El Jarrillo Lata, un espacio pionero en 'residuo cero': "No hay mejor basura que la que no se produce"

El proyecto se inició hace tres años en Sevilla con el objetivo de convertirse en un lugar donde la gente se sintiese entendida y acompañada en un modelo de vida sostenible y respetuoso con el medio ambiente

Gloria Rubio y Sonia Sánchez en la entrada de la tienda Jarrillo Lata, situada en el 162 de la calle Feria.
Gloria Rubio y Sonia Sánchez en la entrada de la tienda Jarrillo Lata, situada en el 162 de la calle Feria. MAURI BUHIGAS

El Jarrillo Lata surge como un proyecto de vida. Concretamente el de Sonia Sánchez Navarro, que a finales de mayo de 2018 decidió abrir este espacio de ‘residuo cero’ porque “sentía que tenía que hacer algo”, ya que quedarse sentada esperando a que otra persona lo hiciera no iba con ella. A esta licenciada en Ciencias Ambientales y trabajadora en la conservación y gestión de murciélagos siempre le había preocupado la contaminación generada por residuos. “Me parece una locura inventar un tipo de plástico que no tiene tecnología para reciclarlo o el vidrio de usar y tirar, cuando este siempre ha sido retornable”, comienza.

En un mundo marcado por la prisa capitalista y sumido en un consumo compulsivo, la tendencia a generar basura se hace cada vez más notable. Bajo la máxima de “no hay mejor basura que la que no se produce”, Sonia se puso en marcha hace tres años tras comprobar que otros modelos de vida eran posibles. “En Suecia o Inglaterra las cosas funcionan de otra manera; en Australia, Sudáfrica, Estados Unidos o Canadá también se ha intentado, aquí parece que se va avanzando, pero no sé si será cosa del greenwashing (estrategia de marketing verde para las empresas y organizaciones)”, apunta.

El Jarrillo Lata no es una simple tienda, sino que funciona como espacio de encuentro y debate. “Desde un principio se ha intentado generar otro tipo de actividades como intercambio de libros y ropa, principalmente, pero también de fermentos y plantas, o talleres que tengan que ver con el residuo cero”, explica su ideóloga, que reconoce que hace tres años costaba mucho explicarle a la gente qué era una tienda residuo cero, aunque todavía haya quien siga sin entenderlo. Todo empezó en el número 140 de la calle Feria. Sonia pronto necesitó a una persona que le echase una mano, ya que el trabajo de conservación de murciélagos le requería casi tiempo completo. Aquí entra en juego Gloria Rubio Iglesias, su actual socia, que después de un tiempo trabajando juntas deciden conformarse como empresa durante la pandemia. "Fue una etapa complicada con burocracia covid, pero lo conseguimos", espeta.

La entrada del 162 de calle Feria.
La entrada del 162 de calle Feria. MAURI BUHIGAS

"¿Pero aquí que se vende?", se preguntan muchas personas. Sonia tuvo muy claro desde el principio que quería vender productos para uso diario fabricados en España, pero se fue dando cuenta de que muchas cosas no se fabricaban aquí por falta de industria. "Por ejemplo, antes sí había fábricas de cepillos de madera en España, pero cerraron todas y ahora los cepillos vienen de China y son de plástico", lamenta. Aunque es cierto que se están recuperando los trabajos artesanales y afortunadamente, dice Sonia, "cada vez hay más gente joven intentando volver a trabajar con materias primas naturales". La idea para Jarrillo Lata siempre fue que generar un espacio "donde la gente viniese y se sintiese entendida, y donde supiese también que hay gente como ella", transmite su precursora.

Sonia se planteó un día que tenían que crecer, "que necesitábamos abarcar más y organizar talleres a la misma vez que la tienda estuviera abierta". Con la suerte de que una vez conformadas como empresa y en mitad de la pandemia, se quedó disponible el local en el que se encuentran ahora, el 162 de la misma calle. "Un local de ensueño, lo que yo tenía en mente cuando quise abrir la tienda", cuenta. "Nos mudamos allí y desde entonces estamos muy contentas, aunque todavía no le hayamos dado toda la actividad. Esperemos que cuando la situación mejore un poquito, podamos empezar a impartir talleres de haz tu propia cosmética, de aprovechamiento de comida...", detalla.

