San Esteban fue uno de los siete diáconos elegidos por la primera comunidad cristiana para el servicio de los pobres y la atención a las viudas. Hombre lleno de fe, sabiduría y del Espíritu Santo, destacó no solo por su labor caritativa, sino también por su predicación valiente y clara sobre Jesucristo como Mesías y cumplimiento de las promesas de Dios.
Su testimonio provocó la hostilidad de las autoridades religiosas, que lo acusaron falsamente de blasfemia. Ante el Sanedrín, Esteban pronunció un largo discurso en el que repasó la historia de la salvación y denunció la dureza de corazón de quienes rechazaban al Enviado de Dios. Su valentía culminó cuando proclamó ver los cielos abiertos y a Jesús glorificado a la derecha del Padre.
Fue condenado a morir apedreado. En el momento de su martirio, imitó a Cristo al perdonar a sus verdugos y encomendar su espíritu a Dios. Entre quienes presenciaron su muerte se encontraba Saulo, futuro San Pablo, lo que confiere al martirio de Esteban un profundo valor simbólico y misionero.
Otros santos y beatos celebrados el 26 de diciembre
San Zenón de Mayuma, obispo y mártir: pastor antiguo que dio su vida por la fe en tiempos de persecución.
San Arquelao, mártir: cristiano de los primeros siglos, testigo de fidelidad al Evangelio frente a la violencia.
San Teodoro de Constantinopla, abad: monje y guía espiritual, defensor de la vida monástica y de la ortodoxia cristiana.


