En la fachada del número 38 de la calle Porvera puede verse una placa de mármol blanco que dice: “En esta casa nació en 28 de febrero de 1832 el insigne historiador Javier de Salas y Rodríguez Morzo, cuyos restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres. Por acuerdo del Excmo. Ayuntamiento se coloca esta inscripción”. Dicho acuerdo es de fecha 26 de abril de 1899 y quedó así reseñado en las crónicas que de los plenos se transcribían en El Guadalete. Pero a mediados de junio del año siguiente el acuerdo no se había cumplido y el concejal Valenzuela volvió a pedir que se cumpliera, cosa que todavía en 3 de enero de 1901 no se había hecho, pues fue en ese momento cuando la dueña de la casa, Ana Campos, dio permiso para poner la placa en la fachada. En 11 de mayo de 1901, estando la lápida hecha y almacenada al parecer en la capilla de los Remedios, seguía sin ponerse en el sitio elegido. Oronoz, el alcalde, dio orden de que se colocara al día siguiente de ver la denuncia en El Guadalete, pero fue otra vez pospuesto el asunto y colocada finalmente en 29 de mayo de 1901 (con críticas de El Guadalete recogidas en su nº del día 1 de junio).
El Guadalete de 30 de abril de 1899 decía, en tono encendidamente elogioso, del homenajeado: “jerezano ilustre, y una de las figuras más simpáticas y dignas entre los marinos del presente siglo… no solo era una gran inteligencia, un escritor concienzudo y profundo, y un marino de honrosa historia, sino también un cumplido caballero, un carácter lleno de bondad y de hidalguía, un corazón nobilísimo, de esos que no abundan, desgraciadamente, en esta edad de ciegas ambiciones, de crueles descreimientos y de brutales egoísmos”.
La prensa de la época nos ofrece los datos biográficos más relevantes del historiador y marino: “… nació en Jerez dee la Frontera el 21 de febrero de 1832, y a los 13 años… ingresó en el Colegio naval, ascendió a Guardia marina de 2ª y de 1ª en… 1851; a alférez de navío… en 1853, y a teniente de navió… en 1860, pasando con este empleo a la escala de Reserva en 27 de junio del mismo año porque con la vida activa de la mar se quebrantó su salud… cruzó el Atlántico por el mismo rumbo que Cristóbal Colón, del que fue entusiasta admirador… Terminada la guerra de África, en la que Salas prestó servicios que fueron recompensados con la cruz de la Marina, una dolencia crónica y de difícil curación le obligó a pedir su pase a la escala de reserva… no disimuló los defectos de la marina castellana… Leyendo a Salas recordamos al soberbio estilo de Melos y Solís en lo correcto, vigoroso, noble y preciso, a más de revelar profundísimos estudios de las épocas que narra…. Su lenguaje era terso, esmerado y elegante… su fallecimiento el viernes santo 4 de abril de 1889… la Marina ha premiado con largueza las virtudes y talentos de Salas, al perpetuar su nombre levantándole un monumento en el Panteón de Marinos Ilustres…” (M. Rodríguez Martín). El día 3 de mayo de 1899 El Guadalete describe el entierro del historiador jerezano, acudiendo varios concejales a San Fernando, al Panteón de Marinos Ilustres.
Sus obras publicadas: Cuestión vital de Marina: historia de la matrícula de mar y examen de varios sistemas de reclutamiento marítimo (Madrid, 1870); Marina española: Discurso histórico: Reseña de la vida de mar y memoria en contestación a un proyecto sobre el ramo (Madrid, 1865); Discurso sobre Colón y Juan Sebastián Elcano (Madrid, 1879); Memoria sobre la industria y legislación de la pesca… 1870 al 1874 (Madrid, 1876, obra en colaboración); Expediciones marítimas de D. Pedro I de Castilla y D. Pedro IV de Aragón (Madrid, 1868); La espada, el arado, el telar y el remo, etcétera. Nuestro Diego Ignacio Parada y Barreto dice en su obra Hombres Ilustres de Jerez de Javier de Salas: “…obra titulada Marina Española (Madrid 1865)… Capitán de fragata destinado hoy al depósito hidrográfico en Madrid, cuenta una distinguida carrera práctica, y brilla y se distingue por sus conocimientos especiales en marina y su erudición copiosa y general. Miembro de la Real Academia de la Historia, ha llegado a este puesto con los más sobrados títulos, manifiestos en su obra antes citada y en su Marina Española de la Edad Media, trabajo histórico por demás importante, y con el que, aun sin publicar mas que un primer tomo, ha logrado granjearse más justa y sólida reputación”.
