Descubren una araña asiática en las minas romanas de Carmona: ¿revolucionará el mundo de los invertebrados?

El hallazgo de la 'Howaia mogera', una especie nunca vista en la Península Ibérica, reabre el debate sobre las especies invasoras en entornos arqueológicos

Pérez, de la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas; y un detalle de la araña asiática descubierta en el subsuelo de Carmona.
Pérez, de la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas; y un detalle de la araña asiática descubierta en el subsuelo de Carmona.
12 de mayo de 2025 a las 17:41h

Una diminuta araña asiática ha irrumpido en el subsuelo histórico de Carmona (Sevilla) y ha puesto en alerta a la comunidad científica. El hallazgo de una Howaiamogera en las antiguas minas romanas de la ciudad supone un descubrimiento sin precedentes en la Península Ibérica y lanza una pregunta inquietante: ¿qué otras especies foráneas podrían estar colonizando silenciosamente los espacios arqueológicos bajo nuestras ciudades?

El descubrimiento, firmado por Fernando Cortés-Fossati, Álvaro Luna y otros expertos en biodiversidad subterránea, ha sido publicado en la prestigiosa revista Arachnology. Los investigadores, pertenecientes a la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Europea de Madrid, alertan de que esta especie, procedente de Asia, nunca había sido documentada en territorio ibérico hasta ahora.

Un hallazgo inquietante y otro único en las entrañas de Carmona

La aparición de esta intrusa de apenas 2,6 milímetros tuvo lugar en la mina de agua de San Antón, un complejo sistema de galerías excavadas en época romana y oculto bajo el casco urbano de Carmona. Aunque se trata de una estructura artificial, sus condiciones de humedad, temperatura estable y oscuridad extrema reproducen a la perfección el hábitat natural de estas arañas troglófilas.

Y el problema va más allá de la anécdota zoológica. Para los autores, el hallazgo desmonta algunos modelos actuales que predicen la expansión de especies exóticas, que no incluían al sur de España como zona de riesgo. Además, reabre el debate sobre el papel de las ciudades como “trampolín silencioso” para especies invasoras.

Aunque aún no se ha detectado un impacto ecológico negativo, los científicos insisten en la necesidad de vigilancia. “Lo que hoy es una curiosidad puede convertirse mañana en una amenaza ecológica real”, advierten.

El caso recuerda que bajo nuestros pies no solo hay restos romanos, sino ecosistemas vivos aún por descubrir. La peculiar araña oriental no es el único descubrimiento realizado en el subsuelo de Carmona. El mismo equipo de investigadores ha identificado recientemente una nueva especie de invertebrado, hasta ahora desconocida para la ciencia, cuya descripción formal será publicada en los próximos días en una revista científica especializada. Aunque por el momento no sabemos su nombre ni sus características específicas, los expertos aseguran que se trata de un organismo que podría aportar información clave sobre la adaptación de la vida a entornos subterráneos artificiales.

Un ecosistema artificial que desafía lo que sabíamos

Uno de los investigadores firmantes, el doctor Álvaro Luna, profesor del Grado en Medio Ambiente de la Universidad Europea, colidera este estudio en el particular sistema de galerías subterráneas, una infraestructura creada por el ser humano hace unos dos mil años. Aunque no se trata de una cueva natural, este entorno ha sido colonizado por fauna terrestre y acuática, lo que lo convierte en un ecosistema artificial sorprendentemente funcional y aún poco explorado por la ciencia.

En colaboración con la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas, la Universidad Rey Juan Carlos y otros especialistas, el equipo ha comenzado a documentar la presencia de diversas especies, principalmente invertebrados. Aunque no se trata de un entorno especialmente rico en número, sí alberga organismos que podrían resultar de enorme interés científico. Según Luna, se están abriendo nuevas líneas de trabajo orientadas al estudio de comunidades microbianas, flujos de plásticos subterráneos y posibles formas de vida adaptadas a condiciones extremas, como bacterias que metabolizan metano.

La investigación está aún en fase inicial, pero los indicios apuntan a que estamos ante un enclave que podría revolucionar el conocimiento sobre fauna subterránea e invertebrados en Europa. ¿Podrían estas infraestructuras romanas convertirse en un santuario accidental de biodiversidad? “Cómo las infraestructuras humanas subterráneas, aunque no pensadas para ello, pueden convertirse con el tiempo en escenarios de biodiversidad inesperada es una pregunta de fondo que aún está por explorar”, señala Luna.

Buena parte del trabajo de campo ha sido posible gracias a la labor de la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas (AAES), que desde hace años documenta, estudia y protege el subsuelo de Carmona. Uno de sus miembros más activos es Enrique Peña, ambientólogo y figura clave en esta historia.“Entramos allí para hacer un estudio de microplásticos y aprovechamos para recoger muestras de insectos. Ya había antecedentes de especies nuevas en otras galerías”, explica Peña. Su papel ha sido decisivo como “eslabón intermedio” entre la AAES y los investigadores universitarios. “Como ambientólogo del grupo, me he encargado de coordinar con los biólogos expertos que han venido a hacer los estudios”, añade. La recogida de muestras no fue sencilla. Se requirieron dos entradas a las galerías debido a la dificultad de capturar ejemplares casi invisibles. Además de la araña asiática, el equipo encontró camarones de agua dulce y otros invertebrados propios de hábitats subterráneos.

Las minas: un laboratorio oculto de historia y biodiversidad

Lejos de tratarse de una estructura aislada, las minas de Carmona están siendo objeto de múltiples investigaciones científicas. El arqueólogo municipal, Juan Manuel Román, destaca que se trata de un espacio “vivo” desde el punto de vista arqueológico y biológico. “Esta mañana mismo he enviado nuevas muestras de agua de tres minas a la Universidad de Córdoba para su análisis químico. Igual que se hizo con el vino y el perfume romano, ahora queremos saber en qué estado están esas aguas”, señala. Román insiste en que descubrimientos como este validan la importancia de seguir explorando estos espacios. “Esto no es una anécdota. Lo mismo nos pasó con el vino y con el perfume: hasta que no lo certifican científicamente, no se puede hablar con rotundidad. Pero una vez publicado, ahí está la evidencia”. Y lo más inquietante es que esto podría ser solo el principio.

araña asiatica
Araña asiática.

Mientras se siguen identificando nuevas galerías, tramos ocultos y pozos cegados, los expertos coinciden en que las minas romanas de Carmona seguirán dando sorpresas. “En el futuro muy próximo, volverán a aparecer especies milenarias de las que poco o nada sabíamos… hasta ahora”, anticipa Román.

Los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide ya han mostrado interés por este fenómeno. Y la comunidad científica permanece en alerta ante lo que podría suponer una nueva vía de investigación en biodiversidad urbana: los espacios patrimoniales como reservorios —y quizás incubadoras— de nuevas formas de vida. Mientras tanto, bajo los adoquines de Carmona, algo se mueve. Y algún invertebrado asoma entre sillares milenarios…

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Ezequiel García Barreda

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