Me cito con los "chicos" de la nueva formación jerezana, Sherry Fino, a las nueve y media de la mañana en la Alameda Vieja. Amanece con una niebla que desdibuja los naranjos y las jacarandas, espejean el suelo y convierte el Alcázar en un gigante al acecho. Me encuentro en el templete de la plaza con Manu Flores (Jerez, 1990), Aytami Ballesteros Guerrero (Jerez, 1992) y José Quintín Vargas Priego, o lo que es lo mismo Quentin Gas (Sevilla, 1982).
El trío aguarda de pie. Todos los bancos están chorreando por la niebla y no hay donde sentarse. Nos reímos mientras hacemos las presentaciones y nos estrechamos la mano. Antes de empezar la entrevista sé que todo va a fluir. El entusiasmo de los tres músicos salta a la vista, y no hay humedad ni bruma que borre sus ganas de explicar de qué va este primer trabajo que presentan.
Sherry Fino debuta con su primer sencillo: Hijos del sol, dentro del álbum que bajo el título de Olajay (en caló, maldición) verá la luz en el primer trimestre de 2023.
El vídeo que acompaña al primer corte está dirigido por Gonzalo Jiménez; y es una potente colección de imágenes —el clip está editado en blanco y negro— en el que, como Aytami comenta a lavozdelsur.es, "los protagonistas son reflejo de la actitud que queremos como rasgo identitario de nuestro grupo. Queremos que Sherry Fino sea una manera de entender ese Jerez que no es el de siempre, el de los caballos y el flamenco, sino del que trabaja y no está identificado con las cuatro cosas que vemos siempre".
"Queremos —defienden— darle una vuelta al jerezano de toda la vida. Está el que conocemos, y está el que queremos dar a conocer, que es el Sherry Fino. Está muy bien que tengamos unos pilares, una señales de identidad como ciudad. Pero también tanto la música, como en la pintura, como la moda, por ponerte unos ejemplos, necesitan una apertura de mente. Hace falta".
Quentin Gas, hijo de la conocida bailaora lebrijana Concha Vargas, interviene para decir que "esperamos que el disco lo escuchen todos aquellos a los que le interese este tipo de música y a los que no. Está concebido para que llegue al número máximo de personas posibles. Creemos que es un buen disco, original y que puede gustar. Aquel que escuchó a Medina Azahara o Imán, que es un público más mayor, le encantará, pero también a la gente más joven".
El disco está grabado en el estudio de uno de los componentes del grupo, Manu Flores, y consta de 10 temas que irán publicándose con cuentagotas hasta que, finalmente, este Olajay, pueda disfrutarse íntegramente. Flores, que también es productor, trabajó desde 2016 con Aytami en su grupo de música Black Mamba, donde daban rienda suelta al Trap-Bass (en inglés, trampa de graves), base del hip-hop llevado a la música electrónica.
El dúo giró por China: Shangai, Ghengdu o Hadan. Sin embargo, para ambos, esta música va a suponer un cambio en sus vidas artísticas, si bien en los conciertos que se avecinan, hay algo que no va a cambiar: "No vamos a llevar banda, y el directo se va a llevar como lo llevámos antes: Aytami delante, Quentin cantando y yo pinchando, pero no van a cambiar muchas más cosas. Llevaremos un montaje pequeño".
"Queremos que Sherry Fino sea una manera de entender ese Jerez que no es el de siempre"
Aytami cuenta que "el disco lleva un hilo conductor, pero que hay algunos temas que son distintos: unos son más alegres, otros más de la tierra, como Hijos del sol. Pero hay otros temas en los que mostramos lo peor de nosotros mismos. Hay veces que somos egoístas, hipócritas, y pusimos ese nombre al disco, Olajay, con la idea de poder lanzar una maldición a alguien, lo mismos que se puede desear algo bueno a través de una canción, como se ha hecho siempre.
En cuanto a los espacios donde Sherry Fino va a moverse, Quentin lo tiene claro: "Creo que puede ser muy parecido a lo que yo hacía antes con el grupo que tenía, Quentin gas y los Zíngaros. También se puede parecer mucho a lo que tanto Aytami como Manu hacían con la música electrónica. Los dos formatos pueden encajar perfectamente con lo que hacemos ahora, porque mezclamos el rollo de las melodías, de la música como Quentin Gas, con la electrónica de Black Mamba. Yo hacía salas, teatros y festivales. Seguro que con nuestro grupo podemos hacer lo mismo".
Pregunto si este nuevo formato va a encajar en festivales de todo tipo o solo en algunos muy específicos para un público muy especial. Aytami tampoco tiene dudas sobre eso: "Cuando llegó la pandemia parecía que se iba a perder la magia de la multitud, pero con la vuelta a la normalidad no ha sido así y la gente responde en masa. En el Primavera Trompetera la experiencia es extraordinaria por los muchos escenarios que hay, pero también en las salas está bien, aunque está claro que en los festivales todas las sensaciones se multiplican por diez. Y estamos seguros de que nos adaptaremos sin problema, sea cual sea el formato".
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