Hace un año, el 31 de julio de 2024, Rafael Zornoza cumplía tres cuartos de siglo exactos, 75 años, la edad que fija el Derecho Canónico para el retiro y la jubilación.
El religioso madrileño fue fiel a la norma impresa y presentó al Santo Padre -por entonces Bergoglio- su carta de despedida. Los expertos en la densa materia vaticana recordaron siempre que este tipo de sustituciones pueden demorarse muchos meses, varios años.
Así ha sido, un año después exactamente, el obispo de Cádiz y Ceuta (la provincia tiene dos) sigue en su puesto sin visos de relevo inminente. En el transcurso de este tiempo se ha producido, incluso, el cambio papal por la muerte del argentino Francisco y la elección del norteamericano León XIV.

Y más acontecimientos podrían llegar porque la Iglesia Católica se autoconcede un plazo hasta de cinco años, hasta los 80 de edad, para ejecutar los cambios al frente de los obispados. El Papa tiene ese margen, un lustro, para cumplir con la flexilble normativa creada en 1983.
La prueba de que la dilación es una práctica habitual está en que otros obispos españoles que han superado los 75 años (Mallorca, Cuenta, Cartagena o Barcelona) están en la misma situación, a la espera de la sustitución.
"Mi único deseo es hacer lo que diga el Santo Padre. La Diócesis permanece, no me preocupa lo más mínimo. Yo me jubilaré, pero la diócesis no. Todo sigue igual, las catequesis, los cultos, la atención a los más necesitados. Soy un eslabón más de una cadena" declaraba Zornoza en varias ocasiones para quitar importancia al relevo.
Un caso particular
El caso del obispo de Cádiz y Ceuta tiene un añadido respecto a otros "interinos salientes" de la Iglesia en España. Su enfrentamiento frontal con los colectivos solidarios, humanistas y progresistas, con todo lo que huela a Teología de la Liberación.
El enfrentamiento es total y los 14 años en el cargo dejan uno de los historiales más polémicos y conflictivos en la provincia desde la Transición. A Rafael Zornoza le atribuyen sus oponentes despidos y desalojos a modo de represalias ante cualquier discrepancia interna, así como expropiaciones y sanciones siempre con un "marcado carácter ideológico y político".
Esos mismos colectivos o feligreses, criticos, le achacan un perfil "conservador muy acusado, despótico", que le habría acercado a los postulados de las congregaciones y agrupaciones más reaccionarias del catolicismo. Incluso le reprochan el cierre de algunos centros de acogida a migrantes y otras personas en situación vulnerable.
Miembros del Grupo Cristiano de Reflexión-Acción de la Bahía de Cádiz e integrantes de otros colectivos cristiano de orientación política similar han emitido en este año de espera diversos mensajes públicos en los que piden que el relevo se ejecute de forma inmediata.
Achacan al obispo, en principio saliente, una veintena de destituciones, despidos, persecuciones y relevos por motivación ideológica. Estos mismos católicos, sacerdotes y ex sacerdotes en muchos casos, también le acusan de haber promovido varios desahucios con claros intereses especulativos, económicos, "incompatibles con el evangelio".
Estas quejas tomaron forma de denuncia presentada en 2022 ante el nuncio apostólico, una especie de embajador del Vaticano en España, que se comprometió a transmitir las denuncias. "Ha mantenido una conducta neoliberal guiada por criterios empresariales e incompatible con los evangelios".
Largo historial de choques
Entre los episodios más conflictivos que se le atribuyen estarían la toma del control del cementerio de Barbate, finalmente devuelto al Ayuntamiento tras dos años convulsos, el desahucio de un matrimonio anciano en San Fernando u operaciones de posible especulación urbanística en Cádiz, con el caso del bar Madueño, junto al Gran Teatro Falla, como ejemplo.
Las quejas por la falta de transparencia sobre el funcionamiento de las fundaciones diocesanas, la gestión del patrimonio eclesiástico y de varios cambios de titularidad forman otros apartados del malestar de muchos cristianos gaditanos.
El conflicto más largo y enconado es el que mantendría el sector más conservador de la Iglesia en Cádiz, liderado por Zornoza según los cristianos de origen "obrero", con el canónigo de la catedral y ex párroco de Conil Rafael Vez.
El sector del obispo reclama que el Tribunal Eclesiástico condene a Rafael Vez por "delitos contra la Ley Divina y le retire su oficio de canónigo de la Catedral gaditana" y le suspenda como sacerdote. Igualmente, exige que elimine todos los comentarios y noticias publicados en redes sociales contra Zornoza.
Vez, a su vez, denuncia al obispo por un delito de calumnias e injurias. La Justicia ordinaria lo desestimó ser un caso interno, adscrito al Derecho Canónico.
Con estos presuntos antecedentes, muchos pendientes de resolución, medios eclesiásticos tan prestigiosos como Religión Digital recogían con alivio público la posible jubilación del obispo Zornoza: "Llegó a nuestra tierra con buena imagen aunque el tiempo le ha ido quitando la careta [...] y se ha convertido en el pastor de una pequeña élite".
"No le ha importado dejar en la calle a familias humildes con despidos y desahucio. Nunca nos ha querido, ha hablado mal de nuestra Diócesis y de nuestra gente"
"El dinero siempre le ha atraído y acompañado. No le ha importado dejar en la calle a familias humildes con despidos y desahucios, cerró negocios de toda la vida que ha dejado arruinada a familias. Nunca nos ha querido, nos ha despreciado allí donde ha ido, ha hablado mal de nuestra Diócesis y de nuestra gente".
"Estamos, por tanto, a la espera de un nuevo obispo para la diócesis, que esperamos cuanto antes. Su gestión ha estado marcada por los conflictos". Y esa espera sigue tal y como estaba pero con 12 meses más. Ya cumple un año mientras el obispo Zornoza estrena los 76 de vida.