El historiador jerezano Eugenio Fedriani, en su obra Jerezanos Insignes dice que fue en 1863 cuando pasó al Depósito Hidrográfico de la Marina y que allí tuvo a su disposición los archivos que le permitieron escribir su Marina Española en la Edad Media, añadiendo “Nombrado miembro de una comisión encargada de negociar con Portugal la cuestión de la pesca en la costa del Algarve, merced a su gran tacto y competencia, consiguió la firma de un convenio beneficioso para los industriales españoles y que se reconociese su habilidad diplomática al ser condecorado por las autoridades lusitanas con las insignias de la Orden de Cristo”. También Pedro de Novo Colson, en la revista El Mundo Naval Ilustrado de 1º de mayo de 1899 nos deja una amplia reseña biográfica del historiador.
A Francisco Javier de Salas, miembro de la Real Academia de la Historia, se le dieron numerosos encargos oficiales: “Para que busque y coleccione los documentos inéditos relativos a la historia d ela Marina de guerra que se hallan en el Archivo de Simancas” (1864); Vocal de la Junta directiva de la Exposición permanente de Marina (1870); Vocal de la comisión para redactar una ley de puertos (1871); “Comisionado para elegir en Cádiz el sitio donde se ha de establecer una escuela de ostricultura” (1874); “Vicepresidente de la Colonia española en la Exposición de Filadelfia” (1875); “Para que investigue quiénes son los Jefes de la Armada cuyos restos mortales deben reposar en el Panteón de Marinos Ilustres” (1880); “Desempeñó los destinos de ayudante de la Comandancia de Marina de Barcelona, Oficial de la Secretaría del Almirantazgo, oficial 1º del Ministerio de Marina, Vocal del Consejo de Ultramar, Redactor en el Depósito Hidrográfico, Director del Museo Naval y Comandante de Marina de Valencia”.
M. Rodríguez Martín, en el Diario de Cádiz, unos días después del fallecimiento del historiador, dijo de él: “Y varios periódicos de Madrid le juzgaron superior en literatura, ciencia y criterio, cosa quizás explicable por diferencias de épocas, a Navarrete y Vargas Ponce, porque reúne Salas en sus narraciones la brillantez del poeta, la noble sencillez de Saavedra Fajardo, la independencia de Maculay, la filosofía y espíritu científico de Cantú”. En 1903 el hijo del historiador Javier de Salas, de igual nombre, recibe la “cruz de 1ª clase del Mérito Naval con distintivo blanco, sin pensión, como premio a la aplicación e idoneidad que ha demostrado al redactar su obra titulada Acciones navales modernas (1855-1900)”.
Sobre su amable personalidad dijo otro de sus biógrafos: “De natural dulce y bondadoso, ameno en su trato, afable con sus subordinados y consecuente con sus compañeros, nunca dejó de hacer el bien que pudo… y si alkguna vez se encontró con ingratos, jamás tuvo que defenderse de enemigos. Aunque el fondo de su carácter era triste, como eran tristes su rostro y su mirada, Salas poseía el don rarísimo y difícil de hacer sonreír a sus lectores siempre que quería, sazonando sus escritos con los más cultos y delicados chistes… el que en conversación, o familiar diálogo, derrama sin quererlo gracia y donaires…”.
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