que me pongo nervioso, no lo puedo evitar, me sale tu puta madre y ya luego veo que la he cagado…, le dice Marcos a su madre cuando esta le insiste en que emplee otros términos. Montse estuvo firmando partes hasta que el psicólogo le dijo que Marcos se había vuelto huraño, arisco con su familia, porque ella daba la razón a los profesores y él se sentía totalmente desprotegido. Los docentes le instaban a que Marcos “pasara de quienes se metían con él, que era muy inmaduro por entrar al trapo”. El psicólogo les dijo que Marcos, si era algo, era precisamente muy maduro, tenía su sexualidad muy definida y tenía muy lo que quería. Marcos decía a su madre que él no tenía por qué esconderse, y que si alguien no le aceptaba, que era su problema, pero que le dejaran vivir su vida en paz. A partir de ahí, tras sufrir acoso en primaria —ahí sí pudo resolverse—, si alguien le atacaba, él respondía al insulto con otro, como mecanismo de autodefensa.

"Al ver que pedía ayuda y no tenía respuesta, acabé sin firmar más partes y diciéndole que se defendiera", expresa su progenitora. "El psicólogo nos dijo que un círculo cerrado en el que constantemente están diciendo el maricón, maricón, maricón... eso quema a cualquiera", añade. 

Dos profesoras lo sacan de clase y lo meten en otra a solas.

—A ver, Marco. Cuéntanos qué ha pasado, ayer estabas muy alterado…

—He contado todo y me han vuelto a decir lo mismo: no sabemos si creerte porque cada uno contáis una historia.

"¿Si no saben si créerle por qué le han puesto el día antes el parte a él?", se pregunta su madre, tras recrear uno de los "interrogatorios" al que, de cuando en cuando, someten al menor. "Ellos dicen que han cumplido todo lo que tenían que cumplir, pero a mí no me ha llegado nada; ellos dicen que han intentado mediar con la familia, cosa que es cierta, hemos estado un año de reuniones, por teléfono, por todos los medios, pero no hay acuerdo porque al final creen que yo apoyo que mi hijo insulte a otros compañeros... La primera que quería mediación era yo porque lo que quiero es que mi hijo vaya al instituto feliz y contento, pero lo que no puedo aceptar es que la mediación sea que mi hijo agache la cabeza y se trague los insultos y vejaciones, y que me digan que es un inmaduro por defenderse".

¿Se cumple la Ley 8/2017 contra la 'LGTBIfobia' en Andalucía?

La Ley 8/2017, de 28 de diciembre, garantiza los derechos, la igualdad de trato y la no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía en materia de educación con el objetivo de evitar el bullying que cada año sufre la infancia y la adolescencia Lgtbi en las aulas andaluzas. La Ley no se cumple porque, una de dos, o sufres los ataques en silencio —llegando a casos extremos de jóvenes que hasta se quitan la vida—, o si te defiendes, eres doblemente culpable. Por suerte, no en todos los centros sucede lo mismo. En este, al parecer, no. Si Marcos le dice a otro chaval que le ha insultado ante la clase que el “coño se le marca a tu puta madre”, es a él a quien le meten un parte, le llaman “pesado” y a quien le dicen “que hay muchos más problemas en el instituto que el suyo, que el mundo no gira en torno a él”. Y según cuenta su madre no se lo dicen compañeros, se lo dicen los propios docentes.

Susana Domínguez, que esta semana ha estado en el IES La Granja, en Jerez, entregando el distintivo de escuela segura, libre de violencia y LGTBIfobia, mantiene que “cuando hablamos de que el acoso lgtbifóbico es el mayoritario en las aulas, más del 50%, hablamos de eso y pensamos que sucede entre iguales, pero es que en este caso de Puerto Real, como en muchos otros, es el centro el que no reacciona y es lo que nosotros no entendemos, nos enfada muchísimo y pedimos a la Junta de Andalucía, que tiene las competencias, que intervenga de urgencia”.

“En mi casa —defiende Montse— mis hijos han nacido libres, es su vida, es su sexualidad, me tendrían que dar explicaciones si fuesen macarras, robaran, pegaran sin motivo… mis hijos son estudiantes y educados, y pueden sentir lo que quieran sentir”, se revuelve Montse, que casi no puede contener la emoción. Marcos, 13 años, es un niño que dice que no se tiene que esconder, que es como es, y que quien no le quiera aceptar que no le acepte, pero que le dejen tranquilo. “Hace muchos años que tuvimos que dejar de escondernos por nuestra condición sexual y no voy a consentir que mi hijo dé ni un paso atrás. No me da la gana, y el instituto es lo que quiere porque al parecer lo que pretende la dirección es que agache la cabeza, aguante los insultos y el acoso, para tener un instituto modélico y sin problemas. Al parecer, para que ellos tengan un instituto modélico mi hijo tiene que estar sufriendo. Quieren que agache la cabeza, pero si lo hace, ¿mañana qué le puede pasar? Esta lucha no es solo por mi hijo”.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Comentarios (1)

David Hace 2 años
Yo estoy en el insti y los profesores no tienen la culpa, entiendo que marcos se sientan ofendidos pero estamos catando nosotros y la clase de ingles e historia son todo fichas y mierdas, así que no echen culpas a los que no la tienen y pidan contexto antes de hacer una noticia
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