En 1980 se creó un espacio museístico en la basílica del Carmen de Jerez. Se trata de una exposición permanente que recoge un millar de piezas, desde ornamentos litúrgicos hasta cuadros, bordados y orfebrería que van desde el siglo XVI al XIX. Las visitas eran concertadas; la pandemia obligó a clausurarlo.
Ahora, la orden Carmelita en Jerez ha decidido que a partir del 1 de septiembre volverá a abrirse con un horario regular entre las 11.00 y las 18.00 horas y una entrada de cuatro euros.
Se trata de un museo cuyo contenido se extiende a toda la provincia Bética de los carmelitas, por lo que cada una de las piezas están catalogadas en el patrimonio artístico de la orden provenientes de ocho conventos; además del de Jerez, son los de Hinojosa del Duque, Antequera, Osuna, Sevilla, Granada, Madrid-Misterios y Madrid-Begoña.
Se ubica dentro del convento y basílica situada en la plaza del Carmen. Esta situación geográfica, en pleno centro histórico, lo sitúa como un espacio de gran interés para el turismo; será el tercer equipamiento de estas características, junto a la Catedral y San Miguel, dedicado al arte religioso.
[Galería del espacio museístico de la basílica del Carmen]
La exposición de arte sacro se divide en distintas secciones, entre ellas, el camarín y protagonistas de la coronación canónica del Carmen en 1925, por lo que desde hace algunos meses se está celebrando con diversos actos el centenario de aquel evento que trajo a Jerez a los entonces reyes de España Alfonso XIII y doña María Victoria Eugenia. En la muestra también se incluyen pinturas del siglo XVII al XIX, bordados y ornamentos, esculturas y orfebrería; a todo esto se suma la biblioteca provincial con más de 15.000 volúmenes, distribuidos en dos salas.
Daniel Lomas, encargado de la gestión del museo, explica a lavozdelsur.es que “al ser el convento de Jerez la casa madre, así llamado porque la orden cuando llega a España comienza en la ciudad; desde aquí empezaron la fundación de conventos por toda España. Lo que aquí vemos es la consecuencia de cinco siglos de historia y arte del Carmen”.
Muchas de las piezas provienen de otros conventos, cedidas o por cierre de los cenobios. En estos casos, el patrimonio artístico viene a conservarse en Jerez. Lomas recuerda que pese a crearse en 1980, impulsado por el entonces prior fray Lorenzo Sánchez Esquinas, las visitas eran concertadas previamente, “desde septiembre se abre por fin al público con un horario fijo: de jueves a domingo de 11.00 a 18.00 horas, entrando por la calle Carmen”.
Se podrá visitar el museo, el camarín de la Virgen -imagen de escuela sevillana del último tercio del S.XVI que trajeron desde Sevilla los fundadores del Carmelo jerezano en 1587-, la sacristía, parte del convento “y estudiamos incluir la biblioteca”, que reúne unos 15.000 volúmenes, distribuidos en dos salas. Una llamada de Pergaminos, que sólo contiene libros empastados en pergamino y realizados en los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, y la de mayor tamaño llamada de San Pedro Tomás, que contiene diecisiete secciones de diversas materias.
Entrar en el camarín es uno de los grandes atractivos de la visita. Precisamente, el lugar que ocupa la Virgen del Carmen cumple 100 años de su reforma para dejarlo en el estado actual. ‘Apoteosis de San Pedro de Alcántara con Santa Teresa de Jesús’, del pintor Claudio Coello (S.XVII), un lienzo de Cristo atado a la columna’, de escuela granadina (S.XVII), numerosos cuadros del pintor sevillano afincado en Jerez José Rodríguez de Losada (S.XIX), cálices, vinageras, reliquias, tallas como la de San José, de Nicola Fumo (S. XVII), un niño Jehús de Martínez montañés fabricado en plomo… son algunos de los tesoros que se pueden apreciar.
También es de gran importancia la colección de ornamentos litúrgicos de gran calidad realizados en tisú de plata, bordados en oro y sedas de colores (siglos XVII, XVIII y XIX ); la mantilla de encaje de Flandes, saya y manto que lució la Virgen del Carmen de Jerez el día de su coronación canónica en 1925. Y así una sucesión de arte e historia que en breve podrá contemplarse en toda su extensión. Incluso una colección de reliquias tan curiosas como una de san José otra del velo de la Virgen y el Lignum Crucis, pequeñas astillas de la verdadera cruz de Cristo.
En pocas palabras, es un museo en el que sumergirse para contemplar el arte en todas sus disciplinas que se cultivó durante varios siglos; que tuvieron una función que a día de hoy está en desuso en la liturgia de la Iglesia pero que es una buena muestra del talento que salieron de pinceles, gubias, orfebres y de millones de puntadas de agua para crear bordados en seda, oro y otros materiales.
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