Cualquier oposición es un suplicio. Quienes logran aprobar una, vienen a decir que no solo se te evalúa como profesional, sino como persona. Porque es la fortaleza mental lo que marca las diferencias entre aspirantes. Ser capaz de memorizar 'tochos' no va solo de tener un buen 'coco', sino también de ser capaz de renunciar a muchas cosas sin caer. Incluso, de reservar los primeros años de impulso profesional alargando las tardes de biblioteca. Hay muchos opositores: funcionariado de prisiones, policías de todos los cuerpos, judicatura, altos cargos de la administración, sanitarios con el MIR (que no da una plaza, sino derecho a una especialidad)... y están los docentes.
En un país de parados como es España (si se compara con las economías del entorno), Andalucía es la comunidad del desempleo. Por eso, hay funcionarios andaluces por todo el territorio, porque el premio es enorme en un contexto laboral muy difícil: la seguridad de que, salvo hecatombe, tienes trabajo para toda la vida. Los funcionarios nacidos en Andalucía aspiran a hipotecarse antes, a tener hijos antes... En un tiempo en que descienden la natalidad y los precios de viviendas crecen cada mes.
Para ser docente en Andalucía, o bien se es maestro (primaria e infantil) o graduado en alguna carrera que tenga alguna rama dentro de Secundaria, Bachillerato o FP donde dar clases. Para eso hace falta un máster, el MAES. Obtenerlo no es sencillo. Las plazas en la pública son muy limitadas para la demanda, así que han aflorado títulos en la privada. Los más codiciados, los que se imparten online o en modo semipresencial: clases y apuntes online combinados con un viaje o dos al mes en fin de semana. En Alicante fueron unos de los pioneros y había una ruta para el fin de semana desde cualquier ciudad los viernes. En general, de 5.000 a 10.000 euros de matrícula, que culminan habitualmente con un trabajo fin de máster que es una programación didáctica, es decir, el diseño de la impartición de una materia.

El pasado fin de semana, se celebraron en Andalucía las oposiciones a docente. Y fueron especiales porque se reunió en un solo día la prueba para multitud de especialidades, rompiendo con el esquema habitual de un año primaria y otro estudios superiores. Es decir, era un año maestros y otro profesores. En esta ocasión, apremiaba incorporar profesionales al sistema. Una oferta de más de 7.000 plazas con unos 40.000 aspirantes. La media es que entrarán uno de cada cuatro. Con ese premio de la tranquilidad económica de toda la vida, con lo que eso conlleva: no vas a pegar un 'pelotazo' en la empresa privada, no aspiras a obtener un puesto de trabajo de esos que conllevan chalé, coche de alta gama y viaje a Estados Unidos o Japón cada verano. La aspiración es vivir cómodamente.
Y, sobre todo, para los interinos, sería el fin de una pesadilla. Los blablacar en Andalucía se llenan cada viernes de docentes que, quizás, este año, o por unos meses, trabajan en Almería siendo de Sevilla, dejando familia, pareja e incluso hijos. Dura la tortura lo que tarde en llegar una cierta estabilidad en un destino, pero difícil es evitar tres o cuatro cursos de locura.
Tres exámenes, al menos, pueden acabar siendo impugnados, según señalan los opositores
Como es tan alto el premio, todo proceso de oposiciones conlleva la lupa del que puede quedarse fuera. Hay precedentes de exámenes que se han tumbado. No solo en la docencia, pero también en la docencia. Y es lo que revoloteaba con tres exámenes de especialidades esta pasada semana en Andalucía. En el caso de Biología, porque se han fundido en un bloque final dos bloques del temario, rompiendo con las reglas de que, por ejemplo, el mundo animal vale una cuarta parte.
En el caso de Pedagogía Terapéutica, un caso práctico, como resumía esta semana una opositora, implicaba justificar que dos más dos son cinco, porque el caso que se presentaba ponía por delante una posibilidad que va contra las reglas de la propia Junta.
En el caso de Audición y Lenguaje, los exámenes, por un error de una empresa y por el que pidió disculpas la Junta el primer día, el examen llegó tarde a algunos opositores, que tuvieron que esperar para comenzar más que otros compañeros, y que alegan que llegaron más cansados al final de la prueba, lo cual rompe con la igualdad. Hay grupos moviéndose para organizarse en Málaga, Granada o Huelva, para tumbar las pruebas. Una chica convocada a las 8 de la mañana que debía empezar a las nueve arrancó con su examen a las 10:45, casi dos horas más tarde, que fueron de desgaste, cansancio, y al final de la mañana, hambre que no tuvieron quienes empezaron a su hora. Pero hay más. Porque los temas en una sede se pusieron en la pizarra y, sin poder empezar la prueba, hubo gente que hablaba entre ella. La Junta dice que todos empezaron a la misma hora, a las 10:45, así que eso habría supuesto una absoluta igualdad.
