La Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional ha confirmado que el IES Francisco Romero Vargas de Jerez activó el protocolo de acoso escolar el pasado lunes 20 de octubre, después de recibir información sobre comentarios ofensivos hacia una alumna. Según el comunicado oficial, la alerta inicial llegó durante una reunión entre un alumno y la Jefatura de Estudios, en la que se notificó la existencia de burlas hacia la joven.
Ese mismo día, la estudiante trasladó al centro nuevas pruebas, entre ellas las notas escritas con expresiones amenazantes y humillantes. Ante la gravedad de los hechos, la dirección del instituto abrió una investigación interna para "determinar la autoría" de los mensajes, actuando en "comunicación constante con la familia de la alumna".
Según señala la delegación territorial de Desarrollo Educativo de la Junta en Cádiz, ya había problemas en ese mismo entorno, si bien no se tiene constancia de los graves mensajes hasta el lunes. "Previamente, el centro había llevado a cabo una intervención para tratar de mejorar la convivencia en ese grupo de clase", antes incluso de esos comentarios tan crueles recibidos por la alumna.
Tres días después de abrirse el protocolo, este mismo jueves 23 de octubre, el centro decidió aplicar una medida disciplinaria de expulsión a los alumnos implicados en la difusión de los comentarios ofensivos.
Pero no han quedado ahí las medidas tomadas. "A raíz de las reuniones y contactos mantenidos con la familia de la alumna y la evaluación de las distintas situaciones, el centro ha abierto también, con la supervisión de la inspección educativa, el protocolo de prevención del suicidio y conductas autolíticas", señala la Junta.
Importante reacción
El caso ha generado una fuerte reacción social después de que se conociera el contenido de los mensajes. Algunos hacían referencia al reciente suceso de Sandra, la adolescente sevillana que se quitó la vida tras sufrir acoso escolar, con frases tan crueles como Móntate un Sandra, calva o Mátate, puta y calva. Estas palabras, escritas en papeles y materiales escolares, han provocado indignación y miedo entre las familias del centro, algunas de las cuales incluso han decidido no llevar a sus hijos a clase.
En redes sociales, vecinos y usuarios han denunciado públicamente lo ocurrido, criticando lo que consideran una respuesta lenta del sistema educativo. “El protocolo antibullying tarda demasiado y las amenazas continúan”, lamentaba una persona cercana a la familia.