La lucha incansable de El Marquesado por salir del abandono: "Los vecinos limpiamos las cunetas"

La asociación de esta barriada de Puerto Real denuncia el estado en el que se encuentra la pista de fútbol, el parque infantil, un puente y las cunetas, que al estar atascadas provoca inundaciones. El Ayuntamiento explica que tiene prevista una reunión “próximamente”

Chari, una de las vecinas de El Marquesado que expresan sus reivindicaciones en esta barriada de Puerto Real.
Chari, una de las vecinas de El Marquesado que expresan sus reivindicaciones en esta barriada de Puerto Real. ESTEBAN

Llovizna. Los vecinos miran al cielo nublado. A unos metros, los coches circulan por la CA-3205, carretera que atraviesa una barriada enclavada en término municipal de Puerto Real. El último pino separa a El Marquesado de Chiclana. El núcleo municipal pide a gritos su salvación. Unas 2000 personas residen en esta zona por la que han pasado generaciones. Abuelos, madres y nietas que valoran estar “tranquilitos pero comunicados” por su cercanía a otras ciudades de la provincia. No obstante llevan años sintiendo que “el pueblo está abandonado”.

Desde hace más de medio siglo, los vecinos, desde la asociación San Juan del Marquesado, luchan por el bienestar. “Tenemos una unión tremenda, siempre hemos colaborado en todo”, comenta su presidenta Rosalía Novoa.

Ella ha vivido la evolución de esta barriada en la que lleva 52 años. Cuando cumplió dos llegó con su familia y, desde entonces, ha presenciado la decadencia de un lugar en el que “antes todo esto era viña e íbamos al pueblo en burros”. Cuando creció, tomó el relevo de su madre y entró junto a su marido en la panadería del barrio, La Melliza -porque eran hermanos mellizos- fundada inicialmente por su abuela. Un horno en el que se hace pan artesano cuando todos duermen.

Imagen general de El Marquesado.
Imagen general de El Marquesado.  ESTEBAN

El 15 de noviembre de 2021, la puertorrealeña tomó las riendas de la asociación con la esperanza de poder contribuir al desarrollo de su barriada. Rosalía recorre las calles que conoce como la palma de su mano. En el borde de la carretera, se detiene delante de un paso de cebra que apenas se distingue. Mira a su derecha y a su izquierda con cautela y cruza intranquila.

"El semáforo no funciona"

“No funciona”, dice señalando el semáforo. La señal que avisa a los vehículos de la existencia de un paso peatonal, se encuentra tirada entre hierbas. “El otro día hubo un accidente”, dice con disgusto. Esta es la única vía de acceso al otro extremo del barrio, por la que pasan los vecinos para cruzar a la tienda o para mirar el correo en sus buzones, ubicados en la sede de la asociación.

Rosalía sigue andando mientras muestra a lavozdelsur.es el estado en el que se encuentran algunos puntos. Las hierbas se acumulan, nadie las corta y provoca riesgo de incendios, como el que contemplaron hace unas semanas. “Si no hubiera pasado una persona ese día a las 4 de la mañana de casualidad, se hubiera liado”. La expresión de su rostro no cambia.

Semáforo estropeado en la carretera de El Marquesado.
Semáforo estropeado en la carretera de El Marquesado.   ESTEBAN
Rosalía enseña las cunetas atascadas.
Rosalía enseña las cunetas atascadas.   ESTEBAN
Estado de las cunetas en El Marquesado.
Estado de las cunetas en El Marquesado.   ESTEBAN

A sus pies se observan cunetas repletas de hierbas que producen la obstrucción del puente por el que corre el agua cuando llueve. “Como el agua no puede salir por ahí, se la comen los vecinos, todo se inunda”, dice la presidenta.

“Mira esto como está”, dice junto a las cunetas que apenas se divisan. Los vecinos siguen con la mirada clavada en los nubarrones. Saben, que si la lluvia aprieta, el terreno se inundará. “El agua entra en las casas y es un peligro. Esto se niega totalmente”, comenta, cansada de ver una escena que no es puntual.

