La Bienal de Países Bajos, en ‘streaming’ desde la Baja Andalucía: “Esta es la fuerza de la cultura”

Ernestina Van de Noort, directora general y cofundadora de la muestra holandesa, cuenta a lavozdelsur.es cómo ha tenido que trastocar todos los diseños de la octava edición de un evento flamenco que cumple 15 años. La Aceitera, el espacio creativo de Rocío Molina en Bollullos de la Mitación, acoge dos espectáculos 'online' este fin de semana

El bailaor Andrés Marín y la bailaora Ana Morales conversan con Ernestina Van de Noort, este pasado martes en La Aceitera. Autor: María Agar
El bailaor Andrés Marín y la bailaora Ana Morales conversan con Ernestina Van de Noort, este pasado martes en La Aceitera. Autor: María Agar

Ernestina Van de Noort (Lochem, 57 años), filóloga hispánica, traductora, periodista freelance, gestora cultural, ha pasado los últimos quince años haciendo un hueco al flamenco en el elegante paisaje cultural de los Países Bajos. Desde que fundó en 2006 la Flamenco Biënnale Nederland probablemente nunca tuvo un triple salto mortal tan arriesgado como el que ha tenido que dar en los últimos quince días. Cuando veía que todo se le caía por la maldita pandemia y, recostada en la cama tras un nuevo cerrojazo total en su país, pensó que, o naufragaba y se dejaba ir entre lamentos, o reinventaba todo sobre la marcha para que ganara el arte al virus.

Optó, ya pueden imaginar, por lo segundo y optó por reformular la que ya está siendo la octava edición de una muestra siempre atrevida en su planteamiento artístico, que no duda en echar mano de lo jondo para fundirlo con otras músicas o en explorar el lado más salvaje del baile flamenco. Después de escalar en Madrid para una primera parte de sesiones en streaming desde el Café Berlín, con el contrabajista de flamenco jazz Pablo Martín Caminero como cabeza de cartel y cerrado por confinamiento pero alquilado para la muestra neerlandesa, este segundo acto telemático de la octava Bienal de los Países Bajos se celebra ahora en la Baja Andalucía, como se conoce a las tierras del Valle del Guadalquivir.

En una antigua almazara en Bollullos de la Mitación, en Sevilla, montó hace unos años la Madonna del baile flamenco Rocío Molina su espacio de creación, La Aceitera, y desde ahí se ensaya estos días las propuestas que podrán verse este fin de semana ‘en línea’. Dos espectáculos vía streaming a los que se podrá acceder mediante una sencilla donación y bajo promesa de regreso al formato presencial allá por el mes de noviembre, ya en tierras flamencas de Holanda y cuando confiemos que la pesadilla de la pandemia haya empezado a formar parte del pasado. “Estoy muy orgullosa de lo que estamos haciendo y muy agradecida por la hazaña que están llevando a cabo los artistas, es un logro de todos”, cuenta Van de Noort al otro lado del teléfono, con tono cansado —“me voy a la cama a las cuatro de la mañana coordinando cuatro frentes abiertos a la vez”— y con el sonido de los pájaros que circulan por el Aljarafe sevillano camino a Doñana.

Ensayos de Ana Morales en el interior de La Aceitera, el espacio creativo de Rocío Molina en Bollullos de la Mitación. Autor: María Agar
Ensayos de Ana Morales en el interior de La Aceitera, el espacio creativo de Rocío Molina en Bollullos de la Mitación. Autor: María Agar

"Todo el mundo estamos compartiendo esto con muy buenas vibraciones y, a pesar de la pandemia que paraliza prácticamente a la sociedad, mostramos con todo esto la fuerza de la cultura y la fuerza de la creación", defiende la directora general y artística de una muestra con cada vez más prestigio dentro y fuera de sus fronteras, muy apreciada por los artistas y la crítica. Como se ha dicho, la alternativa in extremis a la posibilidad de no celebrar la Bienal a corto plazo ha venido de la mano del streaming. Habrá dos sesiones este fin de semana: la primera, el sábado a las 20:15, con el estreno mundial desde su Aceitera de una nueva creación, El aire mueve, de Rocío Molina, la bailaora prodigio de la danza flamenca. Acompañada de Eduardo Trassiera, Rafael Rodríguez 'El Cabeza', y Yerai Cortés, la danza radical y contemporánea de la Molina podrá disfrutarse desde el sofá de casa.

