Que los malos van siempre varios pasos por delante de los buenos es una evidencia desde que se inventó la delincuencia y en todos los lugares del mundo. El reto de la ley es no rendirse y aceptar la desventaja para mantener la persecución a la menor distancia posible.
Ambas actitudes –creatividad criminal y perseverancia policial– han quedado demostradas en la última operación de la Guardia Civil. "La verdad es que resulta un tanto novedosa, al menos en Andalucía", admite la portavoz de la Guardia Civil en la Comandancia de Cádiz.

El resultado de la llamativa operación es el desmantelamiento de dos "narcogasolineras flotantes que se dedicaban a repostar combustible a embarcaciones dedicadas al narcotráfico en alta mar".
"Además de suministrar la gasolina, se dedicaban a hacer reparaciones in situ en alta mar, a reponer motores, parches para pinchazos neumáticos, bujías o válvulas", aseguraba la representante de la Guardia Civil ante las dos lanchas incautadas.

La visita de los medios de comunicación permitía comprobar este martes los mecanismos utilizados, propios de una serie que mezclara personajes y contenidos de McGyver con los de Narcos.
Pura ingeniería doméstica al servicio de una de las formas de delincuencia endémica que sufre la costa de Cádiz por condena geográfica: el tráfico de drogas.
Ingeniería delictiva
Todo comenzó "hace algo más de un año. Los investigadores de Fiscalía se percataron de un trayecto un tanto sospechoso que realizaban una embarcación y otra nave que la remolcaba".
No era la primera vez que las detectaban alrededor de la "Zona Franca de Cádiz, la travesía era asidua, semanal. Paraban en una gasolinera low cost y repostaban la embarcación remolcada".
Después, enfilaban el puerto deportivo de Puerto América, en la Punta de San Felipe de Cádiz, donde estaría el pequeño centro de operaciones de este grupo colaborador de distintas bandas de narcos en la provincia.

"Los investigadores se percataron" de que la lancha arrastrada, "a diferencia de los 400 litros que soporta" habitualmente en sus depósitos llegaba a cargar cinco veces más de combustible, hasta "2.200 litros de una sola vez".
Una vez detectada la anomalía fue cuestión de tiempo encontrar el método usado. Las lanchas remolcadas, y este martes expuestas en la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, estaban modificadas y parcialmente huecas.
"Además de respostar con el depósito de combustible común, también llenaban de gasolina el de agua dulce, que estaba totalmente diáfano", lo que permite multiplicar su capacidad total por más de cinco.
Una vez fabricado un simple surtidor -un tubo de salida similar a una boca de riego común- que conectar con mangueras, ese material extra podía traspasarse a otras embarcaciones en alta mar.
De este modo, la lancha quedaba convertida en "una gasolinera flotante para poder suministrar a las embarcaciones" en cualquier momento y punto, a decenas de kilómetros de tierra firme.
En una segunda embarcación se detectaba casi al mismo tiempo con otro sistema similar, "un doble fondo bajo el asiento de la tripulación" al que se accede con "un sistema hidráulico. Una vez que se levanta –detalla la portavoz– el fondo está totalmente diáfano".
La discreción es una de las virtudes del "novedoso" método: nada de garrafas de plástico ni transporte por carretera o suministros en la costa
El narcotráfico puede combinarse con otras prácticas delictivas en estas naves modificadas. Son capaces para "almacenar cualquier tipo de sustancia ilícita, incluso para el tráfico de personas".
Tampoco descartan los investigadores que sirvieran para transportar mano de obra a las lanchas que transportaban la droga, previsiblemente hachís y cocaína, en largas travesías marítimas. Habrían servido para dar relevo a las tripulaciones.

La discreción es una de las virtudes del nuevo método. Al contrario que en el caso del "petaqueo", no hay cientos de garrafas de plástico que rellenar de combustible en gasolineras, o en cualquier nave industrial, y transportar por carretera.
Tampoco es preciso un abastecimiento a las lanchas en un punto del litoral, pegado a tierra y a la vista de todos. Estas narcogasolineras flotantes permiten que el proceso se realice muy lejos de la costa y de la vigilancia policial.
Pegatinas de reparto de comida a domicilio
El afán de camuflaje era tal que algunos de los detenidos se movían en motos que camuflaban con pegatinas de reparto de comida a domicilio.
Así podían ir a tiendas de suministros navales a comprar piezas de motor y otros utensilios, para reparar o surtir las narcolanchas, sin despertar sospechas.
Los detenidos por la operación son cuatro varones, con domicilios en los términos municipales de El Puerto de Santa María, Los Barrios y La Línea de la Concepción.
Además de las dos embarcaciones trucadas y de la motocicleta camuflada, dos turismos y una furgoneta han sido intervenidos también durante la operación.



