Antonio Benítez o Antuan de Castro: "Me fui de Jerez con pantalones cortos y volví 70 años después"

Hace diez años que regresó a su ciudad natal tras una increíble historia como artista de varietés, en la que ha actuado ante el rey de Etiopía o ha hecho de 'showman'. Nunca le pidieron el carné de identidad, pese a que por su condición sexual andaba en el filo de la navaja con la dictadura

Antonio Benítez conserva el optimismo y las ganas de vivir  a sus 85 años de edad.
Antonio Benítez conserva el optimismo y las ganas de vivir a sus 85 años de edad. MANU GARCÍA

Saber cantar, su sueño 

Antonio Benítez es su nombre pero se rebautizó como Antuan de Castro, “es más artístico”, se excusa. Cumplirá 85 años en enero. Nació en Jerez y a los 14 años, después de convencerse de que su vocación era ser artista, se embarcó en un espectáculo ambulante que paraba en Jerez, en una caseta grande instalada en la calle Porvenir. Inició una larga andadura que lo llevó a estar casi 70 años fuera de su ciudad natal, trabajando en salas de fiestas, tablaos, hoteles… siempre con el baile español como su expresión artística. No le enseñaron, lo llevaba en las venas.

No conoció a su padre porque murió cuando tenía un año y a su madre se la llevó a Mallorca cuando ya se estableció allí. “Salí de Jerez con pantalones cortos y he vuelto tras 70 años sin parar de trabajar”, cuenta con orgullo Antuan, que anduvo por el mundo sin ocultar su condición sexual, la que según él le dio el ‘ange’ y la gracia para poder dedicarse al artisteo. Todo en un época, la dictadura, en la que, como dice, nunca tuvo que enseñar el carné de identidad, nunca se lo pidieron. Suerte, talento o saber estar, como él dice. Su vida privada se quedaba siempre puertas adentro de su casa.

Adora a Lola Flores, ha bailado danza española, que es lo que mas le gustaba, aunque por necesidades del guion también usaba el flamenco o hacía de showman muy humorístico, o inventando un número de destape en la época en la que se puso de moda. Antonio Benítez ve ahora la vida con serenidad y sin arrepentimiento alguno sobre lo que ha dejado atrás. Eso sí, se ha quedado con las ganas de cumplir su sueño de saber cantar.

El artista en un balcón que asoma a la Lancería.
El artista en un balcón que asoma a la Lancería.   MANU GARCÍA
¿Antonio Benítez o Antuan de Castro?

Era mi nombre artístico. Entonces nos sentíamos obligados a cambiarlo todos los que nos dedicábamos al mundo artístico, para que fuera más llamativo. Si fuera con mi nombre real la gente diría que este es carpintero o mecánico.

Cuando se fue de Jerez era un niño y es llamativo que nunca le ha faltado trabajo en ese mundo.

El artista de antes trabajaba todos los días porque había salas de fiestas, salas de teatro, siempre con espectáculos de varietés; no como ahora que un cantante se tira dos horas cantando o un bailaor. No voy a ningún concierto porque no aguanto a un cantante dos horas. Teníamos cinco o siete minutos de actuación porque había 15 artistas esperando; eso era un espectáculo muy completo.

"Empecé con 14 años en una caseta que se instalaba en el Porvenir, un espectáculo de variedades; bailé danza española y la dueña me pidió seguir" 

