¿Vampiros bajo tierra?: candados en los pies y hoces en el cuello para que no resuciten

Restos que datan del siglo XVII y del medievo desvelan los ritos de sepultura para sospechosos de ser vampiros, como un niño sepultado boca a abajo y con un candado triangular sujeto a su pie

Restos del pequeño 'vampiro' con el detalle del pie amarrado con un candado.  
Restos del pequeño 'vampiro' con el detalle del pie amarrado con un candado.   Łukasz Czyżewski

Los vampiros sí existieron para la sociedad de hace cuatro siglos y desde mucho más atrás, especialmente en zonas donde la superstición y la creencia en este tipo de ‘resucitados’ chupasangre estaban a la orden el día.

Tanto es así que a los sospechosos de poder revivir, pero con colmillos muy afilados, algo similar a los zombies de la época (sin mega series), los enterraban siguiendo un ritual estricto para sujetarlos en el ataúd si levantaban la cabeza después de muertos o por si “comían tierra”, algo que al parecer era el proceder de estos seres una vez vueltos a la vida.   

En una excavación arqueológica que tiene lugar en el pueblo de Pien (Polonia), los investigadores han visto las ‘fórmulas’ que se seguían en el siglo XVII para dar sepultura a estos ‘sospechosos’ de convertirse en vampiros.

El caso más escabroso es el de un niño que fue enterrado boca abajo y con un candado triangular sujetando sus pies. Los antropólogos le adjudican una edad entre 5 y 7 años, “podría ser el único ejemplo conocido de este tipo de entierro en toda Europa”. 

En el mismo sitio también exhumaron los restos de una mujer de la época medieval, que también fue sepultada con un candado sujeto a su pie. Los investigadores interpretan estos elementos como indicios del temor medieval hacia la posibilidad de que los fallecidos regresaran como vampiros.

Arqueólogos de la Universidad Nicolaus Copernicus consideran este hallazgo como “revolucionario”; tal fue el caso de otro cuerpo de una mujer del medievo tratada como vampiro, que fue sepultada con una hoz colocada sobre su cuello y un candado similar al de niño en su pie.

La creencia en la amenaza de los vampiros estaba especialmente arraigada en la muerte de niños, especialmente si habían fallecido de manera repentina o en circunstancias inusuales o si esas personas presentaban una malformación o un comportamiento mental extraño para la oscuridad médica de la época.

Además, parece que usaban pócima para tratar el ‘mal’ en vida. Así se descubrió en un fragmento de mandíbula con una extraña mancha verde en el hueso que rodea los dientes. Su análisis desveló la posibilidad de que se usara una poción para tratar a la persona que ya se le adjudicaba una vida superior como vampiro.

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Josema Valle

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