Se mudaron al nuevo local, situado en el 162 de calle Feria, en mitad de la pandemia.
Se mudaron al nuevo local, situado en el 162 de calle Feria, en mitad de la pandemia. MAURI BUHIGAS

La concienciación parece cada vez mayor, aunque Sonia no se atreve a relacionarlo con el coronavirus. "Lo que sí está claro es que hemos tomado conciencia de que no podemos seguir manteniendo esta situación y que había que hacer algo", expresa. "Esta pandemia es consecuencia de nuestros actos, y no voy a meter al cambio climático y al calentamiento global, pero sí a esta globalización de movimiento de aviones con personas y mercancías de un lado para otro", continúa. Sonia sostiene que "no somos conscientes del impacto que tienen nuestros actos y nuestras decisiones". Algo tan simple como pararnos a pensar de dónde viene o cómo se ha fabricado ese producto que hemos comprado. Y cita una frase de Brenda Chávez en su libro Tu consumo puede cambiar el mundo: “Si viviésemos un flashback cada vez que cogemos un artículo y vemos desde el momento en que se extrae el material del que está hecho, de dónde proviene, su proceso de fabricación y quiénes están involucrados, dónde se ha hecho, cómo ha llegado hasta ti, todas las manos por las que ha pasado, todo lo que ha generado o lo que ha vivido hasta que ha llegado hasta ti, o incluso después, cuando lo sueltes o lo tires, así sin corazón, quizás tomaríamos otro tipo de decisiones".

Luego está la trampa del "ecofriendly" y "lo sostenible", un tema que Sonia ve como una moda muy ligada al greenwashing. "Cualquier cosa que se pueda reutilizar ya puede serlo; a una botella de acero, de aluminio o de plástico que la puedas utililizar más de tres veces ya le ponen la etiqueta verde porque cuida el planeta y no mata tortugas –ironiza– esa falsa sostenibilidad que tanto vende hace mucho daño a lo que es sostenible y ecológico de verdad, a la ética y al comercio justo". Contra ese gigante es difícil competir: "Amazon está lleno de productos ecofriendly". Y pone un ejemplo: "Las botellas de agua que tengo pueden costar unos 20 euros, pero soy consciente de que se han fabricado responsablemente, que tienen una trazabilidad desde el inicio hasta el fin, que las distribuye una empresa que está asociada y comprometida ambientalmente con certificaciones". 

Un pequeño punto limpio da la bienvenida a la clientela del espacio.
Un pequeño punto limpio da la bienvenida a la clientela del espacio. MAURI BUHIGAS
En El Jarrillo Lata son claras en su esencia.
En El Jarrillo Lata son claras en su esencia. MAURI BUHIGAS

La clientela suele ser gente de la zona, principalmente mujeres, aunque cada vez hay más hombres "y me alegro", reconoce Sonia. Hay un rango de edad curioso: desde adolescentes y gente universitaria muy comprometida, a personas con ingresos medianos. "Este tipo de productos, bajo mi punto de vista, se lo puede permitir cualquiera, pero es una cuestión de prioridades. Vivimos en un mundo muy cortoplacista donde puedo gastar 10 euros en unos zapatos, pero no me puedo gastar 60, pese a que me voy a comprar seis pares de diez euros", ejemplifica crítica. Sin embargo, el balance es muy positivo y reconocen desde El Jarrillo que "la gente ha acogido muy bien el proyecto y estamos deseando seguir haciendo cosas y llegar a más rincones".

Poco a poco se van acercando más a productores y productoras locales. Al principio, como advertían, tenían que comprar algunos productos en Asia y el norte de Europa. "La cosmética que tenemos es toda sevillana y la próxima incorporación será de Córdoba. Los aceites esenciales que vendemos son granadinos. Intentamos que las cosas estén hechas lo más cerca posible, pero hay que ir ampliando el círculo conforme no vas encontrando el producto, que además es bastante habitual", explican. "El acero inoxidable, por ejemplo, no se trabaja aquí y tienes que traértelo de China o India, aunque la empresa sea española, están trabajando allí. Hemos intentado que los productos sean lo más locales posibles, si no son sevillanos son andaluces, si no españoles, y si no son españoles al menos peninsulares, ya que tenemos algunos productos portugueses, que también se están poniendo las pilas", detallan. También apuestan por el producto artesano, aunque sigue siendo más difícil de lo que les gustaría, admiten. 

