La Delegación Municipal de Urbanismo tiene previsto remitir en las próximas fechas un requerimiento a la entidad flamenca Buena Gente instándole al desalojo de su sede actual, en la antigua Nave del Aceite de plaza Belén, un inmueble de titularidad municipal que ocupan en precario desde 2014 y que el gobierno local se comprometió a destinar al futuro Museo de Lola Flores en la ciudad natal de la genial artista. De hecho, el ejecutivo socialista está a expensas de rubricar con la familia de la Faraona, representada por Mariola Orellana, la cesión de parte de su patrimonio como base para los contenidos del futuro complejo museístico que al fin tendrá en su tierra.
En paralelo, la iniciativa promovida por el Ayuntamiento, que cuenta con financiación europea y está presupuestada en unos 300.000 euros —solo en el acondicionamiento del inmueble—, tiene desde antes del verano el proyecto museístico diseñado por el estudio Arquitectos Frade. En los 400 metros divididos en dos plantas de la Nave del Aceite ya se sabe que habrá un apartado para su infancia y sus inicios, una colección fotográfica, otra de objetos simbólicos de la artista, audiovisuales, una línea de tiempo y espacio para proyectar parte de su filmografía. Además, en junio pasado, la comisión municipal de Patrimonio Histórico aprobó el proyecto de Centro Cultural Lola Flores, en una parcela frente a la plaza Belén que, previa inversión municipal, servirá de espacio complementario al Museo, con actuaciones en directo y espectáculos diversos relacionados con la figura de la artista.
Con todo estos elementos sobre la mesa, el principal escollo para que el Museo empiece a cobrar forma —el gobierno local tenía previsto haberlo inaugurado antes de las pasadas municipales— está en los actuales inquilinos del inmueble, la citada peña flamenca que desde que se anunció la actuación, y el consecuente desalojo, ha seguido desarrollando su proyecto cultural con total normalidad. La peña ha venido defendiendo en este tiempo que, al igual que otras entidades flamencas de la ciudad cuentan con su sede en espacios públicos cedidos por el Ayuntamiento, el volumen de socios y actividad anual de un colectivo que el año pasado celebró sus 40 años de historia merece que el gobierno local mueva ficha en la búsqueda de alternativas.
La premisa de la directiva de la Buena Gente siempre ha sido la disposición a salir, siempre y cuando se ofreciera dicho plan b dentro de intramuros, zona de la ciudad donde tiene su arraigo históricamente y a la que, por cierto, ha dotado en estos años de una programación cultural de alta calidad. Hace un año, Fundador, bodega que habitualmente colabora patrocinando los ciclos de la entidad, ofreció un palacete de su propiedad, pero que requiere de una rehabilitación importante "difícilmente asumible" por una peña que "prácticamente lo que ingresa lo reinserte en sus actividades de promoción y difusión del flamenco", según defiende su junta directiva.
Una actuación en el interior de la Nave del Aceite, sede de la peña flamenca La Buena Gente. FOTO: MANU GARCÍA
En este sentido, la entidad siempre ha valorado la posibilidad de un traslado al antiguo Tabanco del Duque, que ya cuenta con proyecto aprobado de rehabilitación municipal por casi 200.000 euros y que se destinará a equipamiento público para poco a poco regenerar la zona de intramuros. Las comunicaciones, sin embargo, están cortadas y el Ayuntamiento, según explican fuentes municipales a este medio, "tiene que actuar ya, porque ya hemos dado tres años de espera y esta vez el Museo de Lola Flores no se nos puede ir".
A principios de septiembre, sin ir más lejos, un pleno extraordinario aprobó una nueva adhesión municipal al Fondo de Ordenación del Estado para solicitar financiación para el pago de sentencias judiciales por facturas pendientes, entre las que se encuentran algunas derivadas del Plan E. En 2008, se aprobó una partida de 800.000 euros financiada con cargo a este Plan del entonces Gobierno de Zapatero para el Museo de Lola Flores, que por aquel entonces se diseñó en el Palacio de Villapanés. Problemas legales para ocupar el edificio, entonces en manos de la fundación San Pablo CEU, bloquearon el proyecto hasta el punto de que ahora el Ayuntamiento ha tenido que buscar financiación estatal para devolver ese dinero que nunca se llegó a invertir.
Como ha podido saber este medio, la familia de Lola Flores ha pedido desde que se retomó hace tres años el proyecto es que la iniciativa salga adelante, aunque sin ruido de fondo, o con el mayor consenso político y social posible. En este contexto, no parece una vez más que el ambiente sea el más proclive a que de una vez por todas la iniciativa cuaje. "Habrá que llegar a un acuerdo porque entendemos que la familia no va a vincular el nombre de Lola Flores al desahucio de una peña flamenca que tiene 40 años", aseguran desde la entidad. La postura del gobierno local sigue siendo tendente a colaborar, "a ellos también les viene bien el Museo y que la peña siga en el barrio", aunque dejando claro que la Nave del Aceite debe quedar cuanto antes expedita para
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