Rafael Vez, excura de Conil: "Yo he mirado a los ojos a mi 'asesino', el obispo de Cádiz"

Justo antes de desposeerle del Ministerio, Monseñor Zornoza le mandó al Hospital de Puerto Real, "en tiempos de covid, obeso, con problemas de corazón que sabe. Es por autoridad. Se ha ensañado". Tras años de quejas públicas, ahora está al borde de verse sin la que ha sido su casa parroquial. "Seguiré luchando", dice sobre sus denuncias en Roma y ante la Justicia ordinaria

El ex cura de Conil, Rafael Vez, en una entrevista, en su casa, flanqueado por dos túnicas colgadas de unas puertas. FOTO: MANU GARCÍA
El ex cura de Conil, Rafael Vez, en una entrevista, en su casa, flanqueado por dos túnicas colgadas de unas puertas. FOTO: MANU GARCÍA MANU GARCÍA

El cura Rafael Vez (San Fernando, 1966) ya no es cura. Al menos, ya no puede dar los sacramentos. El obispo de Cádiz-Ceuta, Rafael Zornoza, le ha quitado ese derecho. Lleva años de disputa y ahora ha llegado a un nuevo nivel, a una última pirueta. "La casa está hecha un desastre", viene a decir antes de la entrevista. Es la casa del cura, cerca de la Torre de Guzmán, en el centro de Conil. Una vivienda con una mesa de patio en el interior, bajo un tragaluz. La casa que le dieron cuando hace seis años le dieron su parroquia. Tiene montones de maletas y en el rincón de un pequeño salón. Tiene todo preparado para marcharse, con muchas de sus cosas ya en un trastero, pero no se va. "Hasta que no me diga mi abogado que me marche". 

El desarrollo es el siguiente. Tras quejas durante años, este 2020 tocaba una revisión de destinos, de parroquias. Todos han renovado en la Diócesis de Cádiz. Todos menos él. Zornoza "ha creado un tribunal al que le pide una serie de cosas pero lo que ha hecho es adelantar lo que él pedía. Sé que está el tribunal, pero no se me ha notificado nunca". Una de esas cosas que pide en el tribunal eclesiástico, donde rige el derecho canónico, es que se le eche de cura, que se le impida el Ministerio. "No es legal". Rafael Vez, nacido en San Fernando, se formó en Roma y no pertenece a ninguna orden, sino que depende directamente del Obispado. Ese Obispado al que ha criticado y que, dice, no le va a cansar. Seguirá luchando. En la entrevista traslucen todas esas críticas del polémico obispo de Cádiz, perteneciente al ala más conservadora de una Iglesia que ve cómo década tras década sigue perdiendo la preeminencia de antaño. 

¿Cuál es su trayectoria previa antes de llegar a Conil? ¿Quién es Rafael Vez?

Nací en San Fernando, soy el menor de cinco hermanos. A los 18 marché al seminario en Sevilla. Posteriormente me mandaron a Roma, a estudiar la especialidad de Ceremonia, los ritos religiosos. Porque ahora soy Maestro de Liturgia de la Catedral de Cádiz. Luego fui párroco en Ceuta, en el barrio de Hadú y El Príncipe, que no tiene nada que ver con la serie. Estuve del 91 al 94. Tres años maravillosos, muy intenso, porque comenzaba. Después estuve en Río San Pedro, a los meses a San Benito de Puerto Real, ocho años. Posteriormente 12 años en San Fernando. Luego, en Conil.

¿Cómo le llega la Llamada?

Como todos, por el contacto con la gente. No hay llamadas telefónicas. Con la ayuda de varios sacerdotes me orientaron. Mi casa era corriente. Estaba en un colegio religioso porque estaba al lado, era lo que había.

¿Con qué ilusión empieza?

Con la de alguien que empieza con 25 años. Con el tiempo ves que ese proyecto no tiene nada que ver con el proyecto de Jesús, y vas cambiando tu estilo. Las circunstancias te configuran como sacerdote.

Cuentan que sus predecesores tenían un carácter, en principio, muy abierto. 

Sí. El padre Mateo era una institución en Conil, le tocó la reforma del Concilio. El padre Dámaso rompió con la iglesia tan tradicional y Carlos continuó la labor de Dámaso. Yo recibí la herencia e hice mi trabajo lo mejor que pude.

Contaban también de usted que tenía fama de castellano, serio.

Me precedía una fama de un grupo de internautas en San Fernando. Fueron los que calentaron aquí una campaña. Luego entendieron mi forma de trabajo. En San Fernando estuve en una parroquia que tenía el movimiento neocatecumenal. Había una hermandad también que hacía incompatible el trabajo de la parroquia y el obispo la cambió.

