Toda la vida a dos ruedas
Con apenas dos años, Juan José Lobato del Valle (Trebujena, 1988), conocido como Juanjo Lobato en el mundillo, montó en su primera bici, una Panther de color verde que no conserva, pero de la que se acuerda perfectamente. "No sabía ni andar, pero montaba en bici", dice el ciclista trebujenero, que lleva más de una década como profesional. Este especialista en esprints, empezó a destacar muy pronto, con importantes victorias como el Campeonato de España junior (2006), para fichar al inicio de su carrera como profesional por el mítico Euskaltel-Euskadi. Tras su desaparición lo contrató Movistar y ha pasado también por el equipo holandés Lotto-Jumbo, tras lo que estuvo a punto de abandonar el ciclismo —fue expulsado por tener medicamentos para dormir—, aunque lo rescató el italiano Nippo-Vini, donde volvió a sentirse ciclista. Ahora milita de nuevo en el Euskaltel-Euskadi, volviendo a sus orígenes, casi en el final de una carrera en la que solo se plantea poder "disfrutar" sobre la bici.
¿Por qué el ciclismo? ¿Cuando se enamoró de la bici?
Desde pequeño, mi padre tenía un taller de motos y bicicletas, y yo he tenido toda mi vida. Empecé a competir por mi padre, que me llevó a mi primera carrera. A partir de ahí, no he parado. Fue en Rota, en 1996, cuando tenía siete años.
¿Recuerda ese momento?
Sí. Además, me acuerdo que era como una gymkhana y antes de salir había que coger el bote de agua. Había practicado en una silla o en un muro y me lo pusieron en el suelo. Como era tan pequeño no llegaba y empecé a llorar.
¿Cuándo supo que se quería dedicar profesionalmente al ciclismo?
El punto de inflexión fue en 2006, cuando fui campeón de España juvenil. Me llamó el mejor equipo de España por aquel entonces y ahí pensé que podría dedicarme a esto. Siendo sub23 estuve en el final como equipo del Liberty Seguros de la ONCE. Oficialmente como profesional empecé en 2011, aunque en 2010 ya estuve haciendo pruebas. Mi pensamiento era ser profesional, mantenerme varios años y poder ganar aunque sea una carrera. Y lo he ido cumpliendo.
Con 33 años, ¿ha pensado alguna vez en la retirada o todavía le queda lejos?
Con Euskaltel-Euskadi tengo un año más de contrato. Dependiendo de cómo me encuentre el año que viene, me plantearía seguir un año más. Quiero ir uno a uno.
O sea, que va viendo el final...
La luz está encendida.
¿Y alguna vez ha pensado dejarlo?
En 2018 estuve a punto. Cuando me fui del Lotto-Jumbo y no encontraba equipo. Por eso insistí un poco más, no quería dejar la bicicleta de esa manera.
"En 2018 estuve a punto de dejarlo, pero no quería dejar la bicicleta de esa manera"
¿Qué diferencia hay entre el Lobato actual y el de sus inicios?
Ahora freno demasiado en los esprints. Antes no frenaba nada, pero ahora hay que pagar la hipoteca, tengo un hijo... Hace unos años era joven e irresponsable.
¿Qué objetivos se marca ahora?
Sobre todo disfrutar. Llegar a la carrera y disfrutar de ella, porque últimamente lo paso mal en los esprints, no me salen las cosas. Físciamente estoy bien, en forma, entreno como siempre, por eso lo único que me planteo es poder disfrutar.
¿Qué diferencia hay entre correr en un equipo español y en uno extranjero?
Entre uno español y uno italiano —corrió en el Nippo-Vini— hay muchas cosas parecidas, porque la forma de vida es casi idéntica. En el Lotto-Jumbo, al ser holandés y belga, fue más complicada la convivencia.
¿Aprovechó para aprender idiomas?
El inglés lo chapurreo y el italiano lo hablo medianamente bien, sí.
¿Qué le han aportado estas experiencias?
Lo más bonito es que todavía mantengo amigos de esas etapas. Conoces amistades que después son para toda la vida.
"Lo más bonito de correr en equipos extranjeros es que todavía mantengo amigos de esas etapas"
¿Qué hay más allá del ciclismo? ¿Qué le gusta que no esté relacionado con la bici?
Vivir bien (risas). Me gusta estar en mi casa con mi familia o mi pareja.
¿Viene mucho a Trebujena? ¿Tira la tierra?
Tengo que venir obligado porque mi hijo vive en Trebujena. Al menos una vez al mes o cada 40 días suelo venir durante una semana o diez días para estar con él.
Un lugar para perderse.
Estos días estoy en Costa Ballena, es buen sitio para desconectar.
Un platito de verano.
Tortillita de camarones.
¿Alguna lectura o película que recomiende?
Veo muchas pero tampoco es que me encanten. Aunque la serie Pálpito que he visto hace poco es muy buena.
¿Puesta de sol o ver amanecer?
Amanecer.
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