La próxima semana saldrán las notas. Y según quién y cómo se sienta perjudicado, el camino a intentar tumbar las pruebas está ahí. Quedaría aún un examen oral para quienes aprueben, el último corte hacia el ansiado título. ¿Qué tiene que perder alguien?
Los tribunales, el estrés y la ansiedad
Para elaborar este reportaje, ha habido comunicación con varios opositores indignados. Pero mayoritariamente prefieren esperar a dar la cara con nombre completo y apellidos, porque aunque es una prueba "teóricamente anónima", temen la represalia. Mejor esperar, dicen. Quizás es exagerado pensar eso, pero para qué jugártela convirtiéndote en quien se hace la foto para denunciar posibles irregularidades. Porque es eso de lo que hablan, de irregularidades. Si aprueban, lógicamente, se olvidarán todos. Si suspenden, hasta ser citado en un artículo periodístico quedará como un "¿y si ha sido por eso que no aprobé?".
Dentro de esas denuncias, a menudo realizadas en grupos de Facebook, hay de todo. Y luego lo explican cuando se pide ampliar cualquier situación denunciada. En Córdoba, varias personas explican que se produjo una grave negligencia cuando salió una bola en el sorteo de temas y fue anulada porque "el bingo no está suficientemente removido".
En otro caso, denunciaba la Asamblea de Interinos, a una chica no le dejaron salir al baño mientras tenía la regla y señala que tuvo que cambiarse en la propia sala. En otra situación en Sevilla, una chica denuncia que vio cómo su presidente del tribunal trataba de forma "poco empática" a los opositores. Una persona con faringitis pidió con justificante médico tomar caramelos para la garganta y le dijeron que no, que si estaba mala que se hubiera quedado en el hospital. Otra persona sufrió un ataque de ansiedad, pidió salir al pasillo a respirar y le dijo que no, que respirara lentamente, en testimonios recabados por Patricia Merello.

Son situaciones caóticas la de estos exámenes, con muchas personas muy nerviosas en más de 500 tribunales. Preguntada la Junta de Andalucía por todos estos casos, fuentes de la Consejería señalan: "Los tribunales trabajan de una manera muy profesional, teniendo en cuenta que es un proceso selectivo con más de 38.000 aspirantes, en el que se pueden producir algunas situaciones derivadas de la trascendencia que para los aspirantes tienen estas pruebas, y que se abordan de la mejor manera posible siempre en el marco de la normativa".
Si bien es imposible estar exentos de situaciones que nadie querría vivir: "En todo caso, como ocurre en cada convocatoria, la Consejería llevará a cabo una evaluación de todas las actuaciones con el objetivo de mejorar implementando las medidas que sean necesarias". Sobre el caso de la chica con la regla, la Junta siempre ha defendido que los opositores tienen derecho a ir al baño. ¿Qué ocurrió entonces? No está nada claro.
Los exámenes se miran a conciencia, dice la Junta
Sobre el desarrollo de las pruebas, la Junta defiende que lo que se puso en los exámenes es más que correcto. "Las pruebas son elaboradas por las comisiones de selección, compuestas por funcionarios docentes de carrera del Cuerpo y Especialidad correspondiente, o en su caso por un inspector de educación. Desde 2020, como contempla la norma nacional, en los procedimientos selectivos de Andalucía se introdujo la figura del asesor del presidente de la comisión para tener un mayor grado de supervisión en la elaboración de las pruebas y evitar posibles errores".
Esa es la primera respuesta administrativa. Pero si alguien intenta reclamaciones o directamente que se repita el examen, eso escapa al deseo primero de la Consejería de Desarrollo Educativo. Sobre las dudas sobre Biología y Pedagogía Terapéutica, donde las quejas van sobre el contenido, señalan estas fuentes que ambas situaciones "se ajustan a la norma".
Pero la prueba, su dificultad, el hecho de que sean las mayores oposiciones de España, que haya tanta gente que se juega tanto, obliga a repensar continuamente todo. "En todo caso, como ocurre en cada convocatoria, la Consejería llevará a cabo una evaluación de todas las actuaciones con el objetivo de mejorar implementando las medidas que sean necesarias". No está sobre la mesa, en general, para las administraciones públicas, cambiar estos modelos de oposición memorística que llevan al límite mental a los aspirantes. Un nuevo abordaje que evalúe otras capacidades es complicado porque quizás sería menos objetivo que rellenar preguntas y respuestas.
Y ese primer filtro parece que sigue siendo el menos malo. Por más que provoque ataques de ansiedad. Quién no lo tendría si la meta es la promesa de una vida mejor, donde igualmente vives situaciones estresantes propias de un docente -una de las profesiones con más bajas laborales por salud mental-, pero que las vives igual en la privada, en un concertado o de interino. Al menos aquí te abren las puertas de los bancos para concederte una hipoteca. El paraíso laboral, diría alguno.