"Hay quien se sube a un púlpito a arrear contra los homosexuales y te los encuentras en Tinder, en bares de alterne, ¿pero de qué va usted?"

¿Cuándo empiezan las discrepancias con Zornoza?

Comienza en 2016. Delante mía trató de una forma que no me pareció correcta a los sacerdotes mayores. Hubo algún trato quizás vejatorio. Celebraba aquel año las bodas de plata y dije que no quería participar. Me preguntó y le dije que se reía de los sacerdotes mayores, incluso entre jóvenes. Desde entonces no volvimos a hablar, hasta 2019 cuando me da la amonestación. El trato hacia un compañero me hizo levantar la voz. Y luego, una serie de despidos injustos, de gentes de Cáritas, administrativos, y no me parecían las formas. Faltaba la caridad. Saqué un documento público en Facebook, en respuesta el ecónomo de la Diócesis, que en una entrevista se jacta de sanear la Diócesis. Le escribí una carta pública porque echa a 23 personas y los tribunales dicen que es improcedente. Se puede decir que eso no es sanear ni es justo, es una limpieza. La crítica fue a la gestión. Luego hubo otros artículos en forma de preguntas. Se hablaba de la verdad y la transparencia en aquel tiempo, e hice esas cartas con preguntas al ecónomo. Eso fue el detonante.

¿Nadie le dijo de entre sus compañeros "Rafael, para, esta guerra..."?

Bueno, solamente uno. Los demás decían por bajini sigue, otros daban información. Pero al levantar la voz te encuentras solo, como en todas partes. Si las cosas salen bien, nos subimos al carro, y si no, no. Lo significativo es que la autoridad se basa en el miedo ahora, pero moralmente con miedo no tienes autoridad. Ese es el quid.

Sus denuncias abren muchos frentes y reflexiones sobre la Iglesia. Una de ellas es si sigue siendo excesivamente jerarquizada.

No lo es tanto en realidad, no es una iglesia jerarquizada, están los que me ríen las gracias, a los que se favorecen, los míos y los que no. Hay sacerdotes eméritos olvidados, arrumbados en parroquias en las que no se les escucha, y gente joven que no tiene valía y dejan mucho que desear en determinados cargos. Lo que el Papa Francisco dice del descarte, de que quien no ríe las gracias es descartado, es lo que ocurre. Decir a sacerdotes jóvenes que no se reúnan mayores... Bueno, los seres humanos aprendemos de modelos de referencia. Estas cosas de ir cortando a los mayores, de que no valen, me parece significativo en la Diócesis.

Hay otro frente para pensar en esa Iglesia de la que habla, una que es conservadora no tanto en lo que piensa, sino en volver a tiempos casi previos al Concilio Vaticano II, de mantener sus privilegios.

Es un nuevo conservadurismo de una Iglesia que no quiere perder el poder ni sus privilegios. Eso es grave, porque esa Iglesia no tiene nada que hacer ya. Es un animal herido que intenta sobrevivir de alguna manera. Con las reformas que va a haber, eso se va al traste.

O que piensan en una sociedad que ya no existe.

La Iglesia ha perdido poder, prestigio, pero autoridad, depende. La autoridad moral de gente que da su vida, eso no se ha perdido. La autoridad de esta gente que lo único que tienen es subirse a un púlpito, decir tú estás condenado, tú, castigado, tú, fuera de la Iglesia, eres un degenerado, un salido... ¿Qué autoridad es esa? Somos la irrisión. Hay quien se sube a un púlpito a hablar de los homosexuales y los divorciados y dices oiga, "su vida, conocemos sus andanzas, con quién va, ¿de qué va usted?". Arrea contra los homosexuales y te los encuentras en Tinder, en bares de alterne, ¿esto qué es?

Vez, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Vez, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

¿Eso pasa?

Pasa, claro que pasa. Entonces, ahí está la autoridad. ¿Por qué Jesús tenía autoridad en sus palabras? Porque su testimonio de vida era coherente. ¿Dónde está la autoridad de esta gente? ¿En el cargo? No, hoy estás y mañana no estás. No somos conscientes ni los fieles ni los seres humanos que el poder es de la gente ¿De los curas? No. De la abuela, la que me ayuda. Ahora con el covid ves las iglesias cerradas, y ¿qué problema están viendo? El del sostenimiento económico. Porque hemos hecho un castillo de naipes que no es real, una autoridad que no es moral. 

Hace 50 años sí era viable, ¿no?

