Historias increíbles en el apagón: Miguel es un niño con parálisis cerebral y así le salvaron sus padres

Necesita un respirador conectado las 24 horas, pero cuando lo recogieron del colegio apenas le quedaba autonomía para dos horas y media

Los padres de Miguel.
Los padres de Miguel.
03 de mayo de 2025 a las 19:38h

Miguel, un niño de 10 años de Motril con parálisis cerebral e insuficiencia respiratoria crónica, vivió una situación límite durante el apagón eléctrico que afectó a toda España el pasado lunes. El menor, que depende las 24 horas del día de un respirador portátil con una autonomía de apenas cuatro horas y media, regresó del colegio con solo un 50% de batería en el dispositivo, según ha contado su madre al programa Malas Lenguas de RTVE, que presenta Jesús Cintora

Esa cifra de carga equivalía a poco más de dos horas de funcionamiento, lo que colocó a sus padres ante una situación de extrema urgencia. En un primer momento quedaron paralizados por el miedo. Su primera reacción fue llevar al niño al hospital. El padre propuso una solución. Aprovecharon una toma de mechero de su furgoneta para conectar el respirador mediante un transformador. Al final, dejaron el motor encendido hasta la madrugada.

Gracias a este recurso improvisado, la familia consiguió mantener operativo el respirador durante unas siete horas más. El pequeño Miguel estuvo en la furgoneta totalmente estbable hasta que volvió la electricidad.

El respirador al que Miguel está conectado no es el único aparato que necesita. También depende de otra máquina que le administra medicación de forma regular. La más crítica, sin embargo, es la que asiste su respiración, ya que, según explica su madre, Miguel comienza a presentar síntomas de hipoxia en tan solo 15 minutos sin oxígeno. En esas condiciones, el niño empieza a mostrar un tono azulado y dificultades evidentes para respirar.

Miguel, padre del menor, señala que no era la primera vez que tenían que idear una alternativa ante una emergencia eléctrica. Ya durante traslados entre el hospital y su domicilio, habían recurrido al coche como fuente de alimentación para el respirador. 

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Juan Antonio Carrasco

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