No está siendo un camino tranquilo. A los accidentes sucedidos estos días, en total tres de cierta importancia pero afortunadamente sin consecuencias graves para los ocupantes, se suman las dificultades que presentan las zonas más arenosas de Doñana con rodás muy castigadas que están poniendo a prueba a vehículos a motor y conductores.
Sin ir más lejos, esta pasada noche el tractor que se ocupa se desatascar a los coches y carriolas que se quedan en el sendero, acabó su trabajo cercana las tres de la madrugada. El camino, excepto para la tracción animal que siempre encabeza la comitiva, va cobrándose numerosas víctimas por muchos caballos de potencia que utilice el vehículo.
Los más versados en la romería, aluden a la falta de experiencia de muchos conductores que se meten en el Coto, “creyéndose que esto es una carrera asfaltada”; cuando se enfrentan a los temidos cortafuegos y dunas pagan las consecuencias atascando todoterrenos, tractores y todo lo que se mueva a motor. Otros achacan lo de este año a la irresponsabilidad de los que no se informan antes sobre si su vehículo está preparado para enfrentarse al estrés que sufren los motores prácticamente desde que se abandona el lugar de la primera noche en el camino, la Marismilla.
Otro aspecto que merece la atención son los que hacen bueno el refrán de ‘querer y no poder’. Enormes remolques son tirados por tractores que a simple vista delatan que no los adecuados para la enorme cantidad de peso que tiene que mover. Una forma de atajar estas circunstancias es que la hermandad “se informe del vehículo con el que el hermano hará el camino y si no es apto no permitir que entre en la comitiva o al menos aconsejarlo”, espeta un conductor de un tractor, que viene a sueldo y alquilando la tracción, mientras aguarda pacientemente a que le despejen de atascos la rodá para poder seguir avanzando, cuando eran cerca de la diez de la noche de ayer.
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