Hace 50 años es que no te planteabas si eras católico. Ibas el domingo a misa y soltabas la colecta. Ahora te planteas a quién ayudas. Esa Iglesia no puede volver, se tiene que adaptar y cambiar a los tiempos. Lo antes impensable hoy es pensable. 

¿Qué cambiaría usted?

Creo que tenemos que cambiar primero nosotros. Nos hemos deshumanizado, buscando el poder.

¿Coches oficiales?

Me parece significativo pero no es lo importante. ¿Se puede vivir con menos? Sí, pero son defectos. Ese afán de guardar, de que vienen estos y nos van a quemar, eso tiene que cambiar. A mí me enseñaron otra Iglesia los mayores, los que veneré como ejemplo. Antes no había horario para ser cura. Eso está cambiando. Hay mucho Emidio Tucci que por la noche lo cuelgo, me pongo una camisa rosa y me voy por ahí de juerga. Esas cosas...

Llegados a este punto, quizás sea bueno repasar que en España hemos tenido dos corrientes en el alto clero: por un lado, una Iglesia abierta que representó Tarancón en la Transición y ayudó a desmontar el Franquismo, y otra conservadora que aterriza con Juan Pablo II y que provoca que personas de la corriente con menos talento fueran accediendo a puestos de responsabilidad, y que éstos a su vez eligen a otros y queda una iglesia en España muy conservadora, que no lo es tanto en otros países. ¿Es en ese contexto como se explica que Rafael Zornoza sea hoy obispo?

Un obispo no se quita de la noche a la mañana. No sé cómo lo eligieron, ni quiero pensarlo. Supongo que tendría cualidades. Pero para ser obispo hace falta una cualidad como la humanidad, y no la tiene. Otra es el diálogo, y no lo tiene. La última vez que hablé con él en 2019... Dos conversaciones, 26 de mayo de 2016, aquí, y 19 de septiembre de 2019, esas son las dos veces. Somos 150 sacerdotes. Si fuéramos 5.000... Las veces que habíamos tenido encuentros, fue un rifirrafe en la Catedral, en una celebración. 

Entrando en esa gestión de Zornoza, una de las mayores quejas es la cantidad de inmuebles que tiene. ¿Parece más un empresario?

Sí, se ha convertido en una empresa, con un ecónomo, Antonio Diufaín, y entre los dos idean el sistema, junto a Agustín Rosety, el diputado de Vox antes de serlo. Cuando lo nombran, denunciamos el tema, pero ha seguido trabajando por lo bajini. Es amigo de Diufaín, no tiene interés personal en la Diócesis. La función era que el patrimonio, los bienes eclesiásticos, se organizaran, y dicen cuánto se tiene que dar desde cada parroquia, cambian el sistema informático, todo lo diseñan. Entonces, como párroco, no tienes autonomía. Eso va contra el Código Canónico, porque el párroco está encomendado a gestionar una parroquia. A ello se suma la actual Ecónoma, Carmen Lobato. Son los cuatro fundamentales.

"Él (Zornoza) se jacta de decir, incluso a mí, 'yo soy la Ley'. No, el Código nos afecta a todos. Esto es un abuso de poder"

¿Cuántos sacerdotes han sufrido todo esto?

Hay varios que se han ido, pero la mayoría, más de una veintena, se han secularizado, ya están fuera. 

Es un número anómalo.

Son muchos.

¿Siente que le toca, que se ha cruzado usted en su camino?

No, no me he cruzado. Solo he denunciado la situación. Es peor que una empresa. ¿Conoces una empresa que trate vejatoriamente a los empleados que echa? Hay sacerdotes que han cometido errores, pero si es recuperable, se intenta recuperar. El párroco de Vejer sufre una extorsión. Ellos entienden que ha sido un robo. ¿Esos errores ya implican que debe vivir dos años bajo un puente, apretarle las tuercas? En las empresas se llega a un acuerdo y no significa que no pueda ni hablar con los demás párrocos. Es que el obispo ha enterrado a párrocos de los que ni siquiera sabía su nombre. Somos 150. Preguntar en la sacristía el nombre y olvidársele de nuevo.

En cuanto a la gestión económica, el asunto aún no se ha relatado de forma completa. ¿En qué situación está la Diócesis?

La Diócesis, ¿es rica o pobre? Según los papeles, es rica, y ahora se va a gastar tres millones en un proyecto en Medina. Según dicen, no hay dinero, a todo es no, no, no, no. No hay dinero, no hay préstamos. ¿De dónde sale?

¿En qué situación queda usted ahora?