¿De dónde le vino la vocación artística?
Empecé bailando danza española. Cuando salí de aquí no sabía bailar. No había academias de baile clásico, ni siquiera de flamenco. Bailábamos en la calle lo que queríamos y lo que nos salía; copiaba a Lola Flores que, como a ella, no le enseñó nadie. En la calle Porvenir instalaban una gran caseta donde se ofrecía un espectáculo de variedades. Me presenté allí con una compañera porque aquí no había más que piojos y chinches; imagínate después de una guerra la hambre que había. Desde chico me gustaba bailar, ahí me di cuenta que nací artista. Mi padre era un señor que era muy serio. Creo que trabajaba de albañil o en el campo, no lo sé. Me decía mi madre uyyyy si te viera tu padre, recogiéndote a las cinco de la mañana en Mallorca, menos mal que se murió el cateto. Este no me hubiera dejado bailar. En aquellos tiempos te ven cogiendo los palillos y no digo más… si me hubiera dado por bailar por bulerías tal vez hubiera colado pero me gustaba lo clásico, la danza española.
Antonio muestra una fotografía de él con muchos años menos.    MANU GARCÍA
Antonio muestra una fotografía de él con muchos años menos.    MANU GARCÍA               
¿Y allí empezó su aventura?
No conocí a mi padre que murió cuando tenía un año. Mi madre, viuda, sin paga, sin nada; limpiaba colegios y oficinas por lo que le daban un duro. Así que la dueña del espectáculo nos vio bailar y nos pidió que nos fuéramos con ellos. Me fui y no regresé a Jerez más. Estuve ocho años en teatros portátiles, he estado en los pueblos de casi toda Andalucía. También las ferias, que hacíamos cuatro funciones al día.
 
¿Tuvo que irse adaptando a lo que le iba saliendo?

Tuve que aprender a actuar en la revista, más tarde llegaron los musicales, que cayeron como cayó la copla. Tras hacer el servicio militar en Tarifa, me fui a Barcelona dos años, donde estuve fatal porque no tenía carné de artista y no podía trabajar. Me examiné estando Antonio Gades de jurado y lo conseguí, lo que me llevó a trabajar en una sala de fiestas. Me fui a Mallorca a trabajar a un tablao flamenco, pese no saber bailar flamenco. Estuve cuatro años así hasta que me salió una propuesta en Mallorca en una sala con orquesta en directo y así estuve trabajando, de sala en sala toda mi vida.

"Para conseguir el carné de artista me examinó Antonio Gades"

 De la dictadura se pasó a la democracia, ¿en qué cambiaron las cosas en su vida y trabajo?
Cuando llegó la democracia la cosa cambió. Variaron las costumbres y las salas de fiesta y de teatro cayeron: toda la gente se fue al bingo y al casino. Pero monté un ballet con cuatro niñas, me compré un equipo de sonido y empecé a producir mis espectáculos en los hoteles; así me lleve como 50 años trabajando todos los días para los turistas. Ganaba dinero, unas 1.000 pesetas, que entonces era dinero.
 
Al final regresó a su tierra. ¿Estaba cansado?
Volví a Jerez hace 10 años, me retiré porque quise, a los 60 años. Sucedió que se me desmontó el cuadro de bailarinas por diferentes circunstancias. El caso es que me fallaban mucho las niñas y me ponía muy nervioso porque era el jefe y tenía una responsabilidad con los hoteles y con mi representante.
El artista jerezano en un instante de la entrevista.     MANU GARCÍA
El artista jerezano en un instante de la entrevista.     MANU GARCÍA
¿Le salían ‘bolos’ raros?

Galas en yates privados. Fui a uno que tenía los grifos de oro y alfombras persas que valía 3 millones de pesetas. Era la época dorada de los árabes en Mallorca, allí iba un turismo muy rico, no como ahora. Ahora me da pena porque Mallorca no es lo que era, ahora hay mucha cochambre e ingleses que vienen a emborracharse. Una vez ofrecí mi espectáculo al rey de Etiopía, en privado solo para él y sus escoltas. Actué junto a las metralletas de su gente de seguridad. Además, una vez al año iba a Suecia, Alemania, Italia, Dinamarca, a representar a los hoteles donde actuaba para promocionar los establecimientos de Mallorca.

"Tuve galas en yates privados donde los grifos eran de oro; también actué ante el rey de Etiopía rodeado de metralletas"

 
¿Hubo algún momento peliagudo provocado por su condición sexual?

