El día a día en la barcaza de Coria, un universo digno de 'La isla mínima'

Manuel Díaz Villalba lleva 37 años al frente de la barcaza de Coria, un medio de transporte que funciona desde siempre y que su familia regenta desde hace más de medio siglo

La barcaza de Coria aumenta su actividad en días de niebla como este.
La barcaza de Coria aumenta su actividad en días de niebla como este. MAURI BUHIGAS

El Guadalquivir constituye un ecosistema propio, todo un universo en sí mismo. Sus inmediaciones y su cauce han sido testigos de innumerables acontecimientos y forman parte de la esencia de Sevilla. La idiosincrasia de los municipios que jalonan sus dos márgenes, como Coria del Río, Dos Hermanas o La Puebla del Río, no puede entenderse sin el mundo que se forma en torno a él.

Uno de los elementos que forman ese mundo propio es el embarcadero de la barcaza de Coria, que opera desde hace mínimo medio siglo, "aunque algunos historiadores hablan de que podría venir de la época medieval", explica Manuel Díaz Villalba, uno de los socios de la empresa que gestiona este medio de transporte.

Manuel lleva al frente 37 años, desde 1987, pero su familia regenta la barcaza desde 1970. Antes, la empresa se llamaba Barqueros Coria del Río, y cambió su nombre hasta el actual, Transportes Fluviales Coria del Río.

Prácticamente, ha crecido allí; no recuerda su vida sin la barcaza presente.

GALERÍA | Así es un día de niebla en la barcaza de Coria, un universo propio a orillas del Guadalquivir

Así es un día de niebla en la barcaza de Coria, un universo propio a orillas del Guadalquivir
Así es un día de niebla en la barcaza de Coria, un universo propio a orillas del Guadalquivir.   MAURI BUHIGAS

Justo el día en que lavozdelsur.es visita el embarcadero, es un día de niebla, "los días en que hay más bulla", señala Manuel. Es en esas jornadas en las que los conductores, ante el miedo por las condiciones climatológicas y la congestión del tráfico que se aglomera en el puente del Centenario, optan por este medio. Habitualmente, en días como este tienen que usar dos de las tres barcas con las que cuentan, debido a la afluencia de pasajeros.

En los recuerdos que Manuel Díaz tiene de su infancia, la barca pasaba mucho más lentamente, y con menos coches que ahora. Al cabo de los años, fueron ampliando la flota, hasta las tres que tienen hoy en día, una grande y dos más pequeñas. Cuenta que quisieran comprar otra, pero la incertidumbre y la inestabilidad, especialmente con el anuncio de la construcción del puente de la SE-40, les frena en la decisión.

Actualmente, son cuatro socios al frente de la empresa y cuentan con una plantilla de once trabajadores. En este "trabajo monótono", según él mismo, los días laborables comienzan a las seis de la mañana. 

Cada hora realizan unos cuatro viajes de ida y vuelta. Durante las catorce horas en que está abierto el servicio, llegan a hacer hasta 56 viajes en total. Eso, en días en que emplean una sola barca; pero en días de niebla y con mucho trasiego de coches y gente, llegan al doble de trayectos.

La barcaza de Coria, siempre al vaivén de la situación económica

En estos viajes, y a lo largo de los años que lleva trabajando aquí, Manuel ha visto "de todo": inundaciones, sequías... Uno de los episodios que más recuerda sucedió, precisamente, un día de niebla como este. "En ese momento no teníamos radio en la barca. Cuando íbamos a salir de la banda de levante, escuchamos un barco y pensamos que iba para La Puebla, porque se escuchaba lejano... Cuando lo vimos, lo teníamos casi encima. Afortunadamente, no pasó nada", relata.

Así es un día de niebla en la barcaza de Coria, un universo propio a orillas del Guadalquivir
La familia de Manuel lleva desde los años 70 regentando la barcaza.  MAURI BUHIGAS

De entre la gente que cruza el río por este medio de transporte, hay una amplia variedad. Buena parte de las personas que lo usan son trabajadores que prefieren esta vía para cruzar. Manuel recuerda especialmente dos épocas de mucho bullicio: en torno a 1992, por la Expo, cuando se dio "una fiebre de trabajo en construcción, y pasaban muchos vehículos, tanto de Coria a Dos Hermanas como de Dos Hermanas a Coria".

Ahí, cuenta, casi todo el rato trabajaban con las dos barcas. "Luego vino una minicrisis, nada con lo que tenemos ahora, y luego otro boom de construcción hasta 2008, que ya pegó la caída", se sincera.

En la margen del río donde se ubica Dos Hermanas se encuentra el polígono de La Isla, donde hay una nave de un gigante del comercio electrónico. Gran parte de las personas que cruzan a trabajar se dirigen hacia allí. Curro, por ejemplo, trabaja en una fábrica de ladrillos artesanales de barro, "una de las únicas que quedan en toda España", según cuenta. 

Así es un día de niebla en la barcaza de Coria, un universo propio a orillas del Guadalquivir
Trabajadores, turistas, moteros... Todo tipo de personas cruzan el Guadalquivir por este medio de transporte.  MAURI BUHIGAS

Pero no solo por trabajo se cruza el Guadalquivir utilizando esta barcaza. Un ejemplo de ello es la familia de Manuel, dos de cuyos hijos estudian en un colegio en la otra margen del río. Cada día, Manuel acompaña a los niños al colegio mientras su mujer y el tercero de sus hijos esperan. 

Como curiosidad, Manuel cuenta que usan su servicio muchos moteros que están inmersos en rutas largas, algunos desde lugares tan lejanos como Alemania. También hay turistas, paseantes, gente que cruza para ir a comer a un restaurante a uno u otro lado del río... Como bien expresaba él mismo, "hay de todo".

Ante la incertidumbre que causa la construcción del futuro puente, este negocio casi centenario podría verse afectado. Sin embargo, ya ha aguantado otros embates en pasadas décadas.

Este rincón, este universo propio, podría muy bien considerarse uno de los últimos bastiones de resistencia de una forma más pausada y diferente de hacer las cosas. No es casual que precisamente los usuarios opten por ella ante accidentes que congestionan (aún más) el tráfico de los alrededores de Sevilla. 

Sobre el autor:

Alaia Rotaeche

Alaia Rotaeche

Graduada en Periodismo y Máster en Estudios Literarios por la Universidad Complutense. He pasado por medios locales, por comunicación política y de organizaciones y he participado en proyectos autogestionados. Me interesan particularmente la cultura, la política, las migraciones y los feminismos, e intento siempre tener la mirada puesta en quienes tradicionalmente han habitado los márgenes de la sociedad.

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