Puso una demanda canónica de 107 folios contra mí, y pedían tres cosas: la pérdida del oficio de maestro de ceremonias de la Catedral, la pérdida del oficio de profesor en el seminario, y que mientras la pena durara, perdiera el Ministerio. Es muy interesante, porque de facto ya no cuenta conmigo desde hace años para las ceremonias, aunque soy el titular. Me nombró el anterior obispo de forma vitalicia. El tema del profesor, tuvo que revocar mi expulsión porque gané una reclamación aunque luego de facto no me ha reincorporado; y tercero, la suspensión. El obispo se anticipa a la demanda. ¿Por qué? No lo han juzgado, ni me han avisado, ni han iniciado el proceso.

Pero que deje usted de ser cura de Conil sí entraría en las posibilidades que tiene Zornoza como obispo, ¿no?

Sí, y no. El código dice que se puede renovar. Este año se han renovado hasta tres mandatos de seis años. Al único que cumplía y no le han renovado soy yo. Hemos señalado que es injusto, ¿cuál es el motivo? No es que ha cumplido. Lo que había es una remoción encubierta. Debe haber un proceso y no ha existido. Hace cosas que el derecho dice que debe hacer de otra manera. Él se jacta de decir, incluso a mí, "yo soy la Ley". No, el Código nos afecta a todos. Esto es un abuso de poder.

Y le manda al Hospital de Puerto Real.

En tiempo de covid. Cuando voy al hospital me dicen que no puedo estar allí. No he sido yo el que plantea que no esté. Me dicen que soy obeso, y pertenezco al grado IV, y problemas cardiacos. "Blanco y en botella, usted no entra en el hospital. Esto es el caldo para que lo coja". Zornoza sabe que tengo dos fibrilaciones, porque incluso me ha visitado el vicario. El obispo jamás me ha visitado estando enfermo. Pero un vicario sí vino. No es desconocimiento. Y no puedo esconder mi gordura. Tengo problemas circulatorios. Entonces me mandaron a Prevención, pero me dijeron que no pueden hacer un informe de mí porque no soy del hospital, sino que es la empresa que me envía la que tiene que dar un comunicado de que puedo estar allí. La directora me dijo que no podía ni estar en el despacho. Mire, yo puedo decir que puedo mirar a la cara a mi asesino. Aquel que ha deseado ponerme en primera línea de batalla.

"No. Odio no creo que me tenga. Creo que está empecinado. En que su autoridad por encima de todo y nadie le tose y nadie le dice esto sí y esto no"

Eso es fuerte...

Puedo decirlo, tengo las pruebas. Las cartas. Puedo mirar a mi asesino, y lo digo abiertamente, claro que sí. Se me ha insistido hasta la saciedad en tono amenazante para que asista al hospital. Y yo le he dicho que el problema es que no me dejan entrar. No lo planteo yo, sino que quien me tiene que decir "pase usted, acepto su nombramiento", no me deja pasar. Tengo ganas de ver la cara de mi asesino, sí. De corazón y con tristeza. Esto es un ensañamiento. Un empecinamiento en algo absurdo. Vamos a pensar que fuera una situación normal, a lo mejor la señora diría que no puedo estar allí. Pero en el covid, ¿la autoridad no es la autoridad sanitaria? ¿Si me dice que no puedo estar allí? Me dicen: "Usted no puede deambular por el hospital, no puede entrar en una habitación, ni en la UCI, ni en Urgencias, ¿lo tengo 24 horas sentado en el despacho de la capilla? ¿Qué hace usted? Y con un problema circulatorio no puede estar sentado". Fíjate adónde llegó la pobre. No, si a mí no me lo tiene que explicar, sino a quien me manda.

En el Cristianismo, es una palabra grave, pero, ¿usted cree que le odia Rafael Zornoza?

No. Odio no. Creo que está empecinado. En que su autoridad por encima de todo y nadie le tose y nadie le dice esto sí y esto no.

¿Tenía esperanza de que en este ciclo de cambios de obispos le tocara a Zornoza?

Siempre hemos pensado que no le iba a tocar. Pero la esperanza es lo último que se pierde. Es la esperanza de muchos.

Muchos que no hablan.

Sí. Hemos tenido mala suerte. Porque no nos quiere. Desde el primer día, no ha sido un hombre que nos haya querido. Lo ves perfectamente, no sé si has tenido un jefe así, pero a veces dices "este no nos valora, solo quiere que salga adelante pero no valora mi trabajo ni mi tiempo y no me tomaría ni una cerveza". 

Rafael Vez, en un salón de su casa, con todo preparado para dejar su vivienda. FOTO: MANU GARCÍA
Rafael Vez, en un salón de su casa, con todo preparado para dejar su vivienda. FOTO: MANU GARCÍA

Usted consiguió una imagen muy poco común hoy, que la gente salga a la calle por su cura.