Ofertan una gran variedad de talegas para el granel, lavados o cocción de legumbres, entre otros usos.
Ofertan una gran variedad de talegas para el granel, lavados o cocción de legumbres, entre otros usos. MAURI BUHIGAS
Amplia gama de productos esenciales respetuosos con el medioambiente.
Amplia gama de productos esenciales respetuosos con el medioambiente. MAURI BUHIGAS

Gloria explica las diferentes posibilidades dentro del punto limpio dispuesto en la entrada del espacio, frente a un aparcamiento de bici hecho con palés de madera. "La gente puede traer sus botes de cristal e intercambiarlos, tienen que venir siempre limpios, y pueden utilizarlos con los productos que compren aquí. También recogemos tapones, que entregamos a las asociaciones que los venden, y bolígrafos, rotuladores y subrayadores que van destinados al programa Terracycle, además recibimos móviles estropeados que reciclamos a través de la asociación Jane Goodall". A la vera del punto limpio se encuentra una pequeña librería dedicada a títulos relacionados con el residuo cero, viajes sostenibles o cosmética natural. Las talegas dan la bienvenida al espacio, sion de muy diversos colores y tamaños, algunas de algodón ecológico y otras solidarias, con un coste de un euro que va destinado a las cuatro huchas que tienen en la tienda para Médicos Sin Fronteras, Greenpeace, Santuario La Candela y Piel de Mariposa.

Entre sus productos más destacados se encuentran los de higiene bucal: cepillos de bambú y biobasado con fibras vegetales, cabezales para el cepillo eléctrico, dentífricos sin flúor ni sulfatos, veganos y sólidos. Cepillos de madera que ayudan a evitar el encrespamiento y la rotura del cabello. Para la higiene auditiva trabajan con bastoncillos de bambú biodegradable y algodón ecológico, otros hechos de caucho o acero inoxidable. Los discos desmaquillantes también funcionan muy bien, como los de La Recortá, una artesana de sevilla que los confecciona con algodón ecológico. Cuentan con esponjas naturales gallegas con distintas textuas y prensados, hechas de luffa en Caldas del Rey, 100% biodegradables.

De higiene íntima cuentan con compresas y tampones de usar y tirar sin blanqueantes, hechos de algodón orgánico y compostables, indicadas para personas con distintas sensibilidades en la piel, y las reutilizables hechas de rizo de bambú y popelín. También ofertan varios tipos de copas menstruales con silicona médica. Una de sus baldas está dedicada a botellas y termos de acero inoxidable de calidad 18.8 casi todas. Otro de sus productos más curiosos son las telas enceradas para evitar el uso del papel film, "de los pocos productos que no son veganos en la tienda", puntualiza Gloria, ya que está hecho de cera de abeja.

Escultura hecha por Juan de Planeta Tapón para la zona de microplásticos.
Escultura hecha por Juan de Planeta Tapón para la zona de microplásticos. MAURI BUHIGAS

En la zona de microplásticos proponen alternativas para que no lleguen al mar. "Esta es una bolsa para la lavadora donde se mete la ropa sintética y evita que la pelusilla de tejido sintético llegue al océano, la patentaron un grupo de surferos. Por otro lado tenemos las pajitas de acerco, bambú y vidrio borosilicato que no se astillan", prosigue Gloria. La zona de peques con juguetes de manera, botellitas de agua con tapón seguro, hidrolatos, aceites vegetales, absorbente de pañales, manoplas de tela, jaboncitos naturales, discos de lactancia, platos de bambú... Justo enfrente una pequeña sección de papelería con cuadernos reciclados y grapadoras sin grapas. Además de unas yogurteras de tela traídas directamente de Portugal.

Las estanterías de madera están llenas de tarros de vidrio, fermentadores y fiambreras de acero inoxidable. Las cestas de rollos de papel higiénico reciclados que se venden a granel, y un espacio para el bidé portatil más pequeño del mundo. La limpieza del hogar tiene su sección y en ella podemos encontrar cuenta gotas, goteros y roll on, bolsas de basura compostable, cepillos de fibras vegetales, guantes de latex de comercio justo, bayetas de celulosa y algodón... Distintos aceites esenciales ecológicos y  difusores para los productos de limpieza que venden a granel: bicarbonato, percarbonato, ácido cítrico, multiusos concentrado, detergente para la lavadora y lavavajillas a mano. Todos productos naturales hechos en Sevilla.

Jabones y champús artesanales
Jabones y champús artesanales MAURI BUHIGAS
Ingredientes a granel para crear tus propios productos de limpieza.
Ingredientes a granel para crear tus propios productos de limpieza. MAURI BUHIGAS

Y en la isla central se encuentran los jabones artesanales con base de aceite oliva y de glicerina, que se pueden utilizar para manos, cuerpo, cara. También tienen champú, acondicionador, manteca corporal y desodorante sólido. Como novedad un protector solar físico que no penetra en la piel, sino que crea una pantalla. Sin dejar atrás los preservativos veganos ultrafinos que también venden a granel.

Sonia y Gloria se despiden no sin antes recordar que su ilusión es que "la gente venga y debata, que plantee sus dudas, porque todas tenemos muchas dudas... Seguiremos intentando que sea un espacio donde organizar charlas y talleres, y donde la gente pregunte, aprenda y nos motive".

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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