'¡Viva!' lleva a Vilamarta al éxtasis

Una especie de 'Liñánmanía' se desató en el teatro jerezano incluso desde antes de empezar el espectáculo, una obra de arte que ya sobrecogió en el Festival de Jerez hace casi dos años

Éxtasis en Villamarta, en los interminables aplausos finales de '¡Viva!', de Manuel Liñán, anoche en el teatro jerezano.

Una especie de Liñánmanía se desató en el teatro jerezano incluso desde antes de empezar el espectáculo, una obra de arte que ya impactó y provocó fueres emociones y ovaciones en el Festival de Jerez hace casi dos años. Escribo por segunda vez sobre este espectáculo. No quiero leer qué reseñé hace casi dos años, cuando me sobrecogió por primera vez en aquella muestra prepandémica. Ahora, con mascarilla todavía, doblemente vacunado, la emoción vibrante y arrolladora ha estado otra vez arriba del escenario, tal y como recordábamos, pero también abajo, entre el público. Una respuesta masiva y una comunión total que uno no recuerda haber visto nunca, ni en éste ni en ningún otro teatro. Quizás vi algo parecido en el fútbol, o en una misa donde todos obedecían al oficiante.

Desde la primera fila del patio de butacas hasta el anfiteatro, antes de salir Manuel Liñán ya había recibido cinco minutos de ovación. Antes de acabar ¡Viva!, que se ha repuesto este pasado viernes en el Teatro Villamarta tras su triunfal y mediático paso por medio mundo, ya andaba la gente de pie, sin que ni siquiera se respetara —y eso sí molestó— ese apoteósico final que requiere contener la respiración y dejarse llevar hacia la gloria final.

Si New York Times no hubiese enloquecido con este abrumador trabajo no sé si su eco habría sido tan amplio, en cuanto a repercusión en otros medios y en tantos escenarios a menudo vetados para la danza. Ignoro si el convencimiento de que estamos sencillamente ante una obra de arte hubiese sido tan unánime de no haber sido por tanta publicidad. ¿Habría quedado relegada a un tesoro oculto para unos pocos? Da igual. Bendito sea este genio granadino que ha abierto tantos ojos y cabezas para firmar esta carta de amor a la libertad, este alegato inquebrantable a ser uno mismo. Bendito este trabajo donde todo su elenco y toda su puesta en escena brillan a cada ráfaga, a cada suspiro. Destilan verdad y belleza las bailaoras-bailaores, Manuel Betanzos, Hugo López, Jonatan Miró, Víctor Martín y Daniel Ramos.

Revolucionario de la danza flamenca en pleno siglo XXI

Salen a hombros los músicos y el cantaor Antonio Campos, que demuestran que el duende, como en el juego y la teoría lorquiana, está en la sangre, no tanto en las gargantas, los pies o las manos. Por arriba y por abajo emociona una obra donde ese ADN jerezano en la voz de David Carpio y en un camaleónico Miguel Heredia sirven de hilo conductor para que Liñán se permita el gran lujo, desde su humildad y esa honestidad tan brutal de la que hace gala sobre el escenario, de haber revolucionado la danza flamenca española en pleno siglo XXI, bailando por derecho, a rabiar, desde la estricta tradición, desde la escuela bolera si hace falta, hasta difuminar los géneros y los roles.

Revolucionar, transformar, hasta hacer que se olviden todos los tratados de la bata de cola, el decálogo de Escudero, la razón incorpórea y hasta el fandango del Candil. Pero, no olvidemos, estando también todo eso ahí, aunque sin más género sobre la tabla que la naturaleza descarnada del arte puro. La expresión máxima de la pureza.

El descaro y la irreverencia del espectáculo contrasta con sus horitas amargas, con esos pasajes repletos de frustración, de susurros, de miradas de incomprensión, de aislamiento. Porque el trabajo es duro, aun con sus concesiones, sus gags, sus subidones de puro arte, sus anticlímax, pero atesora un embrujo y un duende, una garra en cada número y una sensibilidad a cada paso, que es imposible no sucumbir, liberados, como buena parte del teatro, rumbeando aquello de Bambino de Quiero vivir en paz, en paz, no me des guerra, guerra, guerra…

Manuel Liñán, Directo al corazón from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

Ficha técnica

'¡Viva!'. Cía. Manuel Liñán. Dirección y baile: Manuel Liñán. Asesor de escena: Alberto Velasco. Dirección coreográfica: Manuel Liñán. Bailarines y coreografía: Manuel Liñán, Manuel Betanzos, Jonatán Miro, Hugo López, Miguel Heredia, Víctor Martin y Daniel Ramos. Dirección Musical: Francisco Vinuesa. Música: Francisco Vinuesa, Víctor Guadiana y Kike Terron. Asesoramiento musical: David Carpio y Antonio Campos. Guitarra: Francisco Vinuesa. Cante: David Carpio y Antonio Campos. Violín: Victor Guadiana
Percusión: Kike Terrón. Diseño de iluminación: Gloria Montesinos A.a.i. Técnico de iluminación: Alvaro Estrada A.a.i. Diseño de Vestuario: Yaiza Pinillos. Fecha: 5 de noviembre de 2021. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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