Conmigo no se metió nadie por mi condición sexual aunque fuera en la época de Franco. A mí nunca me pidieron el carné de identidad en los 50 años que estuve actuando y yo vivía la noche que es lo que hacíamos los artistas de entonces. Salíamos tarde de trabajar esmayaos, por lo que íbamos a algunos bares que estaban abiertos hasta tarde. Allí nos encontrábamos los artistas, los chulos, las putas… nos daban las ocho de la mañana. Vivíamos como lo hacían los artistas. Yo llevaba una vida buena y bien. Cuando tenía que hacer algo eso no lo veía nadie. Como me dijo una compañera ‘que arda la casa pero que no se vea el humo’ y conmigo ardía Troya. (Risas)

"Cuando tenía que hacer algo, no lo veía nadie. Que arda la casa pero que no se vea el humo"

 
¿Se arrepiente de algo de lo que ha dejado atrás?

No me arrepiento de nada de mi vida, nací para esto. Sigo viviendo del arte porque estoy comiendo de baile con la paga de jubilado, ya que desde siempre pagábamos el ‘sindicato’, pero la paga es de risa por lo que, como tenía varios pisos, fui vendiendo y alquilando gracias a lo cual puedo mantener una buena vida actualmente.

Siempre tocado con una mascota y gafas de sol, que se las quitó para posar.     MANU GARCÍA
 Un gesto y las manos de Antonio, dedos que sujetaron muchos años unos palillos.    MANU GARCÍA          Arriba, un gesto y las manos de Antonio, dedos que sujetaron muchos años unos palillos.    MANU GARCÍA 
Es usted una persona y un artista con mucha historia sobre sus espaldas.
Soy el único artista de Jerez que tiene historia. Ninguno puede contarte historias porque no han salido de aquí. Dicen ‘voy a Japón’ y parece que van al Portal porque a los tres días están aquí otra vez.
 
Admira a Lola Flores.

Lola Flores ha sido la mejor artista de todos los tiempos, la más completa, hizo 40 películas, cantaba y recitaba, presentadora en televisión… Es artista, la única. La vi con 12 años en el Hotel los Cisnes. Me impactó una mujer como ella, con esos abrigos de visón, las joyas…. Aquí no estábamos acostumbrados. Me dio la luz. Más tarde la conocí en Mallorca. Estaba todas las noches con ella. Llenaba todos sus espectáculos. Y te digo una cosa, ella inventó el Rap con los tanguillos de Cádiz que cantaba en América. Allí la oyeron los negros y así empezaron a adaptarlo a su idioma y sus formas.

"En la época del destape monté un número sexi; fui de los primeros y lo hice con un tanga de pedrerías"

 
¿Qué ha sido lo más extravagante que ha tenido que hacer sobre un escenario?
En la sala de fiestas donde actuaba, los fines de semana venían los mismos matrimonios a verme. Así que hablé con el dueño y le pedí ser el presentador del espectáculo y descansar de bailar. Me reconvertí en un showman, como los monologuistas de ahora, contando chistes e interactuando con el público. Me acercaba a la gente con el micrófono. Recuerdo que a una pareja le pregunté a ella si su marido trabajaba en Correos, ‘¿Por qué?, me respondió; a lo que le contesté que ‘por el paquete de su marido’, así que se formaba un cachondeo que no veas. Contaba mis historias pero con la gracia nuestra.  Después vino la época del destape. En la sala bailaban en la última sesión niñas que enseñaban los pechitos. Una vez vino una joven americana monísima con su marido y cuando acabó su contrato le daba pena irse de Mallorca. Así que le propuse al dueño que íbamos a hacer un número sexy. Montamos Drácula con una vestimenta muy sensual: yo con una capa negra con un tanga de lentejuelas, que a veces lo soltaba cuando tenía dos copas… aquel número duró un año porque se corrió la voz por todas las salas de que Antuan hacía destape.
 
¿Qué sueño no ha podido cumplir como artista?
Mi sueño como artista era poder ser cantante. Cantaba en playback muy bien, pero me hubiera encantado saber cantar.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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