"Todo se inunda"

Las últimas inundaciones no ocurrieron hace mucho. “Esto era un río y al bar no se podía entrar”, recuerda Rosalía. Acto seguido saluda a una vecina que acaba de salir de su casa, ubicada donde hace siglos había una laguna. “Cayeron 14 o 15 litros, por todos lados, esto era horroroso. Media maceta de agua se sacaba”, dice Isabel, de 62 años, que lleva toda la vida en El Marquesado. Cuando hay inundaciones, se pone unas botas de agua hasta las rodillas y espera a que el agua no sobrepase la tabla de madera que ha instalado en su puerta. No es la única que la coloca, muchos residentes han tenido que buscarse las mañas.

Isabel muestra la tabla de madera que ha colocado en su casa.
Isabel muestra la tabla de madera que ha colocado en su casa.   ESTEBAN
La vecina de El Marquesado cuenta su experiencia cuando llueve con fuerza.
La vecina de El Marquesado cuenta su experiencia cuando llueve con fuerza.   ESTEBAN

“Aquí no ha venido nadie a limpiar una cuneta, somos los propios vecinos los que lo hacemos. Personas de 80 años quitando hierbas. Cada uno, su trocito, y nosotros pagamos impuestos”, comentan las mujeres.

La barriada presenta otros problemas de accesibilidad y asfaltado en algunas zonas. “Mi padre va en silla de ruedas y por aquí no puede pasar, tiene que salir a la carretera”, comenta Rosalía que también señala a los contenedores.

“Son del tercer mundo. Llevan unos tres años sin limpiarse y huelen muy mal”, sostiene. Además, están ubicados justo enfrente de un establecimiento que ofrece comida para llevar. “Vine a comprar un pollo asado y había una persona con la boca y la nariz tapadas con la camiseta. Tener la peste en toda tu puerta no es justo. Apesta”, cuenta Rosalía.

Calle sin asfaltar en la barriada.
Calle sin asfaltar en la barriada.   ESTEBAN

La experiencia de Isabel es similar. En verano no podían ni acercarse a la tienda y es consciente de que la situación perjudica tanto al negocio como a los vecinos. “Pagamos los impuestos como el que vive en el centro y nos tienen dejados de la mano de Dios”, expresa la puertorrealeña.

Cerca de los contenedores se divisan tres bancos en los que los mayores suelen sentarse a charlar, sin embargo, cuando cae la noche, es difícil caminar por la zona. Según cuentan, carecen de iluminación y las únicas farolas cercanas alumbran a la carretera y están tapadas por los árboles. “Esto está oscuro como la boca de un lobo. El otro día se cayó un muchacho en un boquete”, dice Isabel.

Rosalía asegura que cuando se acerca por la noche a comprar en la tienda, “vengo con la linterna del móvil porque si no me pego un batacazo”. Tras pasar por al lado del bar donde algunos desayunan, y por delante de su panadería, vuelve al paso de cebra para llegar al parque infantil que se sometió a labores de fumigación por la presencia de garrapatas.

Rosalía e Isabel, vecinas de El Marquesado que expresan sus reivindicaciones en esta barriada de Puerto Real.
Rosalía e Isabel, vecinas de El Marquesado.   ESTEBAN
Porterías de la pista de fútbol.
Porterías de la pista de fútbol.   ESTEBAN

“Está todo podrido”, dice la vecina pisando el suelo. Uno de los juguetes se desplomó y decidieron colocar una botella en el saliente que quedó, para que los pequeños no se dañaran. La presidenta no da crédito del estado en el que está y lamenta que la pista de fútbol ubicada al lado del parque esté en las mismas condiciones.

"Las porterías están rotas"

Las porterías “están rotas y no están ancladas”, carecen de redes y suponen un peligro para los jóvenes que juegan partidos en este espacio. “Su arreglo estaba previsto, pero llevan años sin hacerlo. Esa malla está rota y las pelotas se embarcan en la casa del vecino”, explica apuntando al enorme hueco.