Al día siguiente será el turno, a la misma hora, de Impressions of Seville, donde intervendrán con pequeñas piezas Andrés Marín, Ana Morales y Vanesa Aibar, junto a artistas como José Quevedo Bolita, Paquito González, Pablo Martín Caminero, Enric Monfort, Cristián de Moret y Alfonso Padilla. El sevillano Andrés Marín interpretará La sexta hora de su aclamada Vigilia perfecta, que presentó en la pasada Bienal de Sevilla; la barcelonesa Ana Morales bailará parte de En la cuerda floja; y la jienense Vanesa Aibar estrenará La reina del metal. Todos ellos, danzaores de diferentes generaciones, representan el baile flamenco más rupturista y estimulante de los últimos tiempos. Todos ellos podrán verse en esta edición especial online de la Bienal y volverán a los Países Bajos a final de este año para presentar sus espectáculos en vivo y en directo, tal y como estaba previsto.

'El aire mueve', de Rocío Molina.

"Estoy muy feliz pero muy ajetreada, es una locura en lo que me he metido, pero me da una vitalidad después de un año de pandemia... ha sido como ver un hueco de oportunidad para, en lugar de quejarme de lo que no se puede, ver qué se puede hacer", comenta orgullosa Van de Noort, que se enganchó al flamenco en los 80 por la Carmen de Carlos Saura y ya ha hecho de la gestión de este festival su modo de vida. En la última Bienal de la vieja normalidad logró meter en diferentes teatros y ciudades de los Países Bajos a más de 20.000 espectadores. Sin embargo, con el certamen viento en popa, con cada vez más oferta y patrocinadores, en marzo del año pasado, en los Intermezzos que hace en los años sin Bienal, ya mascó la primera tragedia. La compañía de Eva Yerbabuena volaba a Amsterdam mientras el Gobierno neerlandés anunciaba que todo cerraba por el virus. Ahí empezó casi un año de reinvención permanente, de cancelaciones, de incertidumbre, de vuelta a empezar. Hasta llegar a La Aceitera tras viajar en un AVE semidesierto desde Madrid.

Ernestina Van de Noort, directora general y artística de la Bienal de Países Bajos, en una imagen reciente. Autor: Frank Ruiter
Ernestina Van de Noort, directora general y artística de la Bienal de Países Bajos, en una imagen reciente. Autor: Frank Ruiter

"Nadie pensaba, creo, que esto iba a durar tanto tiempo, por lo que en septiembre pasado empecé a pensar en otra Bienal. No tan ambiciosa como la que quería hacer, con doce ciudades, giras potentes dentro de los Países Bajos, dos producciones propias..., pero sí dividiéndola en un díptico haciendo una parte en enero y otra en noviembre. Menos y menos en enero y más y más en noviembre, pero manteniendo la esperanza de que los porcentajes de aforo mejorarían... Pero no solo no han mejorado, sino que el país volvió a cerrar".

Sin embargo, lejos de arredrarse, "como soy muy cabezona, pensé en una nueva alternativa porque no podía invitar a artistas españoles en Holanda para que actuasen en una sala vacía, era algo que podía dañarnos más que otra cosa". "Cancelamos el 13 por la mañana pero di una vuelta en la cama y dije: si Mahoma no viene a la montaña, Mahoma va a la montaña. Llamé a los artistas con los que tengo más lazos íntimos, más confianza, y nos metimos en la versión 11.4 de la octava Bienal", recuerda sonriente. Perfeccionista y meticulosa, Ernestina no iba a ofrecer una versión en streaming "chapucera", pero ha chocado este objetivo con que "si quieres hacer esto bien, es una producción de televisión y hace falta un presupuesto increíble".

Las primeras emisiones han dado fe de la calidad conseguida, lo que abre el camino para nuevas experiencias de este tipo, pero siempre defendiendo la importancia y la exclusividad impagable del arte en vivo. "Claro que no se puede renunciar al arte en vivo, el flamenco y el jazz necesitan la energía del público, esa interacción, ese ping pong. El flamenco es un arte muy performativo, un ole bien templado provoca en el artista una trascendencia y una energía... eso no puede dejar de disfrutarse en comunidad. Me encanta estar cerca de los instrumentos, cómo se cuenta esa historia, y oler el sudor del baile. Pero bueno, frente a una crisis, podemos quejarnos o hacer algo, y esto es una solución a la depresión que sufrí el pasado verano que solo puede curarse con la cultura, es imprescindible para la civilización".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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