Juan desapareció en Chiclana hace más de un año y aún se desconoce de qué murió: “Tenemos derecho a saber qué pasó”

El cadáver del hombre, de 47 años, fue hallado en una parcela cercana a la zona donde cuidaba caballos, y, desde entonces, su familia pide ayuda para esclarecer las causas de su fallecimiento

Juan Ramírez, fallecido en Chiclana por causas aún desconocidas. CEDIDA
Juan Ramírez, fallecido en Chiclana por causas aún desconocidas. CEDIDA

El 20 de febrero de 2020 el temor se apoderó de una familia de Chiclana. Un nudo en el estómago se convirtió en angustia. Nadie sabía el paradero de Juan Ramírez Agüera, vecino de la localidad. De un día para otro se lo había tragado la tierra. Su hermana Juani, se percató de la extraña desaparición de inmediato.

“Le veía casi todos los días, y habían pasado cuatro”, dice recordando aquella fatídica fecha. “Esto me parece muy raro”, era la frase que se repetía en su mente. Según explica, Juan no solía desplazarse fuera de Chiclana y siempre frecuentaba los mismos lugares. “Él cuidaba caballos por Carboneros y Fuente Amarga, iba mucho a un estanco y compraba todos los días su lata de cerveza”, recuerda.

Al quinto día, Juani empezó a movilizarse y se dirigió a los establecimientos que su hermano solía frecuentar. Su preocupación aumentó cuando la dependienta del supermercado y la del estanco le dijeron que llevaban días sin verle. En ese momento, la chiclanera decidió llamar a su otro hermano para poder contactar con los propietarios de las fincas donde cuidaba de los equinos. No había rastro de Juan. “Estuvimos investigando, pero nadie sabía nada”, dice al otro lado del teléfono.

“Estuvimos investigando, pero nadie sabía nada”

En cuanto puso la denuncia a la Guardia Civil, el caso saltó a los medios locales, que pronto difundieron los datos de Juan con el fin de localizar al hombre de 47 años al que se le había perdido la pista. “Con el confinamiento, la Guardia Civil no hizo mucho por buscarlo, al mes siguiente desapareció otra persona y sacaron drones y perros, lo encontraron enseguida, no lo vi justo”, explica Juani con un hilo de voz.

 

 

Ante la inacción de las autoridades, la vecina quiso contar el caso en las redes sociales y, gracias a este paso, la Guardia Civil la llamó para rastrear la zona. “Fue la única vez que salió a buscarle”, lamenta. Desde entonces, la familia experimentó un indeseable martirio. Siete meses de impotencia y sufrimiento sin saber qué le había pasado a Juan.

No fue hasta septiembre cuando apareció. El dueño de una de las parcelas cercanas a la zona donde cuidaba a los caballos encontró su cadáver cuando se dispuso a limpiar el terreno. El cuerpo, descompuesto al haber estado a la intemperie tantos meses, fue trasladado para realizar las pruebas de ADN pertinentes. Tras ocho meses desaparecido, por fin salía a la luz la ubicación del chiclanero. “Se lo llevaron al forense de Granada”, señala Juani.

Desde entonces, la familia ha estado 9 meses tratando de recuperar los restos de su ser querido para poder darle una sepultura digna y esclarecer de una vez por todas las causas de su muerte. “He ido muchísimas veces al Juzgado a ver por qué tardaba tantísimo la autopsia y no me hacían caso, me decían que buscara el teléfono del forense”, cuenta la mujer, que se vio envuelta en un proceso farragoso que no sirvió para nada.

Juan Ramírez.
Juan Ramírez.  CEDIDA

“Con la ayuda de mis cuñadas encontré los teléfonos en internet y di con el forense de Granada que le había hecho la autopsia, me dijo que los restos estaban allí preparados desde hacía tiempo para su traslado a Cádiz”, explica Juani. El forense necesitaba la autorización del Juzgado para proceder, sin embargo, allí le comentaban que debía llamar al forense. Un tira y afloja desesperante en el que se pasaban la pelota sin solucionar el caso.

La familia solo quería que Juan descansara en paz. Por ello, la chiclanera volvió a recurrir a las redes sociales, donde recibió el apoyo de los medios de la provincia. “Le dieron un tironcito al Juzgado de Chiclana y allí pusieron un poco más de empeño”, dice la vecina que, en su publicación, expresaba que “esto no se lo deseo a nadie”.

“No sé de qué ha muerto mi hermano”

Hace tres semanas, tras remover cielo y tierra, Juani recuperó los restos de su hermano pudiéndole dar un entierro digno. Pero nada más. “Pedí documentación de todo, y a día de hoy no me han dado nada, ni certificado de defunción. No sé de qué ha muerto mi hermano”, comenta entre suspiros.

La vecina llegó a redactar un escrito que le solicitaban para agilizar los trámites, pero no ve la luz al final del túnel. “Tenemos derecho a saber lo que pasó, ya que, por desgracia no tenemos ni padre ni madre, que menos que los hermanos sepamos de qué ha muerto”, añade. Juani no comprende el silencio de las administraciones y, para más inri, una noticia de última hora desató su indignación.

Hace una semana recibió una llamada de la aseguradora de decesos. “Sé que lleváis mucho pasado, no sé cómo decirte esto”, dice Juani reproduciendo la conversación. “Después de haber incinerado a mi hermano, me dicen que la Guardia Civil ha devuelto dos huesos más”, cuenta a lavozdelsur.es.

Para su sorpresa, los agentes no habían entregado la totalidad de los huesos en su momento. Ahora, es la aseguradora la encargada de incinerarlos y enviar las cenizas a su familia. “Esto es horroroso, aquí sigo esperando”, expresa.

Juani espera recibirlas cuanto antes y poder conocer qué ocurrió realmente. Lanza un grito a la Justicia para que ponga punto final a la agonía. Solo quiere pasar página.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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