Rosalía comparte que en alguna ocasión, los propios niños que juegan en la pista le han expresado su malestar. “Traen a chicos de otras partes y a ellos mismos les da vergüenza”. En su rostro se refleja preocupación e indignación por el estado del barrio.

Estado de la pista de fútbol de la barriada puertorrealeña.
Estado de la pista de fútbol de la barriada puertorrealeña.   ESTEBAN
Una de las canastas de la pista.
Una de las canastas de la pista.   ESTEBAN

A la larga lista de reivindicaciones, se suma lo que conocen como el paseo de las palmeras, una obra que “supuestamente está recién acabada, de hace un mes”. El Ayuntamiento de Puerto Real realizó el año pasado este proyecto de mejora por un importe de 25.000 euros del Plan Invierte que contemplaba retirada de tocones, incorporación de mobiliario urbano y reposición de luminaria.

“Las farolas solares no las han puesto, ni los bancos han llegado, ni el suelo está como dijeron”, se queja la vecina pisando la tierra que, cuando hace levante, se esparce hasta las casas colindantes.

Tras una parada en el paseo, la ruta continúa en dirección a un paseo instalado por la Diputación de Cádiz que conecta El Marquesado con El Meadero de la reina. Pero antes se detiene en el punto donde se colocó un monolito en homenaje a Londra, vecino muy querido que fue uno de los fundadores de la asociación. El vandalismo arrasó con este recuerdo, y se encuentra visible en todo el camino, por el que frecuentan viandantes y ciclistas.

Sendero en el que denuncian actos vandálicos.
Sendero en el que denuncian actos vandálicos.   ESTEBAN

“Quiero ir a pasear y no encontrarme un frigorífico o unos asientos de las gradas de un campo de fútbol ahí tirados”, alza la voz Chari Veriel, gaditana que lleva 29 años viviendo en El Marquesado. La vecina comienza a andar y se encuentra botellas de cerveza, excrementos y piezas rotas. “Ese palo lo han roto adrede, a mala leche, ¿por qué somos el basurero?”, dice la mujer que siente que “tengo que luchar por el lugar en el que vivo”.

Según explican las vecinas, en ocasiones, los vecinos se reúnen para limpiar el paraje natural para hacer frente al incivismo de unos pocos. “Tiene que haber un mantenimiento, que limpien toda la mierda que hay aquí”, dice.

Estado del camino que conecta El Marquesado con El Meadero de la reina,
Estado del camino que conecta El Marquesado con El Meadero de la reina.   ESTEBAN
 

Al final del camino, se divisa un puente que también se encuentra en un estado lamentable. Tanto es así, que los vecinos suelen utilizar la carretera para después volver de nuevo al sendero. “Es un peligro, está totalmente destruido y oxidado, cualquier día se cae”, lamentan.

Desde la asociación están hartas de reclamar obras de mejora, sin embargo, “nadie hace nada”, resoplan. No ven movimiento.

El pasado 2 de octubre tuvo lugar una concentración en la que volvieron a dar un toque de atención a las autoridades.

Acción del Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Puerto Real asegura que está pendiente de la barriada y ha explicado a lavozdelsur.es cómo van las acciones. Según el primer teniente de alcaldesa y delegado municipal de de Desarrollo Urbano, Medio Ambiente y Barriada, Carlos Salguero, en cuanto al paseo de Las Palmeras, “se está terminando el mobiliario urbano que falta” y, con respecto al parque infantil, “estamos a la espera del contrato de mantenimiento para ese y todos los parques del municipio”.

A su vez, el Ayuntamiento ha licitado las obras de actuación que permitirán mejorar las pistas deportivas de El Marquesado, con la sustitución de los elementos de cerramiento deteriorados, así como el pintado y arreglo de las instalaciones, una inversión de unos 20.000 euros.

La limpieza de las cunetas, el asfaltado y el arreglo del puente corresponde a la Diputación de Cádiz. Salguero explica que “se ha comprometido a que antes de que acabe el año estará en licitación”.

Por último, el Ayuntamiento tiene prevista una reunión con la asociación “próximamente”.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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