Francisco de Paula Pérez González, más conocido como Paco Pérez, para quienes no lo conozcan -que serán muy pocos-, es uno de los nombres fundamentales en el arte de las relaciones públicas. Durante más de 40 años ha sido el rostro y la voz experta de las antiguas bodegas Domecq. De su mano han conocido Jerez y el jerez nombres sobresalientes del mundo del cine y de otros muchos ámbitos a escala mundial, además de ejercer como el mejor anfitrión de una marca que gracias a su talento, bien estar y sus hechuras de auténtico gentleman, ha exportado la imagen de esta tierra por más de medio mundo.
A sus 93 años de edad, Paco Pérez vive plácidamente, totalmente retirado, excepto de sus amigos y de la barra del Hotel Jerez, donde tiene su ‘Rincón de Paco’. Pero no cualquier rincón y de cualquier manera. Está decorado con todo el cariño del mundo y con todos los honores hacia un cliente muy querido y predilecto, esos que con su presencia dan lustre y elegancia, algo innato en él.
Paco Pérez ha recibido un homenaje de sus amigos. No de una institución o empresa. Sencillamente de sus amigos de siempre, los del día a día. “Estoy totalmente avergonzado, porque yo no creo que lo merezca. Es algo que se les ha ocurrido a unos magníficos amigos a los que no les podía decir que no”.
Deja claro que no le gustan los homenajes, “para nada. Mi vida profesional fue en un período glorioso de una empresa, un periodo glorioso que ya no se repetirá. Pero este detalle tan grande me llena, aunque realmente todos estos homenajes se hacen cuando la persona ha desaparecido. En este caso se han adelantado”.
A su edad mantiene un espíritu vital envidiable, una total lucidez y tiene muy claro qué espera a estas alturas de su vida. Su secreto para mantenerse tan bien, “oloroso por dentro y por fuera, una copita todos los días”. Durante cuatro décadas, Paco Pérez ha sido el alma de la bodega, aunque su vida profesional comenzara en la banca y colaborando con diferentes instituciones, en el plano particular, “para mantener la actividad”. Es el cliente más antiguo del Hotel Jerez. Nadie lo discute, “iba allí incluso antes de ser hotel, por lo que me consideran que soy el cliente más antiguo”.
Sobre el concepto de las relaciones públicas, Paco Pérez lamenta que “hoy día a cualquiera se le dice que es un relaciones públicas, pero no lo es. Pienso que el relaciones públicas es una persona que no se dedica a la administración. Un relaciones públicas no es un tío simpático que cuenta chistes magníficos. En todo momento tiene que ser una persona preparada para hacer un trabajo perfecto”.
La tranquilidad, buena vida, los amigos, su esposa y su copa de oloroso en su ‘Rincón’, “y por supuesto mis ratos, mi ratitos de ocio, siempre en el hotel”, es todo lo que lo desea ahora mismo. De su mano y experta voz, junto a su impecable inglés, son incontables los famosos del cine y de otros ámbitos que han conocido Jerez, que con el paso del tiempo son referentes en su vida: “la reina -emérita- de España doña Sofía, Charlton Heston, Catherine Deneuve… y así una retahíla de gente con las que me he codeado profesionalmente, pero recordarlos a todos es imposible”.
Coincide en que Jerez es un lugar con un poder de atracción importante para personajes de fama y prestigio mundial, algo que fácilmente se puede comprobar en las botas firmadas en las bodegas con nombres que son historia y leyenda. “Ha sido siempre y sigue siéndolo, pero creo que las cosas ya no son como antes. Antes se atendía con una gran humanidad y a la gente se la consideraba más como personas que desde el punto de vista profesional. Y por eso repetían su visita. Era un mundo que lamentablemente ya no existe, de ahí que no me gusta hablar de eso”.
Paco Pérez, pese a que rechaza los homenajes y actos similares, aún menos hacia su persona, hace la excepción del que le tributaron sus más allegados. Un reconocimiento íntimo que ha debido suponerle momentos que sin duda le han recordado aquellos “dorados tiempos” en los que fue un referente en subyugar a todo el que pisaba el albero de una bodega o paladeaba algún caldo jerezano. Un oficio que lo transformaba en arte.
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