Docentes que ahora son 'autoridad' en Andalucía: "Nos visibiliza, pero no soluciona los problemas"

Varios trabajadores de la educación pública andaluza analizan el nuevo decreto de la Junta de Andalucía con el que se pretende recuperar el estatus de maestros y profesores y evitar agresiones en las aulas

Verónica, docente en el IES Alvar Núñez de Jerez.
Verónica, docente en el IES Alvar Núñez de Jerez. JUAN CARLOS TORO
20 de diciembre de 2025 a las 08:00h

Desde hace varios años, la comunidad educativa andaluza viene sufriendo una situación muy similar a la de los sanitarios. El ambiente de las aulas cada vez es más complicado y se traduce, en última instancia, en agresiones a los docentes que llegan desde los alumnos, pero también desde sus padres. Profesores de todas las etapas educativas se han visto obligado a pedir a las administraciones cierto grado de protección ante la pérdida de autoridad que han sufrido en los cursos recientes.

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La Junta de Andalucía ha aprobado un decreto para establecer la autoridad del profesorado.   JUAN CARLOS TORO

La Consejería de Desarrollo Educativo ha movido ficha esta misma semana con la aprobación del decreto que desarrolla la Ley de Reconocimiento de la Autoridad del Profesorado. Con esta normativa se consolida el estatus de autoridad en el docente y se garantiza la asistencia jurídica y psicológica gratuita por parte de la Junta de Andalucía a través de la Unidad de Apoyo al Profesorado en caso de que alguno de estos profesores y maestros se vea implicado en una de estas situaciones de conflicto. Del mismo modo, el testimonio de los docentes tendrá presunción de veracidad. Sin embargo, aunque los docentes reconocen que es un paso importante, apuntan a que esta nueva normativa no va a la raíz de los problemas.

Verónica es docente de FP en el IES Alvar Núñez de Jerez, un centro donde el director fue agredido por un padre el pasado mes de mayo. "Es una medida donde se visibilizan los problemas que tenemos en el aula y los conflictos que existen a diario con padres y alumnos, pero no deja de ser una medida barata que no soluciona nada", apunta en palabras para lavozdelsur.es.

Esta profesora, con 15 años de experiencia en la profesión, señala que existe una "realidad" en la cantidad de agresiones, profesores con ansiedad o que, incluso, tienen que darse de baja por las situaciones que viven. "Hay compañeros que me han llegado a decir que quieren dejar la profesión". Aunque no hay una causa concreta de estas situaciones, Verónica ve un paralelismo con lo que viven los sanitarios. "La gente se pone nerviosa, no saben de dónde vienen los problemas que tenemos y acaban pagándolo con los profesores. El profesor intenta sacar adelante esos problemas, pero estamos con grandes niveles de estrés y muchas carencias y eso se nota en el aula", afirma. Estos problemas a los que se refiere esta profesora de Instituto tienen que ver con la ratio y las clases de 35 alumnos o con las circunstancias de cada uno de ellos ya que en muchas ocasiones no hay personal específico para atender a los que tienen necesidades especiales.

"Está muy bien que haya una base de datos para que me den apoyo psicológico porque visibiliza el problema, pero eso no soluciona los motivos de la sobrecarga de trabajo", añade. 

Sobrecarga burocrática

Otra docente de un centro de la provincia de Cádiz cree que la nueva norma tampoco va a ayudar a recuperar la autoridad del profesorado si no hay una unificación de criterios. "¿Qué autoridad vamos a tener si después no se siguen unas pautas comunes y dejan autonomía a los centros para que cada uno tome las medidas y establezca las consecuencias?", esgrime. Esta misma maestra también incide en que en los centros de primaria no se registran las conductas contrarias de los alumnados porque es como "una mancha" para el centro. Además, en los últimos años "los padres vienen exigiendo por qué se han puesto determinadas notas y los niños actúan como ven a sus padres. Estamos juzgados por todos lados".

Desde las aulas esperan que esta nueva normativa no sea papel mojado. Dicha docente asegura que "burocráticamente estamos ahogados y parecemos administrativos. La frase de que los colegios se están convirtiendo en guarderías es verdad. Las faltas de respeto que sufrimos son porque los padres siempre están cuestionando nuestro trabajo. Hemos pasado de que se diga 'si el maestro te ha reñido será por algo, a ahora mismo voy a hablar yo con el maestro'".

Verónica cree que el estatus de los docentes ha bajado mucho en comparación a otras épocas. "Somos pringaíllos. Es mentira eso de que vivimos muy bien. Ahora con tener que fichar o la cantidad de inspecciones es la propia administración la que pone en duda a los docentes y eso se transmite a la sociedad", comenta. A todo ello hay que sumar que en las aulas hay alumnos que no quieren estar allí y lo hacen obligados sin que se haya encontrado una fórmula para que no afecte al día a día. "La solución es bajar la ratio, aumentar el personal de orientación, las plantillas y el apoyo a la diversidad y, por último, la desburocratización del trabajo".

La pérdida de confianza global en la educación

Desde un centro más pequeño, donde la ratio no es tanto problema, un profesor consultado por lavozdelsur.es apunta directamente al sistema en la pérdida de autoridad del profesorado. "La autoridad es poca porque lo que se exige por parte del centro, de la ley educativa y del profesorado es poco. Si sabes que haciendo poco apruebas, el nivel de exigencia termina bajando".

Otra de las cuestiones que este docente señala en relación a los problemas que existen en las aulas tiene que ver con algo ya mencionado anteriormente. "El intento de integrar al alumnado con necesidades especiales en el ámbito educativo es positivo para no dejarlos atrás, pero si no se hace bien, el profesorado no está formado para ello y no están claras las competencias con los PT y los orientadores, se traduce en que no se le presta atención ni a esas personas ni al resto. El sistema está en medio de la nada. Faltan pautas y coordinación. La autoridad del profesorado termina bajando porque al final el alumnado ve que no eres capaz de responder".

Lógicamente, los cambios sociales vividos en las últimas décadas influyen. "Antes había más predisposición de las familias a dejar en manos de los docentes parte de la educación de sus hijos e hijas. Ahora no se cree que la escuela vaya a salvar a sus hijos del paro o de la marginalidad en los casos extremos. Antes era una salvación y mucha gente se lo tomaba así. El ámbito educativo tenía otra proyección. Ahora se limita a sacar una nota más alta para entrar en algún sitio, pero no se confía en la educación para ser mejores personas".

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Emilio Cabrera.

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