Un jerezano patenta un programa de defensa personal para prevenir el bullying e imparte sesiones en el Club Deportivo TAOWS.
Ha sido víctima de acoso escolar durante tres años, desde los 4 hasta los 7. Como siempre, alumnos agresores se decantan por los más débiles y esta vez, a priori, lo tuvieron fácil porque el hijo de Daniel Jesús Catalán padece síndrome de Asperger y posee un 35% de minusvalía reconocida. En España 4 de cada 10 alumnos sufre Acoso y Violencia Escolar (AVE). No es el caso de este pequeño. Un día no pudo más y le contó el calvario que vivía a su padre: cómo le agredían sus compañeros y era ignorado por los profesores. “Con todo el dolor de mi alma lo grabé con el móvil, pero me ha servido para ayudar a que otros chicos no pasen por lo mismo”, afirma Catalán.
Al principio, primó el instinto de supervivencia. Daniel, profesor de artes marciales, “como cualquier padre haría”, le enseñó a pegar. “Mi sorpresa fue que le quisieron expulsar, con independencia de que se estuviese defendiendo”, explica. Entonces se dio cuenta de que había errado y comenzó a leer estudios sobre violencia escolar hasta desarrollar el Programa Antibullying, en el que los golpes y patadas no tienen cabida y cobra gran protagonismo el enfrentamiento verbal. Éste ha sido presentado y aprobado por el Consejo Superior de Deportes de Madrid. Reducir, neutralizar y negociar son los pasos que propone en esta estrategia basada por un lado en la defensa personal.
Estudios sobre bullying muestran que los agresores pasan por cuatro fases: Ojean al compañero distinto a los demás; éste es puesto a prueba verbalmente para ver cómo responde; luego tienen lugar los primeros contactos físicos para ver si se achanta o no; y finalmente optan por la agresión.
Al desarrollar el programa, el Club Deportivo TAOWS Jerez, fundado por Daniel Jesús Catalán, insiste en los ejercicios de enfrentamiento verbal “con la esperanza de que el agresor finalice el proceso en la segunda fase”, enfatiza el profesor de artes marciales. De no ser así, los chicos pueden poner en práctica las sumisiones y negociaciones, “libre de violencia”. Además fomentan la participación de los padres en las clases con sus hijos de modo que dan su aprobación.
Por otra parte, además del diálogo y la defensa impartidos por un total de seis instructores, ha creado el manual “Programa Antibullying. Manual para la Prevención del Acoso Escolar”, sobre defensa personal y acorde con la normativa educativa. “El cuaderno recoge incluso las historias que se les cuenta a los niños cuando lo impartimos, no olvidemos que son muy pequeños, algunos de ellos no saben que están en clase de defensa personal”, afirma el impulsor de la iniciativa.
En los dos últimos cursos más de una veintena de niños han asistido a las sesiones para prevenir el acoso escolar. Pero sin duda, lo más llamativo es que algunos de ellos son agresores. “Hay padres que los traen para que se conciencien del sufrimiento que provocan en sus compañeros”, asegura Catalán.
El siguiente paso que se ha propuesto en su cruzada contra la violencia en los centros educativos es impartir las clases antibullying como una actividad extraescolar, para lo cual ya está realizando las gestiones pertinentes con la Flampa (Federación Local de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos). Este programa ha sido patentado y los resultados son evidentes. “A mi hijo el año pasado le fue estupendamente, es una persona totalmente diferente, ha mejorado su relación con los demás y sus notas”, dice orgulloso. No obstante, a pesar de retirar la denuncia interpuesta por acoso escolar a petición del centro a cambio de facilitar el cambio de colegio de su hijo, no ha retirado el escrito presentado en la delegación de Educación. Con ello ha querido dejar constancia de lo sucedido “por si el día de mañana le pasa a otro niño que no digan que es la primera vez”, concluye Daniel Jesús Catalán, padre del pequeño víctima de bullying.
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