Una "orgía musical" con la FSO en San Fernando: himnos élficos, batuta al aire y sorpresa final

La Film Symphony Orchestra hipnotizó al público con su último concierto de la gira Fénix desde el escenario del festival Bahía Sound en una noche cargada de recuerdos

Constantino Martínez-Orts, director de la FSO, en el concierto de San Fernando.   FSO
Constantino Martínez-Orts, director de la FSO, en el concierto de San Fernando. FSO

Mezclar el sonido con la imagen. ¿Cómo se puede musicalizar un destello?. Los grandes compositores del séptimo arte lo saben. Ellos han dejado un legado repleto de delicias para los oídos de muchas personas. “Las bandas sonoras me ayudan a inspirarme”, dice una joven mientras espera a que las puertas del festival Bahía Sound de San Fernando se abran. Anoche tocaba un concierto especial, el último de la gira de la Film Symphony Orchestra (FSO), la primera orquesta sinfónica europea especializada en música de cine que este año lleva a sus espaldas más de 60 paradas por toda España.

Su cita estaba prevista para el 9 de julio, pero el viento gaditano jugó una mala pasada a los 75 músicos profesionales que componen este conjunto. El Levante hizo que este viernes, esta orquesta, conocida por sus apariciones en televisión —El Hormiguero o El Desafío— volvieran a La Isla.

La cola daba la vuelta. ”Esto es peor que cuando vimos Elcano”, exclamó una señora que no encontraba el final. Nadie quería perderse la maestría de Constantino Martínez-Orts (1977), compositor y director de orquesta que acumula un expediente brillante forjado en lugares como London College of Music.

Un momento del concierto en Bahía Sound.  FSO
Un momento del concierto en Bahía Sound.  FSO
El entusiasmo de Constantino.   AYTO SANFERNANDO
El entusiasmo de Constantino.   AYTO SANFERNANDO

El auditorio ansiaba el inicio. “Llevas mucho tiempo esperando este momento”, dijo una voz dulce. Y, sin más rodeos, el maestro nominado en alguna ocasión a un Oscar y un Bafta, entró en escena media hora más tarde de lo previsto. “Hemos tenido problemas técnicos, es la primera vez en 20 años que nos pasa”, se disculpó. Después, presentó un viaje Fénix de dos horas y media que despegó con The Mandalorian, de Ludwig Göransson.

El entusiasmo de este divulgador musical captó la atención de los presentes desde el minuto uno. A la música de Ben Hur, compuesta por Miklós Rózsa, le siguió “una joya desconocida que se interpreta poco en concierto”, Fascinación de Bernard Hermann.

Oídos abiertos, ojos cerrados y bocas de asombro se percibían en un público que reaccionó cuando Constantino dio un salto del 1976 al 2020 para interpretar un tributo a las series estrenadas en pandemia. “Aunque fue un año de mierda, nos dejó cosas muy bonitas”, comentó antes de alzar la batuta para dar rienda suelta al amor de Los Bridgerton (Netflix), con melodías de Kris Bowers.

Más de 70 músicos profesionales fascinaron a San Fernando.
Más de 70 músicos profesionales fascinaron a San Fernando.   FSO

Era un gusto escuchar las explicaciones de este director, que igual que te compone la música de los Campeonatos del Mundo de Atletismo, escribe la partitura de la música original para la gala de la 31 edición de los Premios Goya. Antes de cada pieza, regalaba una breve introducción para que nadie se perdiese y disparaba datos que guardaba en su memoria. Incluso contaba, con su energía abrumadadora, la escena a la que correspondía cada fragmento.

“Ya sabéis que me gusta hablar poco”, dijo cogiendo aire. Iba ataviado con una especie de gabardina hasta los pies que se deslizaba con cada movimiento de batuta. Parecía un auténtico brujo lanzando conjuros con su varita. Magia sonora que se fundía con las secuencias de luces, perfectamente coordinadas con el ritmo. Imposible quitar ojo al escenario supervisado por el operador de iluminación Iván González.

Constantino agitaba los brazos y se dejaba llevar por coreografías envolventes mientras marcaba el compás a sus compañeros, concentrados en sus violines, saxofones, clarinetes, platillos trompetas o flautas.

