2023: el año en el que Juanma Moreno tuvo como líder de la oposición a su consejera de Salud

Las polémicas protagonizadas por Catalina García se han convertido en el principal quebradero de cabeza para el presidente de la Junta durante el año a pesar de la mayoría absoluta que lo respalda

Juanma Moreno y Catalina García en la inauguración de infraestructuras sanitarias.
Juanma Moreno y Catalina García en la inauguración de infraestructuras sanitarias.

El año se acaba y, sobre todo, podemos decir que en el apartado político apenas hemos tenido tiempo para aburrirnos. Han sido doce meses cargados de elecciones. Primero, el Partido Popular teñía el mapa de ayuntamientos y comunidades completamente de azul. Poco después, cuando todas las encuestas también mostraban que Alberto Núñez Feijóo llegaría a Moncloa, DJ Pulpo se quedó sin poder completar su show en Génova 13 debido al conocido como poder del Perro.

Mientras en España se sucedían los terremotos políticos, Juanma Moreno estaba en disposición de afrontar doce meses de paz y tranquilidad gracias a la mayoría absoluta obtenida en 2022. Sin embargo no ha sido así, ni mucho menos. De nada ha servido darle la vuelta al escenario municipal, ni lograr seis de las ocho diputaciones provinciales. La polémica es inherente al poder y la Junta de Andalucía se ha metido en unas cuantas a lo largo del año.

La financiación autonómica, la mala gestión del Bono Alquiler Joven, los problemas en el sistema educativo o el conflicto permanente sobre Doñana con la amenaza de una proposición de ley para regularizar regadíos, un acuerdo sobre la bocina con el Gobierno y la salida de la prestigiosa Lista Verde han sido cuestiones que han acompañado todo el año a Juanma Moreno. No obstante, todas ellas las ha podido sortear sin que tampoco le haya supuesto un gran desgaste.

Pero la cosa cambia cuando hablamos de la sanidad pública y el Servicio Andaluz de Salud. Si ha quedado algo claro en 2023 es que se trata del flanco más débil del Gobierno andaluz. Una gestión que ha ido desgastando a ciudadanos y profesionales cual gota malaya. Y ante el malestar de la ciudadanía por algo tan serio como la salud, las mayorías absolutas pasan a un segundo plano. Para que el PSOE perdiese la Junta de Andalucía hubo un cóctel. Uno de los ingredientes, a buen seguro, era la gestión en el SAS.

Catalina García es el nombre propio de la legislatura y del año en la política andaluza. Y no precisamente por lograr consensos. La jiennense tenía la tarea de relevar a Jesús Aguirre al frente de la Consejería de Salud. Durante la anterior legislatura, con la crisis de la listeriosis y la pandemia fue número dos. Ahora está al frente de todas las decisiones que se toman en el apartado sanitario y pocas de ellas han recibido el aplauso de pacientes, profesionales, sindicatos y oposición.

El presidente de la Junta sigue enfrentándose a las sesiones de control sin grandes complicaciones. Tiene el respaldo de las urnas y su popularidad se mantiene. La oposición, además, está mermada entre los conflictos en la izquierda, la bajada de Vox y los problemas en el PSOE-A para ubicarse tras perder el Gobierno andaluz hace ya cinco años. A ello se le suma la obligación de los socialistas de tener que defender al Ejecutivo central en un contexto donde todo está 'contaminado' por la política nacional.

Seguramente de forma inesperada, Moreno está siendo testigo de que cada uno de los incendios que se producen en Andalucía son causados desde su propio equipo. Ha sido una constante en 2023 y la mayor parte de las veces ha tenido a la consejera de Salud como protagonista. El año comenzó con una huelga convocada por los médicos de Atención Primaria debido a la saturación de las consultas. Salud consiguió convencer al Sindicato Médico con algunos compromisos horas antes de que diera comienzo el paro. Meses más tarde, los facultativos denunciaron que las promesas no se habían cumplido.

La Atención Primaria ha sido uno de los temas estrella. La Junta inventó las consultas de acogida, pero no han servido para evitar las colas en los centros de salud o conseguir que haya citas disponibles. Todo ello pasa a pesar de que la Consejería defiende que la espera media es de tres días. Resulta complicado encontrar a alguien que realmente acceda a Salud Responde y pueda decir que esto se cumple.

Por si fuera poco y cuando la gran crisis de la Atención Primaria había pasado, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía publicó en marzo una orden de tarifas para actualizar los precios de los conciertos. Hasta aquí todo normal porque de hecho era algo que existía. La orden, eso sí, incluía precios para la Atención Primaria, algo que no había sucedido nunca y que provocó el malestar de los sindicatos y resucitó la 'amenaza privatizadora' de la derecha.

Fue la primera vez en la que se cuestionó a Catalina García como consejera. Las reuniones con los agentes sociales no funcionaban y tuvo que intervenir el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, para firmar varios compromisos con las fuerzas sindicales en el Pacto Social y Económico. La foto fue oportuna para el Gobierno de la Junta de Andalucía porque pocos días después estaba prevista una manifestación en defensa de la sanidad pública.

El acuerdo supuso una tregua, principalmente porque contenía medidas de mucho calado. Los sindicatos dieron margen a pesar de que las relaciones con Salud no terminaban de funcionar. Los problemas seguían existiendo, pero el Gobierno andaluz había ganado tiempo. La paciencia, no obstante, tiene límites. La falta de certezas y el malestar de fondo que existía mantuvo la sanidad como uno de los asuntos que mayor descontento provocaba.

El plan vacacional en verano volvió a mostrar las deficiencias del sistema. Se cerraron numerosas camas en toda Andalucía ante la incertidumbre de pacientes y profesionales. Por si fuera poco, a la vuelta de las vacaciones una de las primeras noticias que saltó fue un nuevo concierto de 700 millones de euros con empresas privadas de salud. El argumento de la Junta era que siempre se habían hecho estos acuerdos, pero el malestar generalizado y los titulares tenían mensajes más potentes.

Por si fuera poco aún faltaba por salir el premio gordo en la recta final del año. Tras más de 12 meses sin publicarse por "un problema técnico", la Junta hizo públicas en noviembre las listas de espera. Un detalle no menor es que este ejercicio de transparencia se produjo apenas dos días después de que el Ministerio de Sanidad publicase los datos.

Las cifras acabaron con cualquier argumento de inversión en infraestructuras y personal de la Junta. Más de un millón de andaluces estaban incluidos en dichas listas y la referente a operaciones quirúrgicas aumentaba con respecto al año anterior. La posibilidad de culpar a la gestión socialista también quedaba descartada. Por si fuera poco, semanas más tarde, la consejera confirmaba que los datos ofrecidos con fecha de junio se habían incrementado un 38% en octubre.

El año ha acabado con dos 'sacrificos'. Las voces que han pedido el cese de Catalina García al frente de Salud han ido aumentando en estos doce meses. De momento, pese a las críticas y rumores, Juanma Moreno ha decidido mantenerla. No han corrido la misma suerte el viceconsejero y el gerente del SAS. Aunque el discurso oficial es que han dimitido, el propio portavoz de la Junta reconoció que García vio necesario "un nuevo impulso" en su departamento. La traducción más acertada posiblemente sea que son dos 'cabezas de turco'. La consejera ha conseguido sobrevivir a 2023, pero sin duda ha sido la persona que más oposición le ha hecho a la imagen de Juanma Moreno.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

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