La gente creo que estaba harta, viendo lo que estaban haciendo. Como persona me enorgullece que la gente sepa descubrir el trabajo tenía sentido, que no eras un loco. He hablado con compañeros que ni conozco, sacerdotes en la misma situación, suspendidos cautelarmente. El problema es que solo no puedes defenderte. Se juega con dos cosas: el tiempo y la situación económica. Cuando te aprietan la tuerca, bajo mínimos, ¿cómo vas a luchar?

¿Qué va a hacer?

Luchar.

Pero tiene que salir de esta casa pronto, ¿no?

Sí, bueno, está todo recogido. A la espera este verano pero mi abogado me dice que no salga hasta que esté aclarado. No tiene sentido que me meta en un proceso judicial y habrá que esperar a que se pronuncie. Insiste el abogado que no salga. Tengo tres representantes legales. Dos civiles y uno canónico. Bueno, una en Roma. Porque he iniciado un proceso penal en Roma. Reclamo por abuso de poder. Lo tengo claro. Ha abusado de su autoridad y se está ensañando.

¿Tiene esperanza en Roma?

Si no estuviera convencido, no me habría metido.

¿Le ha escrito cartas a Francisco?

Es que eso no va a así. Eso exige un proceso. Cuando el obispo te dirige un decreto, puedes pedir que rectifique. Si no lo hace, puedes ir a la Congregación del Clero, en Roma. Tienen tres recursos presentados que no han contestado. Solicitamos que la Secretaría de Estado admitiera a trámite la demanda penal. Eso, a nivel canónico. A nivel civil, hubo un acto de conciliación que no aparecieron y se va a presentar demanda penal contra él, por calumnias. Porque en la página web del Obispado se subrayó que yo estaba condenado, pero no, no soy un condenado, no me ha condenado nadie.

"Para una guerra, en la Convención de Ginebra dice que hay que respetar la vida a los capturados. No me gusta el término. Pero, ¿tenemos que humillarnos unos a otros?"

Insisto, ¿qué va a hacer ahora?

Vivir. Bueno, no puedo celebrar eucaristía en público, ni ningún sacramento, pero sigo haciendo mi trabajo. Día a día, mi trabajo personal, mi oración, y visitar a mis amigos de aquí, vernos, hablar con ellos. No hago otra cosa.

¿Cómo ve Conil ahora?

Esto es nuevo para todos. Creo que no nos hemos tomado muy en serio el tema. Todos. Insisten en el tema particular, en ser prudentes, y creemos que será al de al lado. Pero tengo amigos que es impensable que lo han cogido, deportistas, que lo ha dejado listos de papeles. He perdido amigos que los he perdido, médicos. Veo que no es una broma. Creo que hay sitios donde se toma en serio. Me preocupa mucho. Pensamos que la Navidad, que vamos a perderla. Mire, es que podemos perder la vida. La Navidad podemos celebrarla en cualquier momento. Decimos los cristianos que es todo el año y nos va a preocupar ahora no cenar. Hemos pasado distintas fases. Nos despreocupamos de los mayores. Hemos perdido una generación maravillosa. Los hemos descartado. Vemos ahora que afecta a los jóvenes, y dices... Yo estoy en medio. Pero en la próxima pandemia seré mayor. Y digo: ¿cómo me tratarán? Intento tener cuidado en todo esto, con precaución, sobre todo, por no ser transmisor. 

¿Perdonaría usted a Zornoza?

Sí.

Dicen que primero hay que pedirlo.

Lo primero es dialogar. Hubiera explicado por qué no estoy de acuerdo. Yo seguí el proceso que tenía que seguir. Si tienes algo contra esa persona, díselo a él. Si no, a otro frente a él; si no, a otros, y si no, público. He hablado con sus vicarios, colaboradores. Les he dicho que pasa eso. Y me dicen "qué quieres que haga". Entonces, habrá que sacarlo a la luz. Y si yo tuviera que pedirlo, lo pido. Pero esto creo que es un ensañamiento. Cuando tienes un poder, no debes usarlo para hacer daño. ¿Pisotear? ¿Doblegar a otra persona? ¿Ponerle un pie en el cuello? En una guerra, en la Convención de Ginebra, dice que hay que respetar la vida a los capturados. No me gusta el término. Pero, ¿tenemos que humillarnos unos a otros?

 

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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Comentarios (1)

Sabino Hace 3 años
Sus den a los dos. Panda miserables, pederastas, ladrones. Vaticanos en definitiva.
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