Una de las explicaciones de Constantino.
Una de las explicaciones de Constantino.   FSO
La FSO en el escenario del festival Bahía Sound.
La FSO en el escenario del festival Bahía Sound.   FSO 

De la obertura de Patrick Doyle para Mucho ruido y pocas nueces —”orfebrería cinematográfica” según el director— pasó a la banda sonora “religiosa, profunda y madura” que Hans Zimmer compuso para El Código Da Vinci. Una “orgía musical” que despertó todos los sentidos de los espectadores.

En las sillas había “frikis, eso es lo que somos, no lo voy a ocultar”. Constantino reconoció con orgullo la tapa de la que estaban hechos sus fans y continuó con texturas, poliarmonias y poliritmias para “por lo menos, que os impresione”.

De Don Davis con Matrix —muy presente en el sur desde que Keanu Reeves pisara Jerez— viajó a 1987, con Los Intocables de Elliot Ness, de Ennio Morricone. Puso fin a la primera parte del espectáculo con West Side Story, notas de Leonard Bernstein, único momento del show en el que se dio la vuelta, mira al público y gritar: “Mambo”.

Los músicos concentrados durante la interpretación.  FSO
Los músicos concentrados durante la interpretación.  FSO
 

Algunos músicos que tocaban instrumentos de viento metal aprovecharon para “meter y sacar boquilla”. Un joven se fijó porque decía que él tocaba el saxofón y conocía los entresijos que se escapan a la mayoría.

Después del descanso, “dejaos envolved por todos los temas”. Constantino propuso un juego, El sabelotodo de la música de cine. 10 piezas en 100 segundos que el público tenía que adivinar si quería participar en un sorteo a un viaje a Hollywood.

Y llegó uno de los momentos más esperados. La FSO estaba a punto de alejarse de lo grandilocuente y sumergirse en partituras más intimistas como las de La vida es bella de Nicola Piovani, 1997, que “sería el leitmotiv si el concierto fuera una película”.

Ahora sí que se veían más cabezas moverse al ritmo del hilo musical que conmocionó a medio planeta. Muchos tararearon y luego bailaron sentados con la marcha de El fabuloso mundo del circo, 1964, con música de Dimitri Tiomkin.

Constantino marca el compás.
Constantino marca el compás.   FSO 
Un momento del concierto de bandas sonoras.
Un momento del concierto de bandas sonoras.  FSO

“Los compositores sabían que las marchas funcionan en concierto y en cine”, explicó el director, que no dudó en incluirla antes de subirse al vagón de Polar Express, Alan Silvestri, “música sinfónica emotiva” que precedió a la cabecera de la mítica serie Equipo A. De 2004 brincó a 1985 para rozar el alma de los más nostálgicos con sonido de helicóptero incluido.

A partir de este instante, entrada ya la madrugada, en mitad de una noche fresca que anunciaba que el verano ya se ha esfumado, la FSO brindó los temas “potentes y emocionantes” de Gladiator. “Arragaos a la butaca”, dijo Constantino antes de explorar las profundidades de la Roma imperial mediante notas. La voz de Blanca Valido hipnotizó al auditorio que, se puso en pie tras caer rendido a sus encantos.

Una gran ovación que se repitió cuando la cantante entonó los cantos élficos de El Señor de Los Anillos. De visita a la Tierra Media a través de las partituras de Howard Shore sin moverse de la Bahía. Todo un lujo.

Blanca Valido impresiona con su voz.   FSO
Blanca Valido impresiona con su voz.   FSO 
Final del último concierto de la gira Fénix.  FSO
Final del último concierto de la gira Fénix.  FSO 

El programa del concierto llegó a su fin con La bella y la bestia, 1993, una obertura de Alan Menken en homenaje al mundo Disney con la que hicieron una declaración de intenciones. “Queremos dejar abierto este final”. Y tanto que no lo cerraron. Tras los gritos de los presentes “otra, otra”, sorprendieron con una de Marvel. Iron Man 3, un pequeño aperitivo inesperado de su próxima gira Krypton: Héroes y superhéroes en concierto, dedicada a este género tan popular.

No sabemos si Constantino acabó con agujetas en los brazos, pero, si es así, no le importó. El director quiso saludar a los asistentes y no dudó en agradecerles haber ido y hacerse fotos con ellos —acompañado de Kylo Ren, baby Yoda y un séquito de personajes de Stars Wars— para que se llevaran un bonito recuerdo.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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