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Hablar con Cristina, la dueña, aunque muchos crean que ella es Rita, no es cosa fácil. Al llegar a la librería, ya hay clientes y la puerta no deja de abrir y cerrarse. Ubicada en el barrio de Camposoto, en San Fernando, una zona con una alta densidad de familias con hijos y muchos establecimientos, en el barrio faltaba algo. Y ahí es donde Cristina Navarro y su pareja, Jesús David López vieron la oportunidad.
Ella trabajaba en una empresa de transporte internacional como formadora y David en una consultora empresarial y política, Cuaderno de Liderazgo, donde formaba líderes, enseñaba técnicas para mejorar la comunicación y habilidades de liderazgo. Antes de Rita’s Bookshop se lanzaron con Escuela Emocional Halma y de aquella aventura, una escuela para familias que se basaba en el lenguaje como arma para la resolución de problemas, queda mucho en esta librería.
Porque al cruzar la puerta, el cliente debe saber que va a encontrar un espacio para hablar de literatura o de lo que surja. “Nosotros no somos un despacho de venta de libros”, dice tajante Cristina. “Nos encanta saber qué lee cada uno de nuestros clientes y tengo a todo el barrio controlado, de manera que cuando llegan, ya sé lo que les gusta; o cuando viene un marido buscando un libro para regalárselo a su mujer por su cumpleaños, yo le aconsejo porque sé lo que ella lee”.

Y esa es una de las claves de esta librería. "Somos una librería de barrio e igual que la gente dice tengo mi frutero, mi peluquera, pues ya se refieren a mí como su librera", explica con emoción Cristina.
"Esta librería es nuestro sueño", apostilla David al que, desde siempre, le han gustado los libros y todo lo que rodea a una librería. “Una vez casi me quedo encerrado en la Casa del Libro de Madrid porque estaba tan ensimismado que no me di cuenta de que cerraban”, rememora entre risas. Este sueño empezó en una de esas reuniones de trabajo que Cristina y David tienen paseando por la playa de Camposoto o por La Casería. “Ahí es donde tenemos las mejores ideas”. Hicieron su estudio de mercado y vieron que en la zona se concentran tres colegios, un instituto y cientos de familias jóvenes. Era el sitio. Era el barrio. Y como si se tratara de una película norteamericana, terminaron de esbozar su idea en una servilleta de color amarillo. De eso ya hace 15 meses.
“Desde el primer día, cuando inauguramos y cortamos la cinta hemos sentido el calor de la gente. Aquí vienen muchos vecinos y, a la vez, nosotros hemos llegado a los hogares. Es verdad que lo damos todo (abren todos los días, incluidos los domingos por la mañana) pero nos lo han devuelto con creces”, coinciden ambos.

Con una mesa en el centro que hace de expositor de las novedades y libros más destacados y que, una vez al mes, se convierte en la mesa del club de lectura, Rita’s Bookshop tiene varios géneros como santo y seña del local. “A nosotros nos gusta traer joyas para que sean descubiertas por los clientes”, explica David, que detalla, mientras va haciéndose con los libros de las estanterías, los géneros que allí se pueden encontrar. “Por supuesto, los clásicos como Shakespeare o Cervantes, con ejemplares tan curiosos como Refranes de Sancho Panza, una edición encuadernada con técnicas chinas de El arte de la guerra de Sun Tzu, el clásico de Emily Brontë, Cumbres borrascosas, por ejemplo; el género de terror y ciencia ficción representados por Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft (los favoritos de Cristina), mucha literatura para los peques y los jóvenes y también una sección de psicología y emprendimiento que me gusta mucho, además de algunas novedades literarias, como obras de Maggie O’Farrell, Y por supuesto, Julio Verne”, dice entusiasmado David.
Alas de ónix, por ejemplo, es una de esas novedades con un éxito de ventas total, pero “nosotros traemos lo que nos gusta y no nos dejamos llevar por las últimas obras a toda costa”. “Hacemos una labor de investigación y le ponemos mucho amor a cada libro”. A diferencia, dicen, de lo que supone vender libros en otros establecimientos. “Yo es que no puedo ver el pasillo de libros en un hipermercado”, resopla Cristina. “Aunque tuviésemos muy trabajado el proyecto para abrir la librería, lo cierto es que no te enteras hasta que empiezas a rodar cómo va el mundo de las editoriales, las distribuidoras y tanto los libreros como los autores, somos los eslabones más débiles de esta cadena”, lamenta David. “Estamos luchando contra gigantes, como El Quijote, pero este ideal quijotesco es positivo y alentador”.

Por eso, en Rita’s Bookshop no sólo venden libros e historias, sino que se han convertido en un espacio de cultura. “Hemos hecho para los peques desde un circo de pulgas hasta una ficción sonora de terror para Halloween”, además del cada vez más consolidado club de lectura que celebran un sábado al mes. “Para marzo tenemos previsto traer a Ángel Osuna, autor de El puente, un thriller ubicado en Cádiz”, además de otros proyectos que aún no desvelan pero que pasan por sacar al exterior lo que tengan en mente David y Cristina. “Queremos hacer cosas fuera de la librería”.
Dentro, prima la sensación de hogar. Con una chimenea de atrezzo y una alfombra cálida, Rita, que no Cristina, da la bienvenida a los clientes. “Muchos se confunden y me llaman así, pero, en realidad, Rita es una de nuestras tres gatas, la más especial”.
“Nuestra misión es hacer cultura, hacer barrio. Muchos peques entran y no saben si es una biblioteca, una librería, si tienen que hablar bajito o no; los autores que vienen están encantados y nos dicen que dónde hemos estado tanto tiempo”. Pero lo más emocionante es que “hemos conseguido cambiar hábitos”. Y así, tenemos a “tres madres que cambiado la pantalla del móvil por un libro y ahora, ellas y sus hijos, leen juntos antes de irse a dormir. Eso es salario emocional que no tiene precio”, asegura Cristina.