Casado trata de quitarle el PP de Sevilla a Moreno sin ir a primarias: el objetivo es desjudicializar el proceso

Propone a Juan Ávila como número dos de Virginia Pérez con la condición de que los partidarios del regidor de Carmona retiren la denuncia que haría peligrar el congreso sevillano, previsto para el 27 de marzo

La entrega de avales de Virginia Pérez.
La entrega de avales de Virginia Pérez.

La dirección nacional del PP está trabajando en las últimas horas para que el candidato que cuenta con el apoyo de Moreno Bonilla, Juan Ávila, retire su candidatura a las primarias por la dirección provincial del PP sevillano, permitiendo así a Virginia Pérez, de la corriente de Pablo Casado, revalidar su presidencia cuatro años más. El pulso de la dirección autonómica debe acabar, dicen desde Madrid. Y es que el pulso ha consistido en una judicialización del proceso que conlleva las primarias.

Esa batalla ha supuesto un cruce de durísimos titulares que hacen daño a la marca popular, consideran desde Madrid. El asalto al poder en Sevilla puede acabar en nada si, como propone Casado, la presidencia vuelve a Pérez y Juan Ávila queda como número dos, algo que hasta hace unos días parecía imposible, pero que recoge este viernes ABC.

La crispación ha surgido de la acusación de irregularidades. El alcalde de Carmona, Juan Ávila, aseguró que muchos de los más de mil avales de Pérez no eran reales. Un grupo de sus partidarios entre los militantes fueron a los juzgados a paralizar el congreso provincial, fechado para el 27 de marzo. La razón: Pérez ha logrado que los militantes que no están al día de sus cuotas no puedan participar en esas primarias, lo que excluye a muchos que apoyan a Ávila, pues Pérez tiene, según la candidatura de los defensores de Moreno en Sevilla, un acceso al censo de militantes y está subrayando nombres, los que le han dado su apoyo en avales, frente a los que no. Toda una cacería para el alcalde de Carmona. 

La oferta de Casado se basa en que Pérez multiplica hasta por más de cinco veces el número de avales de Juan Ávila. El reloj corre para llegar a ese congreso provincial con una lista única. La condición que pone Madrid es que se retiren las denuncias. La dureza de esos movimientos previos hace difícil un acuerdo, pero posiblemente, ante un panorama de derrota, los partidarios de Moreno Bonilla reconozcan previamente a Pérez como presidenta y prefieran no quedar del todo excluidos del núcleo de poder, un acuerdo que también beneficia a Casado, para buscar un acercamiento de sus partidarios en cargos de la Junta, hasta ahora terreno de los antiguos sorayistas -por la ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría, rival de Casado en las primarias y perteneciente a un ala más moderada del PP-, hoy simplemente juanmistas.

Lo que queda claro es que la distancia entre Pablo Casado y Juan Manuel Moreno es hoy amplia. El PP nacional quiere ganar terreno en Andalucía gracias a la renovación de las direcciones provinciales. Moreno parte con la ventaja de estar en el poder en la Junta, aunque, ciertamente, la resistencia interna no es menor, como demuestra que Virginia Pérez esté cerca de lograr revalidarse en su puesto. La propuesta actual es de paz, pero más bien parece una pax romana, aquella paz basada en el temor a una respuesta más dura. Y seguir acumulando titulares tan duros, no puede hacer más que complicar las perspectivas del PP en un contexto de crecimiento de Vox, y en un momento sensible por la necesidad de captar a los votantes de Ciudadanos.

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